NUEVA YORK -- Roger Clemens solía tener un refrán para noches como la que los Yankees de Nueva York tuvieron ante los Vigilantes de Texas el viernes: "Yo te puedo sacar cuatro outs", decía él, "pero no te puedo sacar cinco".
Era su manera de decir que un lanzador de Grandes Ligas debía poder sobreponerse a un error, pero que incluso para los mejores, era demasiado pedirles que se sobrepusieran a más de eso.
Pero eso es precisamente lo que Michael Pineda hubiese tenido que hacer para siquiera tener alguna oportunidad de victoria ante los Vigilantes, quienes capitalizaron par de errores de los Yankees, incluyendo uno del propio Pineda, para anotar siete carreras en una desgraciada tercera entrada que terminó siendo la diferencia en el juego. Incluso a pesar que los Yankees pelearon para venir de atrás en par de ocasiones - con un hit como emergente, un cuadrangular de tres carreras de Garrett Jones en la octava y otro solitario de Mark Teixeira en la novena - y la anotación final fue un engañoso y cerrado 10-9, este partido se decidió en gran medida luego del primer tercio del juego.
Para ser justos, Pineda no tenía su mejor repertorio y ni siquiera pudo sacar el primer out de la tercera entrada - o en realidad, el tercero si contamos los dos que los Yankees desperdiciaron - hasta que seis carreras cruzaron el plato. Pero cuando comienzas una entrada con bases llenas sin outs porque el lanzador jugó mal lo que debió haber sido un toque de sacrificio fácil, y te encuentras abajo por par de carreras porque el torpedero echo a perder un rodado potencial para doble matanza, esto tiende a poner nervioso al chico en el montículo y a inculcarle un sentido de premonición a un equipo que está inmerso en un tipo de mala racha como la que han tenido los Yankees últimamente.
"Les regalamos demasiados outs y demasiados corredores y eso nos costó el juego", dijo Joe Girardi. "Esa ha sido la diferencia. Nos ha estado ocurriendo en esta racha un poco y eso nos ha costado un par de juegos".
El error de Pineda, un mal tiro a la inicial que sacó de la base a Teixeira, y el que cometió Didi Gregorius, quien atacó un rodado que pudo haber sido una doble matanza, pero la bola no entró en su guante, permitió que anotaran dos carreras, preparando el escenario para el desastre que le siguió: un sencillo remolcador de Shin-Soo Choo, un monstruoso cuadrangular de tres carreras de Prince Fielder (su primero de dos que logró en la noche) y otro bambinazo solitario de Mitch Moreland que puso en ventaja a los Vigilantes 7-0 luego de tres entradas.
"En la tercera entrada, nos pasó algo", dijo Pineda. "Cometimos par de errores, yo cometí algunos errores, permitimos siete carreras y pienso que perdimos el juego en esa entrada".
A pesar de todo lo que ocurrió luego de eso, resultó ser que Pineda tuvo razón. Una derrota 10-9 es lo mismo que una 7-0, solo que esta tiende a molestar un poco más. No solo por Pineda, quien ha sido el as del cuerpo de abridores de los Yankees esta temporada, y quien lanzó de forma pobre por segundo partido consecutivo, sino que una vez más, el cuadro interior de los Yankees, que fue construido no tanto para producir carreras como para salvarlas, terminó cometiendo los errores que aseguraron que perdieran por cuarta ocasión seguida y octava en sus pasados nueve partidos.
Esto no fue lo que quería lograr el gerente Brian Cashman cuando firmó a Gregorius para reemplazar al inmovil pero confiable Derek Jeter en el campocorto, y cuando buscó a Chase Headley para que fuera su antesalista regular, y cuando trajo de vuelta a Stephen Drew para jugar en la segunda base a pesar de haber bateado apenas .150 para los Yankees en 46 juegos la temporada pasada. Se supone que estos chicos le hicieran la vida más fácil al lanzador, no más difícil - y aun así, luego de 42 juegos celebrados en la temporada, los Yankees han cometido 31 errores, la tercera peor marca en la Liga Americana, y la cuarta peor entre todos los equipos de Grandes Ligas.
Y de los ocho equipos que han cometido 30 o más errores en esta temporada, cinco de ellos - los Atléticos de Oakland, los Cerveceros de Milwaukee, los Filis de Filadelfia, los Indios de Cleveland y sí, los Vigilantes de Texas - se encuentran entre los peores equipos en el béisbol. La correlación es clara: Los equipos malos cometen errores, y los errores hacen malos a los equipos.
Headley y Gregorius han cometido más de la mitad de los errores del equipo esta temporada. Los nueve errores de Headley son casi tantos como los que cometió en toda la temporada pasada. Gregorius, quien tiene seis, quizás tendría más de no haber sido por alguna ayuda generosa de los anotadores oficiales a principios de temporada.
El juego de Gregorius en el terreno ha sido especialmente sorpresivo, considerando que su adquisición se hizo para llenar lo que se consideraba un gran hueco en el cuadro interior de los Yankees creado por la falta de alcance de un Jeter con 40 años. Pero aunque Gregorius ha demostrado habilidad para hacer jugadas con las que Jeter ni siquiera podia sonar, ha sido mucho menos confiable en lo que deberían ser jugadas de rutina para un torpedero de Grandes Ligas. (En lo que sería una gran ironía, el bate de Gregorius, que no es catalogado como uno bueno, tuvo a su cargo las tres carreras que lograron los Yankees el viernes en la noche con su jonrón en la cuarta entrada luego que el daño ya estaba hecho).
Girardi, como es su costumbre, trató de excusar el error de Gregorius con el viejo refrán de los managers: "Yo lo miro como que probablemente trató de hacer de más. Solo logra un out, pienso que eso es lo más importante. No creo que tuviese oportunidad de lograr dos".
Pero realmente no tuvo una explicación racional para la jugada de su cuadro interior; luego que Headley cometiese un error que permitió que llegara a base la eventual carrera de la victoria en la séptima entrada de la derrota del miércoles 3-2 ante los Nacionales de Washington, este es el mejor análisis que Girardi pudo ofrecer: "Es difícil decir".
Pero es fácil ver que con una ofensiva que rara vez pone los números que puso el viernes en la noche, los Yankees no pueden darse el lujo de permitir outs adicionales o pedirle a los lanzadores que consigan outs adicionales.
Para un lanzador promedio, sacar solo tres outs es suficientemente difícil. Solo los mejores te pueden sacar cuatro.
¿Pero cinco? Eso es pedirle demasiado a cualquiera, y el viernes en la noche fue demasiado para que los Yankees le pidieran eso a Michael Pineda.