MÉXICO -- Una final más para LeBron James. Mucho que perder y poco que ganar. LeBron tendrá que luchar no contra Stephen Curry, no contra los Warriors sino contra un fantasma... el de Michael Jordan.
Por cada logro de James, por cada record, por cada muestra de su extraordinario talento, habrá siempre una réplica y una comparación. Pero, ¿es justo medir a LeBron en función de la sombra de Jordan? La primera comparación en la que James queda mal parado son las finales ganadas. Jordan conquistó las seis que jugó y fue más valioso en todas ellas. Lebron ha perdido una más de las que ha ganado y la última ante los Spurs fue particularmente contundente.
Jordan tuvo que esperar siete años en la liga para llegar a su primera final de NBA. Lo hizo con 27 años y junto a sus Bulls venció a los Lakers de Magic Johnson, toda una declaración de intenciones. Pero su majestad no estaba solo. Scottie Pippen promedió más de 20 puntos por partido y comandó a Chicago en rebotes con casi 10 por encuentro en aquellas finales. Un año más tarde la víctima fueron los Blazers de Clyde Drexler. Jordan volvió a comandar a los Bulls con más de 35 puntos por encuentro pero Pippen promedio más asistencias y rebotes que nadie en Chicago y volvió a ser el cómplice perfecto de Jordan.
La historia de LeBron y las finales es muy diferente. Llegó a su primera con solo dos años de experiencia en la liga con apenas 22 de edad. En el quinteto abridor de que aquellos Cavs que retaban a San Antonio en 2007 le acompañaban Drew Gooden, Larry Hughes, Sasha Pavlovic y Zydrunas Ilgauskas... un grupo nada prometedor. Los Spurs barrieron y Lebron no volvió a saborear las finales hasta 2011. Con el Heat, James perdió su primera y su última final pero en 2012 y 2013, ante Oklahoma y San Antonio respectivamente, cargó con el equipo al que comandó en puntos, rebotes y asistencias en ambos títulos, con Dwayne Wade y Chris Bosh en segundo plano.
Para medir el impacto que Lebron ha tenido en sus equipos solo basta con mirar hasta donde llegaron sin él. Esta temporada, la primera sin James en cinco años, el Heat gano solo 37 juegos y perdió 45, un record que no le alcanzo para entrar entre los ocho mejores de una Conferencia Este etiquetada de mediocre. Más fuerte fue la caída de los Cavs cuando Lebron decidió llevar sus talentos a South Beach en 2010. De ganar 61 juegos y terminar con el mejor record de su conferencia con James a la cabeza, Cleveland pasó a ganar solo 19 y perdió 63 al año siguiente para terminar con el segundo peor record de toda la NBA.
Los Bulls de Jordan eran un poco más que un elenco de reparto. Con Su Majestad dedicado al béisbol en 1994, el Chicago de Pippen y compañía ganó 55 juegos en la temporada regular y se quedó a un paso de la final de conferencia después de perder en siete juegos ante los Knicks de Patrick Ewing y John Stark.
Puede que Lebron jamás sume los seis anillos de Jordan, y está claro que nunca tendrá el impacto global de Su Majestad con su clavada desde el tiro libre, sus zapatos mágicos, sus comerciales y sus innumerables tiros ganadores; pero James hace historia por sus propios medios.
Hoy vuelve a llevar a un equipo regular al escenario más importante. Sin Kevin Love, sin Varejao, con Kyrie Irving golpeado. Sin ellos anotó 37 puntos tomó 18 rebotes y dio 13 asistencias para acabar casi solo con los Hawks en el juego tres de la final de conferencia. El hombre que puede jugar y defender todas las posiciones en el baloncesto tiene mucho que perder ante Golden State, pero si gana su tercer anillo de campeón agrandará un poco más su propia leyenda, la del hijo pródigo que regresó para darle a Cleveland su primer título deportivo en más de medio siglo.