Cada vez que parece que los Medias Rojas de Boston han finalmente tocado fondo, encuentran nuevas formas de caer más bajo, en una oscuridad sin precedents. Ellos estaban jugando terrible, y entonces Wade Miley el jueves se tiró una rabieta en el dugout de Boston luego que el manager John Farrell tuvo la valentía de quitarle la pelota en respuesta a su actuación, en la que permitió nueve hits y cinco carreras en cuatro entradas.
Entonces el viernes, luego que Farrell de forma políticamente correcta y amable lidiara con el incidente de Miley al decir que lo que hizo el zurdo fue inaceptable, los Medias Rojas desperdiciaron una ventaja de siete carreras ante los Azulejos de Toronto -- y en el Fenway Park, donde los fanáticos expresaron su sentimiento ruidosamente por el colapso. En la séptima entrada del viernes, según escribe Tim Britton, murió la temporada de Boston.
Yo no estoy de acuerdo con ese diagnóstico. Los frágiles Yankees fueron apaleados en Baltimore esa misma noche, así que el déficit de Boston en la débil División Este de la Liga Americana se mantiene en siete juegos. Una buena semana de béisbol podría poner en pie nuevamente a los Medias Rojas.
Pero hemos visto pocas señales de que estos Medias Rojas, tal y como están construídos en la actuales, sean capaces de tener una buena corrida de juego fuerte, y el incidente de Miley sugiere que existen malas vibras internas. ¿Cómo un jugador se va a sentir cómodo al demostrar ese tipo de comportamiento frente a sus compañeros? ¿Acaso otros compañeros dieron un paso al frente y le dijeron a Miley que estuvo mal lo que hizo? Porque como diría cualquier manager, un mensaje de un compañero puede ser más efectivo que de parte de un manager o un coach.
Los Medias Rojas necesitan hacer cambios tan pronto como sea posible para comenzar a ganar partidos de béisbol, un concepto tan simple que muchas veces pasa por alto.
El otro día en el camerino de los Gigantes, a Matt Duffy se le preguntó por su promoción a ser el antesalista regular del equipo, y él explicó que se había enterado del descenso del anterior abridor Casey McGehee del propio McGehee. El veterano llevó a Duffy a un costado del camerino y le dijo que lo estaban sacando del roster, y McGehee le explicó que él había tenido una experiencia similar temprano en su carrera en Milwaukee, donde él reemplazó a Bill Hall. Por demasiado tiempo, dijo McGehee, él se sintió mal por haber reemplazado a Hall, y McGehee quería asegurarse de que a Duffy no le pasara lo mismo.
McGehee está de vuelta en Grandes Ligas con los Gigantes, pero Duffy sigue siendo el antesalista regular, y recibiendo consejos en su labor por parte de McGehee, al mantenerse apegado a la devoción tradicional del equipo de ganar partidos. Barry Zito, el jugador mejor pagado del equipo en el 2010, fue sacado del roster y no se quejó; en cambio, apoyó a sus compañeros. El año pasado, Sergio Romo fue sacado del rol de cerrador y lo manejó con gracia antes de firmar de vuelta con los Gigantes en la temporada baja como agente libre. En el otoño pasado, Tim Lincecum, un dos veces ganador del Cy Young, fue movido al bullpen de San Francisco y no mostró ni un ápice de descontento porque él entendió que la decisión estaba basada en su rendimiento y en lo que le daba la mejor oportunidad de ganar a los Gigantes.
Los Medias Rojas deben tratar de ponerse en este lugar, nuevamente, tal y como les pasó en el 2013. Y hay algunos pasos necesarios que deben tomar:
1. El dueño John Henry necesita sentarse con David Ortiz para discutir su rol.
Ortiz es una figura histórica en los Medias Rojas cuyo legado comenzó a tomar forma muchísimo antes de que Ben Cherington fuese el gerente y John Farrell el manager. Es por esta razón que Henry y el presidente del equipo Larry Lucchino deberían pautar una cena con Ortiz y asegurarle: "David, tu eres una parte importante del pasado del equipo y una parte importante del futuro del equipo, alguien que va a ser recordado aquí por muchísimo tiempo luego de que finalice tu carrera, y tenemos que hablar sobre tu lugar en este equipo en el 2015..."
El rendimiento de Ortiz ante los lanzadores zurdos se ha convertido en un gran problema. Su porcentaje de embasamiento es de .123 ante ellos, el peor de cualquier bateador en las mayores con por lo menos 50 apariciones ante los zurdos en esta temporada. Esta situación ha sido una granada emocional para Farrell debido al orgullo y la estatura que tiene Ortiz, y por todo lo antes mencionado, sería mejor para Henry el manejar esto de Ortiz de forma directa, con todo el peso del respeto de la organización hacia él. Henry, Ortiz, Cherington y Farrell pueden concretar un plan, y las posibilidades de Ortiz dentro del equipo podrían ser mejores si es parte del proceso.
La temporada pasada, los Yankees pretendieron todo el año que Derek Jeter era lo suficientemente bueno para batear en la parte superior de su alineación y que fuera su torpedero regular, siendo uno de los peores a la defensiva en las mayores, estadísticamente hablando. Nunca sabremos si esto pudo haber hecho la diferencia para que los Yankees llegaran a la postemporada, pero no les ayudó el hecho de que siguieran pretendiendo que Jeter era una especie de Mago de Oz en vez de un mero mortal detrás de un cortina de problemas. Los Medias Rojas no deben cometer ese mismo error.
2. Los Medias Rojas necesitan decidir por cuanto tiempo van a esperar para que Mike Napoli comience a batear.
Napoli está bateando .200, con un OPS por debajo de los .700 mientras maneja una posición importante a la ofensiva (primera base). Boston se ubica en el puesto 29 en producción de OPS desde el puesto de primera base y está en el puesto 26 en remolcadas. Los Medias Rojas tienen que mejorar aquí. Napoli está en el último año de su acuerdo de dos temporadas, y los Medias Rojas tienen la flexibilidad de moverse, e identificar un reemplazo, ya sea interno o de afuera de la organización.
3. Los Medias Rojas deben flexionar su profundidad.
Si llegan a unas decisiones sobre Ortiz y Napoli, entonces la oficina central y Farrell estarán en posición de simplemente seleccionar los mejores pareos para un día en particular. Quizás eso incluya el ascenso de Jackie Bradley Jr., quien, junto con Mookie Betts y Rusney Castillo, podrían darle a Boston unos excelentes jardineros a la defensiva. Quizás eso signifique mover a bateadores diferentes a lugares poco conocidos en la alineación.
4. Se debe aplicar el estándar más básico para la toma de decisiones.
Cuando los equipos suben a jugadores de liga menor, con frecuencia los managers recitan una versión de esta oración: Este es el chico que el cuerpo de entrenadores de liga menor piensa que nos puede dar la mayor oportunidad de ganar.
Los Medias Rojas necesitan adherirse a este mantra con su cuerpo de lanzadores. ¿Acaso es Miley - y su efectividad de 5.07 - en realidad uno de los cinco mejores abridores de la organización? ¿Hay alguien más en las menores que lo pueda hacer mejor?
Boston tenía un plan de pitcheo concreto al entrar a la temporada, y ese plan no ha funcionado. Ahora se tienen que hacer todos los ajustes necesarios - y tan pronto como sea posible. La temporada de los Medias Rojas no ha muerto; todavía les queda algo de pulso restándoles exactamente 100 partidos en el calendario. Pero a menos que Boston juegue mejor, se corren el riesgo de convertirse pronto en irrelevantes en la contienda por los playoffs en el Este de la LA.