Max Scherzer podría estar jugando un juego de "¿puedes superar esto?" consigo mismo para beneficio de os Nacionales de Washington, porque apenas una salida después de haber ponchado a 16 Cerveceros mientras permitía un solo hit, Scherzer tiró el primer partido sin hits de su carrera a expensas de los Piratas de Pittsburgh, venciéndolos 6-0.
Scherzer fue casi perfecto al máximo, al retirar los primeros 26 bateadores y llevando a dos strikes a José Tábata. Casi casi, y se quedó tan cerca, pero Scherzer lanzó demasiado pegado a Tábata en su séptimo envío del turno en conteo de 2-2, golpeando al jardinero reservista en el protector del codo para perder la oportunidad de completar el primer juego perfecto en el béisbol desde la improbable trifecta de juegos perfectos logrados por Philip Humber, Matt Cain y Félix Hernández en 2012.
La defensiva siempre juega un rol clave en cualquier juego de este tipo, y el partido del sábado no fue la excepción a pesar que este equipo de los Nacionales se ubica en el último lugar en la LN en Eficiencia Defensiva con porcentaje de apenas .661 de convertir las pelotas en juego en outs. La joyita que salvó el partido fue la del intermedista Danny Espinosa para retirar a Pedro Álvarez para cerrar la octava: Con la formación especial a la defensiva puesta para Alvarez, que gusta de jalar la pelota, Espinosa tuvo que moverse mucho hacia su derecha, hacia la segunda base para atrapar una pelota que ya había sobrepasado a Ian Desmond. Espinosa tuvo que recurrir a toda la fuerza de su brazo para sacar de out a Alvarez - y lo logró.
El partido sin hits mejoró la marca de Scherzer a 8-5 y reforzó su caso para colocarse por encima de Gerrit Cole de Pittsburgh por el honor de abrir el Juego de Estrellas por la Liga Nacional ahora que su efectividad anda por 1.76. El apoyo ofensivo - algo que está más allá del control de Scherzer - no ha sido consistente, con los Nacionales anotando apenas 3.8 carreras por juego para él. Fue el sexto juego de la temporada para Scherzer en esta temporada con 10 o más ponches, todos ellos en sus últimos 10 turnos. Con una tasa de ponches de 33.5 por ciento en esa racha, está prácticamente ponchando a un bateador cada tres turnos. Dondequiera que lance en ese partido, se aprovecha de tres a seis bateadores de los que enfrenta.
Scherzer p
udo haber dejado una mala primera impresión con su argumento para que acaben las discrepancias entre las ligas en cuanto al uso del bateador designado, pero vale la pena decir que no tiene otras razones para lamentarse de su decisión de moverse al más viejo de los circuitos. Ahora, el no solo se está quejando ocasionalmente, sino que está elevando su queja formal, y las únicas personas que lamentan eso son los 29 equipos que no lo pueden tener en su roster.