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Filis necesitan más que un nuevo manager

Ryne Sandberg se cansó de perder y dio un paso al costado. El miembro del Salón de la Fama de Cooperstown renunció a seguir dirigiendo a unos Philadelphia Phillies que se hunden cada día más.

Sandberg, quien jugó con los Filis en 1981 los primeros 13 juegos de su carrera antes de ser canjeado a los Cachorros de Chicago y labrar un legado de lujo, justificó su decisión porque "odia perder". Así de simple.

Había llegado de manera interina a la dirección de Filadelfia en el 2013, cuando fue despedido Charlie Manuel. Al concluir la campaña, fue ratificado oficialmente en el puesto.

Sandberg fracasó en el intento de devolver al equipo a la senda victoriosa y se va con el quinto peor récord como manager de un inmortal de Cooperstown (119-159).

Su sustituto, al menos por ahora, será el coach de tercera base Peter Mackanin.

Entre el 2003 y el 2012, los Filis habían hilvanado una cadena de diez temporadas seguidas con récord positivo, con cinco visitas a la postemporada y dos a Series Mundiales, de las cuales ganaron una, en el 2008.

Pero el otrora estrella de los Cachorros heredó un equipo veterano, con más nombres que hombres, como Jimmy Rollins, Ryan Howard, Chase Utley, Carlos Ruiz o Cliff Lee, a quienes los años les pasó la cuenta.

Utley no es ni la sombra de aquel intermedista que fue seis Juegos de Estrellas, cinco de forma seguida entre el 2006 y el 2010.

Ryan Howard está lejos de aquel Novato del Año del 2005, capaz de impulsar más de 100 carreras seis veces en fila y liderar en dos campañas a los jonroneros de la Liga Nacional.

Lee ya no existe, como tampoco Roy Halladay; Rollins se fue a los Dodgers de Los Angeles para confirmar que está acabado y el panameño Ruiz ya casi no puede sacar corredores en intentos de robo de bases.

Encima de eso, Cole Hamels, la estrella del pitcheo, ha tenido que trabajar toda la campaña en medio de rumores de cambio, algo que también sucede con su cerrador Jonathan Papelbon.

Así es muy difícil dirigir, es cierto. Pero, abandonar el barco no parece ser la salida más inteligente.

Desde el punto de vista económico, al retirarse, libera al equipo de cualquier responsabilidad financiera, a diferencia de ser despedido, en que los Filis habrían tenido que pagarle hasta el último centavo de su contrato.

Sandberg odia perder -- ¿quién no? Pero perder es algo a lo que este caballero debía estar acostumbrado, tras pasar 15 de sus 16 temporadas en Grandes Ligas con los Cachorros, sempiternos perdedores.

Dirigir nunca será fácil, pues más allá de ordenar estrategias en el terreno, se trata de aunar caracteres disímiles en pos del común objetivo de la victoria.

Pero siempre es más fácil comandar un equipo sólido, con estrellas en cada posición y en los cinco puestos de la rotación abridora.

Sandberg no vio más allá del momento. No fue capaz de percatarse de que hombres como el dominicano Maikel Franco o el venezolano Odubel Herrera pueden marcar el comienzo de grandes cosas.

Un cambio de manager no va a resolver las cosas en Filadelfia, donde hace falta un nuevo gerente general.

Rubén Amaro heredó el buen trabajo de desarrollo de sus precedesores Ed Wade y Pat Gillick y no supo mantenerlo, al dejar que se envejeciera el equipo y se ahogara entre contratos que no se justificaron sobre el terreno.