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El 'Piojo', entre imprudencia y temeridad

SANTIAGO -- Entre la audacia y la inconciencia. Entre la temeridad y el suicidio. Entre el sadismo y la inocencia. No parecen tiempos para experimentos y aun así se mete a poner sus ideas en probetas frágiles.

Cuando Miguel Herrera veía su ensayo desmoronarse en el primer tiempo, con ese 0-2 a favor de Costa Rica, la histeria era general. Jugaba el Tri sin un eje sustancial que fuera dique y puente. Les exigió esa labor a Carlos Vela y a Gio dos Santos. O no supieron o no pudieron o no quisieron. Y Andrés Guardado y Héctor Herrera, sin poder ser soluciones, fueron cómplices.

Y convencido, apabullado, por la mentecatez de sus experimentos cuando la Copa Oro está a diez días de ponerle cita y exigencias, puso después a cada quien en su sitio, dejó de inventar, de investigar, de improvisar, de ensayar, y el Tri igualó 2-2, y pudo romper el equilibrio cómodamente, pero se rehusó, aunque al final, lo pudieron hacer también los ticos.

Si la osada insensatez de Herrera tiene fundamentos reales en el trabajo de la semana, entonces seguramente está amparado y convencido de que sabe cómo y sabe con quiénes irá al frente en esta Copa Oro.

Atreverse a romper el orden y el equilibrio, fundamentales en sus estrategias, podría significar un ensayo para lo que debe enfrentar ante tres seleccionados nacionales que, en este momento, están muy por debajo de Costa Rica.

Ante Guatemala, Trinidad y Tobago, y Cuba puede entenderse esa desmesura, esa arrogancia de poner a sus tres mejores atacantes, sin equilibrio, aunque el despropósito evidenciado ante los ticos debe hacerlo cavilar.

Hábil, sabedor de las virtudes, los ajustes para el segundo tiempo, con Esquivel y Vázquez, dieron frutos de inmediato. Retomó pelota, control, posición y posesión, y sólo volvió a perderlos, cuando la cascada de cambios rayó, como es lamentablemente natural y obvio, en los juegos amistosos, en una burda pachanga, mientras Costa Rica se lo seguía tomando muy en serio.

¿Volverá a experimentar ante Honduras en Houston o ya le dará sentido final a su verdadero once inicial?

Cierto, ambos partidos, que por reglamento debería haberlos prohibido la Concacaf -sí, la acéfala, desprestigiada, humillada Concacaf-, son estrictamente de preparación. Al final, es la base mundialista, aunque a los aficionados y a algunos analistas los ponga histéricos el no entender las razones claramente de estos experimentos contrarreloj.

Es obvio, sin embargo, que en ese estado de inconsciencia o de imprudencia o de osadía calculada, Miguel Herrera agita un avispero que ya cascabeleó desde su tuit ecológico, pasando por la eliminación en Copa América, hasta irse al otro extremo y lanzar tuits casi terroristas a través de su cuenta.

Es decir, el horno no está para bollos, pero Miguel Herrera se atreve a la irracional ligereza de meter las manos sin guantes al fuego por sus propias creencias.

Las turbulencias que levantó contra él ese 0-2, se disiparon en brisas cuando Giovani y Javier Hernández pusieron el 2-2, en una tregua que le permitió al 'Piojo' volver a experimentar en lugar de mantener la plantilla y marcar la ventaja.

Así, queda claro que ese 0-2 ni es para apretar botones de histeria y alarma, como tampoco el 2-2 es un certificado de que puede darse esos lujos arrancando la Copa Oro.

Y por otro lado, ese 0-2 es reflejo de la tozudez de un entrenador que peca, tal vez, de una excesiva confianza de que el mejor grupo de jugadores mexicanos de que dispone le alcanza para beberse, a tragos largos, la gloria en el cáliz de la Concacaf.

Pero, también por otro lado, el 2-2 tras el sufrido trámite y voltereta, no parece ser lo más acorde al clima de inestabilidad y de escepticismo que merodea al 'Piojo' en este momento, más por sus deslices extra cancha, en redes sociales para ser exactos, que por el mismísimo fracaso -bautizado así por él-en la Copa América.