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La Serie del Caribe en blanco y negro

Puede que a algunos todavía no les guste el nuevo formato de competición. Puede que haya críticas porque en los últimos años han caído los equipos que brillaron en la fase eliminatoria. Todo eso es posible. Pero la Serie del Caribe nunca había sido tan exitosa como ahora, económicamente hablando, y eso es un aval para la Confederación del Caribe.

La entrada de Cuba añadió un desafío y algo de morbo. La pelota antillana es legendaria, incluso en estos tiempos difíciles para la isla.

La creación de un sistema de competencia lleno de emociones e injusticias agregó sorpresa y drama. Ya no basta con barrer invictos en la fase preliminar. Que lo digan los venezolanos Magallanes y Anzoátegui, y antes el Escogido de Dominicana. Ahora el triunfo puede ser de cualquiera que se meta en semifinal.

El público sigue respondiendo masivamente en países como México y Venezuela. Dominicana continúa aportando nivel competitivo. Puerto Rico ha vuelto a ser un contendor. Hay patrocinadores y mejor organización.

Pero la última Convención Anual de la Confederación deja asuntos para comentar, así sea en un breve repaso en blanco y negro.

¿Por qué diseñar un calendario con Venezuela jugando a primera hora, el día inaugural?

Todos en el Caribe saben que un hipotético séptimo juego en la final de la LVBP se disputará el 30 de enero. El representante suramericano deberá, de suceder así, definir un roster y viajar a Quisqueya todo el mismo día, 31 de enero, horas antes de comenzar el torneo.

Está bien, los organizadores tienen esa potestad y la votación mayoritaria en la asamblea debe respetarse. Sin embargo, es fácil entender a quienes dicen que aquello no está bien. Quizás exageren en la crítica quienes dicen que eso no es juego limpio, pero es innegable que cuando menos resulta una falta de cortesía lo que se decidió en Santo Domingo, existiendo un nuevo calendario que permite descansar a una novena por día.

El campeón venezolano debería ser, precisamente, el que tuviera libre el 1° de febrero, como gesto solidario de los socios que comparten este proyecto desde hace décadas. Déjenlos llegar con calma a la cita y vénzanlos luego en el terreno, en buena lid.

Los organizadores también decidieron retomar el viejo esquema de disputar los dos compromisos de cada día a las 4:00 pm y a las 8:00 pm.

Así ha sido desde que el Caribe tiene memoria y hay quien podrá alegar que el espectáculo ha sobrevivido. Pero hubo razones muy concretas para disputar el primer choque de la jornada más cerca del mediodía, probadas con éxito en las últimas ediciones.

A ese duelo entre divisas foráneas asiste muy, muy poca gente. Acaso quienes viajan con paquetes turísticos desde sus países y nadie más. Son 300 o 400 espectadores que igual asisten si el compromiso empieza a la 1:00 pm. Ya está comprobado. El gran público llega al anochecer, para el cotejo de fondo. Siempre ha sido así.

¿Que esto es un detalle cosmético? No tanto. Comenzar temprano permite que haya un lapso prudencial entre ambos topes. Significa que los elencos de la noche podrán mantener su rutina de las prácticas in situ, tomar roletazos, concentrarse mejor. No coincidirán en el campo los conjuntos que están terminando de jugar con los que están llegando para el próximo encuentro. No se abarrotarán los clubhouses, algo que disgusta a los propios peloteros.

Todo lo descrito contribuye con la profesionalización del espectáculo, con el buen ver de la competencia, con el bien de los jugadores. Son detalles que harán una mejor Serie del Caribe.

Dicen algunos altos ejecutivos de la región que el comisionado Juan Francisco Puello Herrera, muy reputado por su don de gente y su capacidad negociadora, tiene aval para seguir en el cargo otros 20 años, si así lo desea.

Puello ha probado estar dispuesto a los cambios, luego de décadas de inmovilidad regional. Y los cambios han funcionado. Aquí le dejamos estas líneas, pues, pensando en la edición de 2016.