NEW YORK - El manager de los Yankees de Nueva York Joe Girardi tenía razón cuando dijo que lo que le ocurrió a su estelar relevista, Dellin Betances, en el Yankee Stadium el pasado martes fue una rara coincidencia.
Fue llamado a trabajar por dos entradas para preserver un empate 3-3 contra los Atléticos de Oakland, y Betances dejó un pitcheo en el medio en conteo de 0-2 - un conteo que normalmente es una sentencia de muerte, especialmente para un bateador derecho -- a Brett Lawrie y solo pudo ver con desespero como ese error salió disparado hacia las gradas del jardín izquierdo para lo que fue la carrera de la victoria para los A's 4-3.
"Eso no pasa con frecuencia, pero ocurrió esta noche'', dijo Girardi. "Es un juego donde hay un element humano involucrado''.
Eso es cierto. Cuando un lanzador ha permitido apenas dos jonrones en toda la temporada, tiene efectividad de 1.65 y ha desperdiciado apenas dos salvamentos en nueve oportunidades, uno tiende a despacharlo como una de las cosas que ocurren a lo largo de una temporada de béisbol.
Pero ¿qué tal cuando ese mismo lanzador, con lo dominante que ha sido Betances hasta el momento, le ocurre lo mismo en salidas consecutivas? ¿Lo seguirías viendo como más que una simple ocurrencia?
"Ni siquiera me preocupo por ello'', dijo Girardi en forma despectiva. Y quizás él esté en lo correcto. Incluso el gran Mariano Rivera llegó a pasar por periodos donde desperdiciaba dos y tres salvamentos en forma seguida. Hubo un periodo en su temporada final en el que el incomparable Mo no solo desperdició tres rescates en fila, sino que permitió tres jonrones en dos partidos.
Betances ahora ha permitido cuadrangulares en dos de sus pasadas tres aperturas, y debido a la naturaleza de su rol, ambos fueron batazos devastadores que llegaron en el peor momento posible. Uno de ellos fue el pasado sábado, por Steven Souza Jr., que permitió que los Rays de Tampa Bay empataran un juego en el que eventualmente los Yankees, y el propio Betances, se llevarían la victoria.
Pero ni él ni los Yankees pudieron sobrevivir al batazo de Lawrie, y como resultado de ello, los Yankees perdieron en cuarta ocasión en cinco juegos ante los Atléticos, que tienen el peor record en la Liga Americana.
En su forma más benigna, el destino que tuvo Betances podría ser simplemente una demostración más de lo inestable que puede ser el béisbol; antes del partido se notaba radiante de orgullo mientras discutía con los reporteros su segunda selección al Todos Estrellas de la Liga Americana en igual cantidad de temporadas en las Grandes Ligas.
Luego del partido, todavía sonreía, pero era una sonrisa algo engañosa, impregnada de verguenza al igual que la naturaleza de bien que es la parte clave de su personalidad.
"Es definitivamente algo difícil de asimilar cuando estás al frente en el conteo'', dijo Betances. "Uno tiene que poder sacar esos contrarios y yo dejé ese pitcheo en el medio del plato. Y él obviamente se aprovechó de eso''.
Pero en el peor escenario posible, podría ser una señal de que la carga de trabajo de Betances está comenzando a afectarle - al llegar a la mitad de la temporada, ya tiene 43 2/3 entradas lanzadas, cerca de la mitad de las 90 que trabajó en su temporada de novato el año pasado.
Rápidamente Betances descartó la sugerencia de que estuviese lesionado, fatigado o cualquier otra cosa más allá del hecho de que esa noche fue víctima de los traviesos dioses del béisbol, quienes no suelen permitir que un jugador se crea más de lo que es por mucho tiempo.
Pero el pensamiento general que, para los Yankees, el regreso de Andrew Miller, el cerrado cuyo trabajo heredó Betances cuando Miller fue colocado en la lista de lesionados por una lastimadura en el antebrazo, no pudo llegar en mejor momento.
"Sí, obviamente pienso que nos va a ayudar'', dijo Girardi. "Sabes, en el último mes, Betances no ha lanzado tanto como en los primeros dos meses. Obviamente lo estamos cuidando y estamos al pendiente de cuanto está trabajando, pero también obviamente el regreso de Miller nos va a ayudar''.
Va a ayudar a todos los relevistas de los Yankees, porque perder un brazo, incluso uno tan efectivo como el de Miller, causa problemas en la otra media docena de brazos que andan en guardia en el bullpen.
Betances no fue el único relevista normalmente confiable que falló la noche del martes; en la sexta entrada, el zurdo Chasen Shreve, quien no permitió carreras limpias en todo el mes de junio, permitió su segunda en apariciones consecutivas en julio, al permitir un cuadrangular solitario a Billy Butler para empatar el partido a 3.
Girardi, que se caracteriza por ser un manager que mueve mucho sus fichas, sacó al abridor Nathan Eovaldi con un out y nadie en base en la sexta entrada por un par de razones: Por un lado, él temía que el jardinero derecho zurdo de los A's Josh Reddick, quien había conectado bien la pelota en par de ocasiones ante Eovaldi, incluyendo un sencillo remolcador de carrera en la primera entrada, se midiera a él nuevamente, ya que los bateadores contrarios le conectan bien a Eovaldi en la tercera ocasión que les toca medirse, promediando .378. Por otro lado, Girardi parece que le encantan los choques de zurdo contra zurdo. Y una tercera razón, es que el manager sabía que tenía un bullpen descansado y completo luego del día libre del lunes y planificó sus combinaciones que desembocarían en el uso de Betances en la novena entrada.
Pero se desvió de su aparente plan. Aunque el derecho Adam Warren, quien ha sido su abridor más efectivo pero que ahora volvió a su rol previo como relevista intermedio, estaba ya caliente en el bullpen, Girardi eligió a Shreve para entrar a juego contra Butler. Eso duró un pitcheo, el que Butler conectó hacia los asientos del jardín izquierdo.
En la primera mitad de la temporada, el bullpen de los Yankees ha sido una de sus más grandes fortalezas, a pesar de haber tenido que pasar por varias renovaciones; David Carpenter, Esmil Rogers, Chris Martin, Sergio Santos, Jacob Lindgren, Branden Pinder y Kyle Davies, por nombrar solo algunos, han pasado por la puerta giratoria del bullpen, y algunos de ellos no volvieron.
Hasta la llegada de Miller, Girardi parecía haber encontrado una fórmula que le agradaba: Warren y los zurdos Shreve y Justin Wilson para las entradas seis, siete y ocho, y Betances para la novena. Pero ahora con el regreso de su cerrador, esto podría funcionar aún mejor, ya que todos tendrían que trabajar un poco menos.
Y cuando trabaje de la manera en que se supone que lo haga, uno casi no lo notará, porque esa es la manera en que se supone que lo haga.
Pero es en noches como la del pasado martes, las noches que Girardi dice que no ocurren con tanta frecuencia, que los problemas se convierten en aparentes.
Y cuando ocurren en dos juegos consecutivos, al mismo lanzador, entonces se convierte en algo problemático.
Para Dellin Betances y los Yankees, la ayuda ya ha llegado. Y la misma no pudo haber llegado en mejor momento.