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Gio, Galaxy, pagar deudas y apagar dudas

Giovani dos Santos ESPN

CHARLOTTE, Carolina del Norte -- Giovani es un jugador de fantasías. Pero se ha negado a ser ese jugador fantástico.

Por genética, por su biotipo, Dos Santos pudo, puede, aspirar a ser un futbolista que irrumpa en la historia del futbol mexicano.

Pudo, Giovani, ser de otra galaxia, pero, ahora, se conforma con ser del Galaxy. Pudo treparse al cielo, se conforma con Los Ángeles.

Por facultades, por esa dinámica espectacular, brasileña podríamos decir, de su ADN, Gio puede ser un goleador ramplón, simplista, o puede ser, también, un magnífico artista para inmortalizar goles. Si se necesita barro, habrá barro. Si se necesita porcelana, habrá porcelana.

Su obra magna, por momento, por escenario, por rival, y claro, por la misma exquisitez del trazo, la consumó, en la Final de la Copa Oro 2011. Pasadena, Rose Bowl. Estados Unidos el rival. México en una remontada del 0-2 al 4-2.

Y la postal final. Épicamente ridícula. Ridículamente épica. El balón torciendo la rigidez de la lógica en una parábola homicida. Tim Howard a gatas, humillado tras su persecución perruna a un gato inalcanzable: Gio. La tribuna verde en cuerpo y alma, en un voluptuoso estruendo.

Sí, Gio escogió ese domingo su domingo de gloria. Como nunca antes de ese parteaguas, afortunadamente. Como nunca después de ese parteaguas, lamentablemente.

Desde su debut en primera división, Dos Santos tiene tantos equipos como temporadas activo. En ocho años de profesional llega ya a ocho equipos.

Giovani fue negociado por el Barcelona, donde quedó en deuda. Y siguieron: Tottenham, Ipswich, Galatasaray, Racing Santander, Mallorca, Villarreal y Galaxy.

En todos despertó más dudas que certezas. Y más deudas que activos. Un futbolista con facultades para jugar eternamente con superávit, termina saliendo con déficit de los equipos.

Insisto: con bendiciones futbolísticas para ser de otra galaxia, Giovani eligió jugar con el Galaxy.

Cierto, 7 millones de dólares para un jugador de 26 años le garantizan resolver su vida y la de sus familiares. El anzuelo era bastante seductor como para rechazarlo.

Y debe entenderse que el hombre gobierna al futbolista. Con sus pasiones, sus vicios, sus virtudes, sus debilidades y sus fortalezas, el hombre elige el camino por encima del futbolista. Y Gio eligió bien como ser humano, pero elige mal como futbolista.

En el caso de Giovani, el proceso degenerativo es evidente. Comenzó en la cúspide del futbol mundial. Conoció la cima para descender hasta la cima. Del Barcelona y la alta competencia, brincó a la Liga Premier, regresa a España.

¿El saldo de ese peregrinar? Muchas deudas. Muchas dudas. Muchas expectativas y mucha expectación no cumplidas.

El regenerativo de Giovani se condensa y se condena en una palabra: disciplina. En el Villarreal las llamadas de atención sólo agriaron más las relaciones. El club sólo deseaba deshacerse de él a la mejor cifra posible.

Y más que el concepto bilateral de disciplina, el bilateral de auto disciplina, porque aunque se ejerce de un solo lado, la repercusión es transitiva y transitoria.

Gio necesita querer más de lo que tiene. Necesita ambicionar más de lo que tiene. Necesita anhelar en proporción directa a sus facultades. Necesita entender que es más de lo que tiene.

Pero, lamentablemente, pudiendo ser de otra galaxia, se conforma con ser del Galaxy.

No se ha dado cuenta aún, pero si no concilia el paisaje paradisiaco de los siete millones de dólares con el reclamo de sus facultades, estará acercándose a un ocaso de oligarca.