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Primera pelea del resto de sus carreras

Carl Frampton y Alejandro "Cobrita" González agarraron sendas lecciones de su combate Esther Lin/CBS

"El primer día del resto de mi vida", es una canción del grupo español La Oreja de Van Gogh y "El primer año del resto de nuestras vidas", es una película exhibida en 1985 dirigida por Joel Schumacher. Para mantenernos en la misma línea de identificar una trama, a la más reciente pelea del campeón FIB de los supergallos, Carl Frampton y su rival el mexicano Alejandro "La Cobrita" González , deberíamos bautizarla como "La primera pelea del resto de sus carreras"

No es para menos, el irlandés superó un más que complicado debut en suelo estadounidense y también aprendió, de primera mano, que no es lo mismo pelear en casa, que hacerlo fuera de ella. El mexicano, quizás, también aprendió en su primera oportunidad de título mundial, todo lo que le faltaba conocer para emular a su padre y partir en busca de la gloria.

La batalla celebrada en El Paso, Texas, en realidad dejó importantes conclusiones no solo para Frampton y su rival. También lo hizo para todos aquellos que han crecido en el boxeo sin salir de la seguridad de su propio patio, como es el caso del irlandés que construyó su palmarés peleando siempre en el Reino Unido. Es que fue tan, pero tan duro su nuevo debut, que tan temprano como en el primer asalto visitó la lona en dos oportunidades y nada hubiera extrañado si su primera aventura lejos de casa, termina antes de comenzar y de la peor manera posible.

Y por increíble que parezca, los once asaltos restantes en la pelea, fueron un curso acelerado sobre sobrevivencia que Frampton consiguió salvar con buena nota, sirvió además para demostrar su madera de campeón y como propina presentó en sociedad a su rival, Alejandro González. El mexicano también pasó por un duro aprendizaje, donde conoció a fondo sus fortalezas y sus debilidades, así como la madera con la cual ha sido forjado para este duro oficio de boxeador.

Luego del increíble asalto inicial, Frampton debió replantear su estrategia, tomar decisiones sobre la marcha sin esperar el auxilio del plan diseñado por su esquina, tuvo que responder a las expectativas que su presencia en USA había creado y lo hizo de buena manera. Aceptó el protagonismo de todo favorito y dio vuelta la pelea, con paciencia y buen boxeo.

A la velocidad, sumó precisión para colocar sus golpes, se movió por todo el cuadrilátero con mucha inteligencia, manejó de manera excelente el jab de izquierda para abrir la guardia de Gonzalez, logró llegarle con duros golpes de derecha e indujo al rival a cometer errores, que le restaron puntos y fastidiaron hasta su concentración.

González, seguramente, no estaba listo para un rival de la categoría de Frampton, pero tampoco Frampton llegó preparado para enfrentar a un oponente tan agresivo en el asalto inicial. Por ese lado las cosas estuvieron parejas, la diferencia llegó después, donde uno demostró ser un campeón sólido y el otro, si bien perdió y cometió errores, mostró que está en el buen camino para hacer historia en el boxeo de alto nivel, como ya lo consiguió su célebre progenitor.

La primera pelea del resto de su carrera, a Frampton le enseñó que en este deporte no alcanza con lo que se tiene. No existen rivales débiles, los favoritismo son circunstanciales y a cada rival a enfrentar, hay que estudiarle su estilo y preparar cada batalla como si fuera la más difícil de su vida. Pero hubo otras cosas interesantes que dejó esa pelea y fueron las complicaciones que le originó al irlandés por momentos, la altura, mejor distancia o la pegada de González, algo que contra un rival de más experiencia le puede costar muy caro.

Con respecto a González Jr., si tenemos en cuenta que es y se siente un 118 libras natural, ¡vaya actuación en 122 libras!. En primer lugar demostró que subir de división, produce en su boxeo un efecto favorable, algo que demostró con su temible pegada. "Respeto mucho a Alejandro, mostró gran corazón, fue una pelea dura pero lo pude resolver. En el primer round resentí su pegada", reconoció Frampton.

Es posible que el equipo que maneja la carrera de Frampton haya tomado las debidas enseñanzas de este combate y el futuro inmediato del campeón FIB de los supergallos transitará por un camino diseñado sobre las precauciones y la necesidad de adaptarse al nuevo mundo en su carrera. Quizás se le busque un rival menos complicado para su próxima pelea y no dudo que también se modificará el estilo de los sparrings con los cuales se preparará Frampton. Ellos serán agresivos, duros, de mayor tamaño y con mejor distancia.

Algo parecido sucederá con González Junior. La derrota ante Frampton también habrá educado a quienes manejan su futuro y ello repercutirá en la selección de rivales, de sparrings y en la definición de los objetivos que a corto o mediano plazo se intente alcanzar.

La pelea celebrada en el Don Haskins Center, como evento estelar de Premier Boxing Champions, fue uno de esos raros casos en los que vencedor y perdedor se favorecen. Una batalla que educa, forja y determina un nuevo rumbo en la carrera de los dos rivales. Algo que pretende simbolizar el título de este comentario. Para Frampton, para "La Cobrita, el sábado 18 de julio fue "la primera pelea del resto de su carreras".