<
>

La historia no se compra con dinero

Getty Images

MÉXICO -- Algo tiene el futbol mexicano que contagia. El miedo a dar el gran paso. Sucedió con Cruz Azul, Chivas y ahora Tigres. Desde hace décadas se espera el golpe de autoridad que nunca llega. La responsabilidad queda en equipos, jugadores que buscan dar ese "pasito", pero en la cancha se entumecen, cambian y terminan por demostrar que al parecer México será el eterno "ya merito".

No es escribir con la frustración que produce una derrota más. En mi carrera periodística de 25 años he escrito más fracasos que conquistas. Se ha ganado, sí, una Copa Confederaciones, dos Mundiales infantiles y un Oro Olímpico, pero no se ha concretado el verdadero sueño de hacerlo en torneos de mayor envergadura como la Copa Libertadores, Mundial de Clubes y Copa Mundial. Ahí, donde trasciende el nombre del país y su futbol.

River fue más en la Vuelta. Jurgen Damm, el hombre de los ocho millones de dólares, no justificó esa cantidad. La diferencia entre un buen jugador y un crack. Los universitarios apostaron por conquistar la Copa Libertadores, pero la historia no se compra con dinero, sino con una trayectoria ganadora que no posee el equipo mexicano. Quedó de manifiesto en el Monumental, que vio cómo claramente la transformación de Tigres a un equipo más que se paseó por su campo.

Tampoco se puede minimizar lo difícil que es llegar a una Final. Los universitarios lo hicieron con autoridad. Incluso dejó 'vivir' a quien hoy es su victimario. Es parte del futbol. La participación de México en Copa Libertadores es buena a secas. Tigres no sostuvo y alcanzó la jerarquía de un club que se armó como uno de los equipos más poderosos del continente.

Es verdad que el arbitraje del paraguayo Antonio Arias dejó mucho que desear. El criterio en México y Sudamérica son muy diversos. Acá no se permite tantas patadas y allá sí. Se podría pensar que favoreció al equipo argentino, pero la realidad es que Tigres fue incapaz de sobreponerse a sus propios errores, más allá de un arbitraje que pudo parecer 'tendencioso', pero que, desde mi óptica, no fue así.

Tigres murió de nada. No superó lo hecho por Cruz Azul y Chivas. La tercera no fue la vencida. Ni todo el poder económico pudo comprar un título, que hubiera valido mucho no sólo para los Tigres, sino para el futbol mexicano. Estamos tan cerca y a la vez tan lejos de lograr el objetivo de hacer ruido en el mundo. El dinero no lo es todo. Tigres lo constató en el Monumental. Ya es tiempo que los equipos mexicanos se den cuenta que la Libertadores no es cualquier torneo. Su conquista vale más, incluso, que no asistir al Mundial de Clubes donde el negocio prevalece. A ver cuándo se van a dar cuenta.