Cuando Richard Williams tuvo una visión frente al televisor, mientras veía un partido de tenis, no sabía que esa tarde era la semilla de cambiaría la historia de ese deporte.
Williams, un trabajador jornalero Shreveport, Lousiana ha contado infinidad de veces la anécdota de cómo fue que decidió que sus hijas saldrían adelante en la vida como atletas.
Fue tan simple como que esa revelación llegó al observar en TV a la tenista rumana Virginia Ruzici. Ahí este padre de familia trazó el destino de Venus Ebony Starr y Serena Jameka, sus hijas menores, para las que no quería una vida de privaciones.
No falta quien piense que si Richard hubiera cambiado a la tele a una competencia de natación, las hermanas no habrían sido tenistas, pero eso ya no importa, ahora el deporte blanco es uno antes de las Williams y otro después de las Williams.
Justo es decir que el éxito de Venus y Serena fue fruto del tesón y el plan de Richard, que incluyó mudarse de Saginaw, Michigan a la problemática zona de Compton, California con el fin de que vieran que la línea que divide el triunfo del fracaso, es tan tenue como entrenar o dejarse llevar por las bandas y la vida de la calle.
De las dos Williams, Serena ha sido la más poderosa, y hoy a 20 años de su paso al profesionalismo, en el que entró a los 14, no es aventurado decir que es candidate a ser considerada la mejor tenista de todos los tiempos, algo que pronto también lo podrán corroborar las estadísticas.
La número uno del mundo, nacida el 26 de septiembre de 1981, ha ganado 21 torneos de Grand Slam, sólo uno menos que Steffi Graf, quien tiene la marca en la “Open Era” y está a tres de los 24 de Margaret Court, que ostenta el récord de todos los tiempos.
Pero sus casi 34 años de edad no son un síntoma de declive, al contrario, es ahora cuando está cerca de ganar el Grand Slam completo en un año calendario si levanta el trofeo en el US Open 2015 que inicia el lunes 31 de agosto.
La última fémina que lo hizo fue la alemana Graf, ahora esposa de Andre Agassi, quien lo engarzó en el ya lejano 1988.
Sólo otras dos damas han completado la hazaña del Grand Slam calendario: Court en 1970 y Maureen Conolly en 1953.
Aunque en la Final Femenil que se juega el 12 de septiembre no lograra el título, eso no variaría su legado de Primera Dama del Tenis.
Las 255 semanas que ha ostentado el ranking número uno de la WTA, 132 de las cuales han sido consecutivas, la colocan en cuarto lugar histórico en un club donde los nombres propios se escribieron con la tinta de las leyendas: Graf (377), Navratilova (332) y Evert (260).
De los últimos 15 torneos mayores de la WTA, Serena se ha llevado 9: un dominio que sólo destellos de Victoria Azarenka, Marion Bartoli, Li Na, Maria Sharapova y Petre Kvitova pudieron desafiar.
Entre 2002 y 2003 ganó consecutivamente los cuatro torneos grandes, en lo que se conoce como el “Serena Slam”
LESIONES
Pero no todo ha sido coser y cantar para Serena, desde que ganó su primer US Open con el que inauguró su lista de Mayores, en 1999, han pasado 16 años llenos de lesiones, sinsabores y hasta situaciones que podrían haberla llevado al retiro.
En agosto de 2003 tuvo que ser sometida a una cirugía en la rodilla que se suponía que la tendría fuera de acción seis semanas, pero no volvió en ocho meses.
La lesión se combinó con un trágico acontecimiento, que la distrajo del tenis: el asesinato de su media hermana Yetunde Price, quien fue baleada muy cerca de las canchas de Compton donde ella empezó a aprender a jugar.
La potencia que imprime en su consistente juego de fondo, con el que demuele a sus contrincantes que sobreviven a su tremendo servicio, ha transformado el tenis femenil en un deporte físico, no apto para atletas menores, pero esa furia se esfumó con los eventos que siguieron a la operación.
Serena estaba fundida, no encontraba motivos para volver, ni la fuerza necesaria para hacerlo, pero finalmente la encontró y volvió para ganar el torneo de Miami.
En 2005 fue un tobillo el que interrumpió su andar por las pistas fueron meses que la hundieron en el lugar 139 del ranking. Se dijo mucho que también la rodilla, un mal crónico afectaba su rendimiento, pero nuevamente había perdido la motivación.
La confianza volvió en 2007 cuando desde el fondo del Draw reinó en Australia, título que dedicó a Yetunde y de paso sirvió para exorcizar los demonios que le impedían sacar su mejor tenis.
Así, Serena se ha levantado una y otra vez de sus lesiones, controversias y el no ser precisamente la jugadora más querida en el circuito, a pesar de ser una amiga formidable como los puede atestiguar Caroline Wozniacki.
Pero es una mujer que no se deja y su veto al torneo de Indian Wells es una prueba de ello. Polémica con su vestimentas, abrió el camino para otras jugadoras afroamericanas y europeas que la han tomado como bandera e inspiración.
Ahora la menor de la Williams está a un paso (US Open) de escalar como la mayor de las tenistas.