FILADELFIA - En las 48 horas antes de la fecha límite de traspasos directos, las aspiraciones de postemporada de los Mets de Nueva York parecían irse por el barranco.
Wilmer Flores estaba llorando en el puesto de campocorto durante un partido el 29 de julio luego de escuchar de parte de fanáticos que estaban monitoreando las redes sociales que él se encaminaba a ser cambiado a los Cerveceros de Milwaukee. Entonces el acuerdo se vino al suelo cuando los doctores de los Mets expresaron preocupaciones por la cadera de Carlos Gómez, lo que dejó al gerente Sandy Alderson poco tiempo para escudriñar el mercado y localizar una ayuda ofensiva que necesitaba desesperadamente para los jardines.
Un día después, el cerrador Jeurys Familia permitió un cuadrangular de tres carreras a Justin Upton con dos outs en la novena entrada para completar la recuperación de los Padres de San Diego de un déficit de seis carreras. La decepcionante derrota dejó a los Mets a tres juegos de los punteros Nacionales de Washington en la batalla por la cima de la División Este de la Liga Nacional.
Pero apenas un mes después, Flores, de 24 años, es un héroe de culto. Los fanáticos corean su nombre casi a diario, sea en casa o en la carretera, cuando llega a la caja de bateo, para expresar su gratitud por la forma visible en que demostró que quería seguir siendo un Met.
Y los Sorprendentes neoyosquinos han dado una sorprendente voltereta al asunto. Luego la debacle de Gómez, Alderson consiguió en alquiler al potente bateador cubano Yoenis Céspedes en cambio con los Tigres de Detroit 13 minutos antes de la fecha límite, cediendo en la transacción al valioso lanzador prospecto Michael Fulmer. Los Mets entonces barrieron a los Nacionales ese fin de semana en el Citi Field. Lo que era un deficit de tres partidos al entrar a los juegos de ese fin de semana ahora se ha convertido en una ventaja de 6½ juegos sobre los atribulados Nacionales.
"Si estás diciendo que yo tuve algo que ver con eso, no lo sé. No puedo decir eso", dijo Flores sobre el incidente lleno de lágrimas. "Pero desde ese día, todo ha sido muy divertido. En la carretera y en casa, ha sido algo bien divertido. Pero no puedo decir que ha sido a causa de eso".
Al preguntqarle si estos 30 días han constituido el mes más loco que haya experimentado en el béisbol, Flores dijo, "Bueno, lo que me pasó a mí, creo, es la cosa más loca que jamás haya experimentado. Pero eso está en el pasado. Estamos batallando por un boleto".
Nueva York no siempre ha sido un lugar demasiado agradable para jugar, gracias a los titulares sensacionalistas de los tabloides de prensa, y a, digamos, los fanáticos apasionados. Pero el manager Terry Collins, quien se encuentra en su quinto año al mando, decidió que una de sus misiones sería cambiar la deseabilidad de ser un Met, particularmente en términos de aislar la negatividad del camerino del equipo.
El episodio donde Flores lloró porque pensaba que se iba del equipo ciertamente sugiere que Collins ha logrado convertir a la novena de Queens en un lugar deseable para jugar. Rayos, Flores no fue el único jugador emocional ese día por la posibilidad de irse de los Mets. Zack Wheeler, en rehabilitación de su cirugía Tommy John en el complejo de los Mets en Florida, llamó a Alderson antes de la fecha límite para indicarle de forma apasionada su deseo de quedarse con la organización. Wheeler se habría unido a Flores en Milwaukee de haberse completado el acuerdo por Gómez.
Horas antes de que los Mets consiguieran a Céspedes, Wheeler estaba pautado para ser cambiado a Cincinnati por Jay Bruce. Pero ese acuerdo también se cayó.
"Yo entiendo que es un negocio. Sandy tiene un trabajo que hacer para mejorar este equipo lo más posible", dijo Wheeler. "Pero he estado con esta organización durante algunos de los dolores de crecimiento. Me gusta lo que Sandy ha hecho aquí. Y quiero ser parte de ellos porque vamos a ser buenos este año y el año que viene y por varios años por venir. Definitivamente es un lugar muy divertido para jugar".
"Hemos traído a grandes personalidades al camerino que han mejorado el ambiente", dijo Collins. "Y eso ha ayudado. A los chicos les gusta venir aquí. A los chicos les gusta estar en el estadio. Eso es algo que tienes que tener".
Luego de quedarse a un juego de la Serie Mundial en 2006, los Mets desperdiciaron una ventaja de siete juegos restando 17 partidos en calendario en la temporada siguiente y se perdieron los playoffs. En 2008, los Mets fueron eliminados en el día final de la temporada regular por segundo año consecutivo. Eso llevó a una solemne ceremonia postjuego con la presencia de Tom Seaver y Mike Piazza para reconocer el cierre del Shea Stadium. Desde ese entonces, los Mets han sufrido seis temporadas perdedoras consecutivas, igualando a los Astros de Houston por la racha activa más larga en las mayores. Pero todo indica que ambas rachas se quebrarán en esta temporada.
"Uno lo ve en television y se puede ver en los rostros de estos chicos. Ellos nunca creen que van a perder", dijo el capitán David Wright, quien se unió de vuelta a los Mets esta semana luego de una ausencia de cuatro meses al lidiar con un desgarro en la corva y luego sufrir de estenosis espinal.
Los fanáticos de los Mets vitorearon a Wright el lunes en Filadelfia durante su primer partido de Grandes Ligas desde el 14 de abril. El capitán bromeó luego del partido al indicar que se puso bien emocional y que por poco "tuvo un Wilmer Flores."
En ese mismo juego, Flores tuvo una gran actuación al conectar dos jonrones y remolcar cinco carreras al llevar a los Mets a superar un déficit de cinco carreras para vencer a los Filis de Filadelfia 16-7. La una vez moribunda ofensiva se ha recuperado gracias a las adiciones en la fecha límite de Céspedes, Juan Uribe y Kelly Johnson, el ascenso del seleccionado en la primera ronda del sorteo del 2014 Michael Conforto desde el equipo Doble A Binghamton y ahora el regreso de Wright.
Los fanáticos le responden particularmente bien a Flores sin importar la ciudad, más que a cualquier otro miembro de los Mets.
"Es algo realmente divertido", dijo Flores. "Aunque estábamos en Filadelfia, me sentía como si estuviese en Nueva York. Es algo divertido. Realmente aprecio que los fanáticos estén haciendo esto".