<
>

'Chicharito' va de la realeza a la nobleza

LOS ÁNGELES -- Peregrino de alas rotas, Javier Hernández se instala en el Bayer04 Leverkusen. Las urgencias de la compraventa de pánico en Europa siguen siendo su indeseable brújula. No va, lo llevan. No elige, lo asignan.

Víctima de un mercado europeo caprichoso, nervioso, impúdico, ostentoso y oneroso, a 'Chicharito' le pagan por sus sueños y le apagan sus sueños. Éstos, se quedaron momificados en Old Trafford y en el Bernabéu.

Había ido Hernández del club "en el que desde niño soñé jugar" como el Manchester United, hasta "el equipo más importante del mundo", como el Real Madrid. Pero La Cenicienta perdió este lunes su zapatilla de cristal.

Y este mismo lunes, con el enloquecido supermercado europeo a punto de cerrar, convertido en el tianguis de la histeria, 'Chicharito' aterriza en la nobleza, pero, ojo, no en la realeza de Alemania.

El Bayer04 nunca ha ganado la Bundesliga. Cobija sus galas con una Copa UEFA, y un subcampeonato de Champions ante el Real Madrid, ese que todos recuerdan porque lo inmortalizó el trazo surrealista de Zidane.

Sudor y goles de Javier Hernández quedan en las enciclopedias del MUFC y del Real Madrid. Letras de oro, cierto, pero letras pequeñas, en párrafos escuetos, y en la sección de anécdotas. Las leyendas tienen sus propios anaqueles. Lo suyo queda en el apéndice.

Se le recordará en Manchester y Madrid sin suspiros, aunque sí con el entusiasmo furtivo por sus goles de fantasía, y por ese carisma innegable que rodea al delantero mexicano.

Además, lo más importante, el respeto de sus compañeros que atestiguaron su rutina fatigada y transpirada por ser mejor.

Practicante del profesionalismo y del intentar siempre, 'Chicharito' es un ateo en el Templo de la Diosa Fortuna. En su caso querer no siempre es poder. Porque él siempre quiere, pero... termina siendo chivo expiatorio de sus propios maleficios.

¿Lo habría retenido Van Gaal si anota los tres goles que tuvo en Champions ante el Brujas, en especial el penalti? Posiblemente. Pero aún no pueden tapar la zanja que dejó en la inmaculada cancha tras su resbalón, y los tres remates engrosaron el limbo de los balones perdidos.

En esas carambolas caprichosas del destino, el futuro parece ahora más clemente para el 'Chicharito'. No se reducen las exigencias, por el contrario, aumentan.

Pero, al final, ¿existirá mayor acoso, mayor abrumo que saltar a la cancha escoltado por las exigencias voraces e insaciables de dos clubes obligados a ganar todo y a ganar siempre como Manchester United y el Real Madrid? Imposible.

Peregrino de causas y caprichos ajenos, ahora Hernández llega a un club urgido de festejos. Y urgido de gol. Con participación europea y en el Grupo de Champions del Barcelona.

Y en la Bundesliga, el Bayer04 tiene pretensiones desesperadas de dejar de ser el Fast Meister de Alemania, algo así como el Ya Merito en español, referencia curiosa, como se le bautizó por años a las Chivas del abuelo del Chicharito, Tomás Balcázar.

Sin problemas para adaptarse, con un perfecto inglés, europeizado ya en los hábitos, Javier Hernández sólo deberá concentrarse en la cancha, en las redes, en el gol.

Sus facultades están intactas. Ese olfato y esa visión para saber dónde puede aparecer un balón a la deriva, o puede cazarlo anticipando al rival, gozan de cabal salud. Se ha recuperado de esos cíclicos infortunios en el verano, cuando suele lastimarse. Esta vez fue la clavícula.

Ahora tendrá varias hadas madrinas para que le devuelvan la zapatilla a su Cenicienta: paciencia, tiempo, continuidad y apoyo. Lo demás lo tiene, ese repertorio impredecible para hacer goles de bandera o de comedia. Igual cuentan.

Entonces, alejado de los aromas y excentricidades jactanciosas de jugar con los mejores de Inglaterra y España, ahora debe vestirse más que nunca, por dentro y por fuera, de la perseverancia de la clase obrera. Y ese es un mundo en el que 'Chicharito' disfruta.

Especialmente porque quienes están ahora a su lado, sufren y recrean igualdad de condiciones. Son de la misma clase social. De esa que en el futbol debe matarse para no morir en el umbral de sus salarios, de la titularidad y de sus aspiraciones.

Y eso Javier Hernández lo entiende. Ha abandonado el mundo exquisito de la realeza europea. Ahora pertenece apenas a la nobleza. Y es un camino irreversible. Y de no triunfar ahí, lo entiende, lo sabe, el tobogán siguiente hace escalas en la MLS... o en México.