¿Quién es el mejor púgil mexicano todavía activo? Juan Manuel Márquez. ¿Quién es el más mediático? Saúl 'Canelo' Álvarez. ¿Quién pudiera ser el más reconocido en corto plazo? Leo Santa Cruz (31-0-1, 17 KOs).
No son delirios etílicos. Así lo veo. Está en las manos del 'Terremoto' alcanzar esa cima. Colocarse a la misma altura del guerrero Márquez y el telegénico Canelo.
Ya dio un paso firme tras derrotar inobjetablemente a su compatriota y tricampeón mundial, Abner Mares (29-2-1, 15 KOs), por decisión mayoritaria en un combate que está en carrera por la distinción de Pelea del Año, y agenciarse la vacante faja de súper campeón pluma de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB).
Súmele que con apenas 27 años ya cosechó títulos en 118 libras, avalado por la Federación Internacional de Boxeo (IBF), y en 122, bajo el amparo del Consejo Mundial de Boxeo (CMB).
A esta altura de su carrera, al michoacano tiene ante sí dos caminos, uno largo y otro corto, para sentarse a la misma mesa de las dos figuras más visibles de la armada azteca.
¿Cuál sendero eligirá? Ahí está el dilema, el ser o no ser de Leo Santa Cruz.
El camino largo:
En primer lugar, y por un problema de respeto a sus colegas de profesión, debería "legitimar" su reinado. Enfrentar a los dos hombres que se labraron una reputación entre los plumas y la AMB se encargó de ningunearles. Ellos son el argentino Jesús Cuellar (27-1-0, 21 KOs), monarca regular, y el peruano Carlos Zambrano (26-0-0, 11 KOs), titular interino.
Los siguientes pasos están a la vista de todos. Vencer a los restantes campeones plumas: el estadounidense Gary Russell Jr. (26-1-0, 15 KOs), el británico Lee Selby (21-1-0, 8 KOs) y el ucraniano Vasyl Lomachenko (4-1-0, 2 KOs).
Con todas las fajas ceñidas a la cintura, y juzgando que la división pluma reúne mucha calidad y cantidad de talentos, su ascenso en la escala de valores se dispararía exponencialmente, casi asegurándole un puesto entre los mejores 10 en el ranking libra por libra.
Esta travesía puede tomar otro rumbo. Subir a las 130 libras (superpluma), dada la estatura de Leo (1.71 metros), y pugnar por un cuarto cinturón que le colocaría como el cuarto mexicano con semejante hazaña.
De lograrlo se sentaría en el mismo altar de Juan Manuel Márquez (rey en 126, 130, 135 y 140), Erik 'El Terrible' Morales (122, 126, 130 y 140) y Jorge 'El Travieso' Arce (108, 115, 118 y 122). Además superaría a las leyendas Julio César Chávez (130, 135 y 140) y Marco Antonio Barrera (122, 126 y 130).
Nada mal. Aunque le tomaría un tiempo considerable.
El camino corto:
Sencillo: aceptar el reto del cubano Guillermo Rigondeaux (15-0-0, 10 KOs).
Cada día crecen los rumores acerca del ascenso del antillano a las 126 libras. Para su fortuna o su desgracia renace la posibilidad de que ambos zanjen diferencias dentro de un cuadrilátero.
Primero habría que convencer a José Santa Cruz, padre y entrenador de Leo, quien dijo a Canal de Boxeo que "con Rigondeaux no hay nada que hacer. Para que vas a pelear si la misma televisión no lo quiere. No hay dinero. Él que vaya por su lado y nosotros por el de nosotros".
Ahí don José no se equivoca. A Rigondeaux las televisoras no lo quieren. Pero una victoria de su hijo sobre él le garantizaría de inmediato sentarse en el mismo peldaño que Márquez y Canelo.
Sin dudas, esta es la vía rápida, pero también la más riesgosa. La familia Santa Cruz lo sabe.
No son pocos los expertos que consideran que ganarle al Chacal es casi imposible. El entrenador Freddie Roach subrayó en una ocasión que "era el púgil con más talento con el que había trabajado". Su colega Robert García señaló que "(Rigo) es muy talentoso y debería estar en las grandes fechas de HBO". Mientras otro preparador, el estadounidense Jesse Reid, exclamó que "el Chacal es un fenómeno de la naturaleza".
Gracias a su trabajo formando campeones, Roach y Reid se ganaron un espacio en el Salón de la Fama; y es muy probable que en el futuro García les acompañe.
Quizás ahí esté la verdadera razón por la que la mayoría de los peleadores que están o han pasado por el territorio (122 libras) del Chacal prefieren esquivarlo, tal y como hicieron Santa Cruz y Abner Mares.
"A Leo que le pongan los mejores peleadores que hayan. Lo que no me gustan son los peleadores correlones, a mí me gusta que peleen, que le den el gusto que la gente quiere, que le den peleas, dijo José Santa Cruz una vez que le recordaron esa situación. "A Rigondeaux ya lo conocemos todos, ese muchacho no pelea. Pelea mientras lo dejan, si siente un golpe, ese no lo vuelven a ver en todo el ring. Ese te amarra, te empuja, te hala. Entonces digo yo que con él no tenemos nada qué hacer".
Aquí don José juzga a la ligera. Vulgariza las habilidades defensivas del cubano. Y no toma en cuenta --al menos ese es su discurso de boca hacia fuera-- que si Leo derrota al Chacal no tendría que volver a preocuparse por buscar rivales. Todos irían por él. Semejante "deferencia" podría recibirla en varias divisiones. Ganarle a uno de los mejores púgiles amateurs de la historia y uno de los tres más completos de los últimos años en el boxeo rentado te garantiza ese tipo de licencias.
Además sería el modo más eficaz de silenciar las críticas de los fanáticos. Ellos no le perdonan la manera huidiza en que emigró de la división supergallo. Sus propios compatriotas se encargaron de recordárselo en medio de la ceremonia de pesaje de su pleito con Mares cuando comenzaron a gritarle: "Rigondeaux, Rigondeaux".
Solo queda preguntarse si la pelea soñada, entre Santa Cruz y Rigondeaux, se dará o simplemente Leo optará por tomar el camino largo para evadir al lobo disfrazado de Chacal. Ya lo hizo una vez, no me extrañaría que volviera a hacerlo.