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Y Almeyda no dejó de ser Harry Potter

LOS ÁNGELES -- Ni Matías Almeyda dejó de ser Harry Potter, ni Pumas fue superior a Chivas. Pero, el veredicto cotiza aparte: 1-0.

Y el resultado condena a uno, aun siendo mejor. La victoria hace justicia en la simplicidad de la red, no en las victorias intrascendentes en los 7,140 metros cuadrados de la cancha.

Chivas conquistó el campo de batalla, pero Pumas asaltó el castillo. La Princesa Victoria viste de universitaria.

Y Almeyda no dejó de ser Harry Potter, porque nunca llegó a serlo. No hubo magia, porque los milagros se atribuyen a los dioses, pero los consuman los humanos.

Tipo serio, inteligente, con sentido común, Almeyda descubrió que tenía la mesa puesta, la mesa servida. Pasaba, sólo, que su antecesor le tenía más miedo al postre que a la ensalada.

Y el argentino, sin nada qué perder y mucho qué ganar, se atreve masculinamente, donde el Chepo se refugiaba en la faldas sexistas de sus pánicos.

No hay derrotas honorables ni honrosas. Acaso, en algunos casos, podrá haber honor y honra en los derrotados. Este puede ser el caso. Obvio, no cura, narcotiza, anestesia.

Aunque debe ser exiliado de ese linimento inútilmente reconfortante, un jugador: Carlos Salcido, quien regresaba de un castigo para perpetrar dos penales en una acción. Afortunadamente sólo se puede marcar uno.

La veteranía se vuelve sabiduría o decrepitud, según lo que hagas con ellas. Con Salcido, ya se sabe. Sus intenciones ya no alcanzan, lesionan.

Pero Chivas responde al ADN de la vieja academia de Westerhof, clonada para el mexicano de la vieja escuela holandesa: intensidad, velocidad, resistencia, consistencia, marca, anticipación, transición, despliegue y fe.

Y a pesar de sus espectros bajo la cama, Chepo puso por momentos, a jugar así al Guadalajara. Pero, reitero, cuando Chivas anotaba, se asustaba más su banca que la del adversario.

Almeyda no se espanta de ello. Llega de un futbol donde los dueños no son frágiles ni timoratos en las kermeses domingueras de la familia, donde un mal comentario los hace correr al técnico. Y El Pelado L'Oreal (seguro la señora Fuentes lo habría firmado para Angelíssima) se ha atrevido, se atreve.

El futbol del Guadalajara, ese del Rector Westerhof debió haber prevalecido como biblia, porque a pesar de los suicidios repetitivos de Jorge Vergara, emboba, embauca, desespera al adversario, obligándolo a cerrar filas.

Por eso Chivas ya se atreve a proponer los encuentros. Y lo hace mucho mejor de visitante, cuando el dueño de casa, lo que menos espera es la descortesía del huésped.

Este domingo, curioso, pasó algo similar al juego ante León, en el mismo Nou Camp. Chivas sólo cometió un error defensivo, en el complot de Toño Rodríguez y Oswaldo Alanís, y perdió 1-0.

Esta vez, ante Pumas, esa desesperación vetusta de Salcido entrega la pelota en el manchón a Lalo Herrera. El 1-0 sobrevivió al aluvión rojiblanco.

El inescrutable Pikolín Palacios parece haber dejado al Tribilín bobalicón de turno en el vestuario, y se engalanó consagratorio en un torneo en el que no ha permitido que se mancille su meta en seis encuentros.

Y ni Bravo, ni Fierro ni Alanís pudieron contra el contorsionista puma, que encima montó sociedad extraña con los invitados de acero, para que los postes fueran sus guardaespaldas. La vistosidad del adversario le hizo crecer al Pikolín la cutícula, diría aquel cronista tapatío Nacho González.

De acuerdo: no crucifiquemos sólo a Salcido. Marco Fabián sigue jugando mejor en las manos hábiles de un granuliento adolescente con el FIFA 16, que en su propia realidad.

Pero, téngale paciencia a Marquito: cualquier día volverá a hacerle tres al Atlas y vivirá otro año sabático bajo el arrullo del fanático villamelón. Per secula seculorum.

Así, Almeyda no dejó de ser Harry Potter. Sencillamente porque nunca lo fue. Ahora tendrá tiempo de trabajo en Fecha FIFA. Para que los trucos que se le atribuyen los ponga en ideas en la cancha.

¿Y Pumas? Cómo dejar de lado que ante ese elenco de veteranazos, ya Memo Vázquez se rebela, grita. Y hasta hace berrinches, cierto, acaso uno por partido, pero ya dejó de ser aquel monumento a la ecuanimidad resignada.

Y agrego un saldo de pura ociosidad: entre titulares y cambios, Chivas utilizó a diez canteranos. Con tres jugadores prestado a la Preolímpica.

Y entre titulares y cambios, Pumas usó a siete no nacidos en México y su promedio de edad roza la Sub 40.

¿Dónde quedó la que fue la mejor cantera del futbol mexicano? Cierto: en la paz, en la tranquilidad, puede reconstruir su cunero. Y hoy en el Everest de la Liga, Pumas sólo se habla con Dios.