NUEVA YORK - Alex Rodríguez una vez más no fue capaz de escaparse de su propia sombra oscura que se ha mantenido a su lado dentro de la caja de bateo a través de su carrera en los playoffs.
El toletero asediado, que superó las expectativas en su retorno al diamante tras una suspensión de una temporada completa por el consumo de esteroides, se encontró en una encrucijada en la sexta entrada del partido de los comodines de la Liga Americana el martes por la noche en Yankee Stadium.
Con corredores en primera y segunda base, dos outs y un déficit de 2-0 contra los Astros de Houston, a Rodríguez se le presentó la única oportunidad de adueñarse de octubre como lo había hecho en una sola ocasión en las 21 campañas que lleva en el béisbol, en 2009 cuando bateó para un promedio de .365 con seis jonrones y 18 carreras impulsadas en ruta al primer y único anillo de Serie Mundial que posee.
Frente a frente a un tierno Dallas Keuchel, que a los 27 años de edad apenas completaba su segunda campaña completa en las mayores, la figura polarizadora de 40 años con el uniforme de rayas falló y perdió una batalla generacional, sumisamente elevando el primer lanzamiento hacia al jardín central y ocasionar la despedida de los Bombarderos del Bronx en esta edición de los playoffs.
Si una imagen fija hubiese sido captada en ese mismo momento en el cual A-Rod se desesperó y le hizo swing a la recta cortada que Keuchel le tiró, su carrera en la postemporada fue identificada por los rasgos mientras caminaba bajo los abucheos de la multitud de aficionados que llenaron el parque.
A pesar de eso, bien hecho por el año que cumplió porque es el deber de ser reconocido por todo aquel que vive la pasión del béisbol.
Independientemente de su castigo con el escándalo de dopaje por el caso de la clínica Biogenesis, Rodríguez logró sobrepasar al miembro del Salón de la Fama Willie Mays, superando su marca de 660 cuadrangulares y colocándose en la cuarta posición de todos los tiempos en Grandes Ligas. Rodríguez, que fue relegado a un rol de bateador designado, también obtuvo su hit 3,000 de su carrera y luego logró sobrepasar al icono puertorriqueño Roberto Clemente.
Si bien pudo concluir la temporada con 151 partidos en su registro con 33 jonrones, 86 carreras impulsadas, 131 imparables y un promedio de bateo de .252 tras haber pasado 12 meses lejos del deporte que ama, un periodo en el cual comenzó la transformación de una imagen abatida, al final todo se redujo al turno más importante de la temporada.
Y justamente cómo había sucedido en muchos de los turnos anteriores que había obtenido como miembro de los Yankees en la postemporada, Rodríguez y su average de .259 en los playoffs fallaron en producir en el momento de la verdad.