Me da pena lo ocurrido al panameño Rubén Tejada, que se perderá la posibilidad de jugar en la Serie Mundial, si los Mets de Nueva York llegaran a esa instancia.
Pero las cosas no pueden ir más allá de sentir pena por el muchacho.
Sancionar a Chase Utley por la barrida en segunda que provocó la fractura del peroné del panameño es una de las peores decisiones que pueda tomar la directiva de las Grandes Ligas.
La jugada generó toda una comedia de errores que pone en evidencia el sistema de justicia de la MLB, desde los umpires en el terreno hasta las oficinas de la liga, sin olvidar a los anónimos revisadores de la cámara lenta en Nueva York.
Utley se tiró fuerte en segunda, buscando las piernas del campocorto de los Mets para tratar de romper la doble matanza.
Eso se ve cada día desde que se inventó el béisbol y lo seguimos viendo en los otros juegos de estos playoffs, posteriores al de la lesión de Tejada.
Sólo que en ese segundo encuentro entre los Mets y Dodgers de Los Angeles quiso la suerte que se le rompiera un hueso a un pelotero. Y punto, no le busquen la quinta pata al gato.
Era una jugada que podía definir la suerte no sólo del juego, sino de toda la serie. Significaba el empate en un partido que los Dodgers iban perdiendo y había que igualar a como diera lugar.
Y pasó lo que pasó. Quizás el umpire debió considerar brusquedad excesiva por parte de Utley y decretar out al corredor que iba hacia primera por supuesta interferencia que le impidió a Tejada hacer el tiro a la inicial.
Porque ni siquiera merecía ser declarado out en segunda Utley, ya que Tejada no pisó la almohadilla, como se vio luego en la revisión.
Hasta ahí llegaba la potestad de la justicia, pero el umpire no lo vio así en ese momento y punto.
El colega Ken Rosenthal, de la cadena FOX, entrevistó a Joe Torre, jefe de operaciones de béisbol de las Grandes Ligas, sobre la anunciada suspensión de dos partidos al jugador de los Dodgers.
El experimentado Torre, manager exaltado al Salón de la Fama de Cooperstown, no tenía nada de peso que decir al respecto, y simplemente se limitó a lamentarse de la suerte del panameño y de la dureza de Utley.
Pero no pudo esgrimir ninguna base legal sobre la cual fundamentar el castigo al pelotero. Sencillamente, porque no hizo nada ilegal.
Además, si se sanciona la acción de Utley, habría entonces que dar marcha atrás a las consecuencias que se generaron después de esa jugada.
Si el deslizamiento conlleva un castigo, entonces las carreras que los Dodgers anotaron después de eso deberían ser ilegales también.
En otras palabras, la directiva de la MLB está siendo incongruente en sus acciones y de cierta manera desestimulando la pasión con que se entregan los jugadores en el terreno.
No se trata de alentar la violencia en el deporte, sino de incitar a que los atletas jueguen fuerte.
El propio Utley arriesgó su físico en la jugada y se llevó un buen golpe en la cabeza.
Esto no es un juego de señoritas y aunque hay que cuidar la integridad física de los peloteros, no puede limitarse el esfuerzo de los deportistas, pues las lesiones, aunque lamentables y dolorosas, son parte del juego.
Al que no le guste, que juegue en playstation, que ahí no se lesiona nadie, pero esto es béisbol real.