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O'Rei Pelé: paró guerras e inventó el futbol

Getty Images

LOS ÁNGELES -- 75 aniversarios. Este viernes 23 de octubre, Pelé copará las redes sociales. El mejor futbolista de la historia nació hace 75 años en Tres Corazones, Brasil.

Convaleciente aún, Edson Arantes do Nascimento hoy mira en retrospectiva y lo sabe: ha sido el futbolista más famoso durante los últimos cinco decenios al menos.

Hoy no compite con esa inmediatez de las redes sociales que instalan alrededor del mundo, en segundos, las hazañas de Messi o de Cristiano Ronaldo.

Pelé era, en su entonces, noticia del día después. Messi y CR7 son relámpagos de la inmediatez en 140 caracteres.

Pero el nombre de Pelé sigue siendo punto de referencia mundial. A Messi se le compara con él y con Maradona. A CR7 se le consuela con merecer un nicho inmediato debajo de los tres.

El mismo Lionel tiene una deuda que cada día se eterniza más con su selección nacional. Y crece cuando se le sopesa con los incuestionables alcances de Pelé con Brasil (tricampeón) y con Diego.

Incluso Garrincha, caudillo brasileño de los títulos de Suecia 1958 y Chile 1962, podría cuestionar al mismo Messi, mientras éste no levante en el balcón de la Casa Rosada la Copa FIFA.

Pero es Pelé quien llega a los 75 años de vida. Nunca jugó en Europa porque Brasil lo declaró patrimonio nacional y sólo vistió la camiseta del Santos, pues al Cosmos de Nueva York fue ya sólo en labores de servicio social a un balompié en gestación.

¿Mejor que Maradona? Ganar tres Copas del Mundo, con una consagración sublime en México 1970, más los mil 283 goles marcados en mil 363 partidos, junto con la memoria de las fantasías que hacía con la pelota, son una plataforma innegable de su grandeza.

De gambeta cadenciosa y una inteligencia por encima de lo normal para improvisar e inventar, en acciones colectivas o individuales, era además un rematador letal con ambas piernas.

Y un genio que a la trigonometría de las violentas defensas a ultranza la anulaba con la simpleza de su imaginación.

Su cabeceo era impecable, al grado que tal vez sólo él y el basquetbolista Michael Jordan habrán tenido esa capacidad de resorteo y de lo que es llamado un segundo impulso en el aire, para desafiar la gravedad y prácticamente permanecer en el aire con despliegue físico para incluso rematar el balón.

El gol que le marca a Italia en la Final de 1970, superando al colosal Giacinto Facchetti, es una prueba de ello. Los prodigios técnicos de hoy habrían podido recrear una escena de Gravity con ese portentoso remate.

Siempre rodeado de notables como Garrincha y Didí en sus inicios, hasta los Tostao, Rivelino y Jairzinho en 1970, ejerció desde mozalbete en Suecia '58 esa personalidad que le acompañó durante su gestión incuestionable como O'Rei.

En el Estadio Jalisco en 1970, el futbol le negó dos goles, en jugadas que fueron pioneras en la manifestación de magia e inteligencia del mejor futbolista de la historia. Un disparo desde su propia cancha, que pasa cerca del arco de la entonces Checoslovaquia, y un amague sobre el arquero uruguayo Ladislao Mazurkiewicz, para ir a recoger la pelota detrás del frustrado y engañado portero, pero el balón se iría a un lado del poste.

De la suma de sus goles habría que descontar uno con el Santos. Relataban algunos periodistas brasileños una anotación al Sao Paulo, en la que se deshace de medio equipo, saca al portero, y la pelota entra al arco, pero por fuera, pegada al poste, a través de una red rota.

El árbitro marca el tanto. Vienen los reclamos, y el silbante contestó: "Sé que no fue gol, pero la jugada fue tan perfecta, que merece ser gol". Esa acción, con la decisión del juez, hoy, en Twitter, habría reventado el escándalo a nivel mundial. Entonces, quedó como anécdota, de la trascendencia mágica de O'Rei del futbol.

En Chile, el Mundial lo gana solo Garrincha. Pelé es criminalmente asaltado a patadas y marginado del desarrollo de la Copa. Lo mismo ocurriría en Inglaterra '66.

Debió aprender Edson a hacerse justicia, ante la complacencia arbitral por el afán criminal de sus adversarios por amputarle las piernas, especialmente jugando fuera de Brasil.

Y sus venganzas eran crueles. Pelé toleraba una falta. Y una segunda. A la tercera, advertía al divertido carnicero: "Ni una más. Ni te acerques". No le creían. Por el contrario, querrían ganarse la distinción de echar a Pelé del campo.

Pero no sólo Pelé advertía al camorrero. Lo hacía el resto de sus compañeros en Brasil o en el Santos. Le recomendaban al cercenador que se fuera al otro lado del campo, que ni se acercara a O'Rei.

Algunos dicen que fueron cinco. Otros que diez. Otros que fueron aún más las víctimas de Pelé. Difícil precisarlo.

Ney Blanco de Oliveira, ex jugador de América, Atlas y Toluca, compañero de Pelé en el Santos, amigo íntimo y compadre además, recordaba con escalofríos la escena.

"Lo veíamos venir. Ya los había advertido Edson, pero no creían. Tiraba la pelota adelante, como por error, y llegaban barriendo, buscando a Edson y a la pelota. Y él aguantaba. Y cuando la pierna pasaba frente a él, clavaba el golpe y ya sólo oíamos como sonaba como rama seca la pierna rota. Nunca lo protegían los árbitros contra la violencia, y tuvo que aprender a protegerse, de la manera más dura y más ruda, porque luego se arrepentía y buscaba al jugador", recuerda Ney Blanco.

Su vida personal estuvo llena de detalles escalofriantes y chuscos, que reflejaban también su compleja personalidad, aunque nunca se refugió en guardaespaldas o negó un autógrafo.

Mitos o realidades, en el vestidor de Santos hablan de que perdió su virginidad con el utilero del equipo. A Xuxa, su ex esposa, le pidió que primero perdiera la virginidad, pues no le gustaba perder el tiempo en esos escarceos.

Incluso, antes del juego clave ante Inglaterra en el Mundial de 1970 salió de la concentración en las Suites Caribe de Guadalajara para una cita amorosa. Miope como era, con un par de bebidas encima, de noche y agotado, Pelé creyó que el camino seguía después de unos arcos en el hotel. Se estrelló contra el muro. Pérdida total de un Ford Falcon del año. Ese día pudo quedar fuera del Mundial, pero con esa notable fortaleza y un ángel de la guarda en horas extras, ni siquiera sufrió un rasguño.

Y uno de los detalles inolvidables y más impactantes ocurre en 1969, en la era esplendorosa de O'Rei. El Santos era reclamado en todo el mundo. Y peregrinaba. En avión a veces, en tren en otras, o en barco.

Esa vez realizaba una gira por África. Una sangrienta guerra se detuvo para ver jugar a Pelé. Visitando zonas devastadas por el conflicto, el Santos paró durante varios días las encarnizadas batallas en el Congo y en Nigeria. Los enemigos pactaron una tregua sólo para contemplar a O'Rei

A los 75 años, este viernes 23 de octubre, Pelé aún seguirá siendo El Rey del Futbol. Un reinado universal e imperecedero.