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CH7 alerta; Oribe, Vela y Gio, de siesta

LOS ÁNGELES -- Sigue marcando. Y sigue errando. Sigue cerca del gol. Y sigue siendo también un lobo solitario en el ataque del Bayer Leverkusen.

Sigue explotando ese vértigo de anticipación. Y sigue con miopía para leer la línea de fuera de lugar del adversario. Sigue marcando jugadas y proponiendo alternativas. Y sigue jugando a la telepatía táctica con sus compañeros.

Javier Hernández marcó para el Bayer Leverkusen. Fue uno, y alcanzó para una fugaz ilusión. Un 2-2 con maquillaje de esperanza. Al final, ganó Roma 3-2.

Antes, tuvo un servicio largo que encaró mal y eligió peor: quiso controlar, en lugar de explotar uno de sus recursos: el remate inmediato. Algunos de sus goles han tenido ese ADN de lo inverosímil, de lo inexplicable, de lo impredecible.

Tuvo 'Chicharito' otra oportunidad más. Un rechace, en la frontera del área. Sus incondicionales de balcón defienden que no era opción clara. Para un atacante europeo, en Champions, todas las posibilidades son claras, y se debaten entre obligatorias y necesarias. ¿O sólo está obligado a meterlas en el zaguán del gol? Qué poco lo valoran quienes lo limiten así.

Con cuatro goles en la Champions, está uno detrás de Cristiano Ronaldo, en la pléyade de goleadores. Nada mal si contrastamos planteles. Nada bien si comparamos urgencias. CR7 asume que no está obligado a nada. Chicharito sabe que está obligado a todo.

Aclaro: siempre será más saludable abordar que abortar el tema de Javier Hernández en las malas, que en el oportunista y facilón desfile confuso de festejo por sus goles que implican puntos.

Lo comentábamos: 'Chicharito', es evidente, hoy juega sin losas en el lomo. No debe cargar atavismos ajenos ni compromisos de terceros. Juega por su causa, que es la causa de su equipo.

Hoy, sin la presión de jugar por su contrato, por su permanencia para convencer al decadente Van Gaal o remar contra la marea confusa de un vestidor que devora entrenadores, como el del Real Madrid, muestra madurez.

Claro, eventualmente aparecerán, porque sus cromosomas de atacante están inoculados de ello, de esa fascinación súbita, emergente, explosiva, para anotar como un genuino Chaplin del Gol.

Sin embargo, sus recientes anotaciones certifican madurez y calma. Elige y define con sobriedad, con seriedad, con esa sensatez del que ha errado tantos y marcado tantos.

Hoy, queda claro, ya no se asusta si falla, ni se sorprende si anota. Es más dueño emocional de sus recursos.

'Chicharito', es evidente, ya sabe cómo, aunque eso no significa que siempre pueda hacerlo, porque la pelota, en su perfección física, provoca imperfecciones en los jugadores.

¿Está condenado a equipos tipo Bayer Leverkusen, que nunca ha ganado nada importante en sus 111 años de vida?

Tras el marasmo maratónico de su aparición en Europa, Javier Hernández fue visto como un afortunado, anecdótico y oportuno aventurero.

Ningún mexicano había brincado de la arrabalera Liga MX a la nobleza europea del Manchester United y con 130 millones de mexicanos fragmentados entre quienes anhelaban verlo triunfar y quienes anhelaban verlo fracasar.

Hugo Sánchez debió confrontar tormentas de racismo en el Atlético de Madrid, antes de convertirse en leyenda con el Real Madrid. Y en México, tenía la bendición absoluta.

Y para que Rafa Márquez siga siendo parte de los de ensueño en el Barcelona, debió irse becado al Mónaco. Y en México, tenía a bendición absoluta.

'Chicharito' hizo su transición como alguno de sus goles, tal vez incluso como aquel como benjamín en Inglaterra, ante el Chelsea, rematando con la trompa un violento pase suministrado por él mismo en un bizarro, extraño, jocoso, disparatado y despatarrado disparo.

En esa carrera que confronta, entre su juventud y su formación con el Bayer, de mejorar, insisto, no sólo la cuota, sino la forma fría, sobria, para definir, seguramente Javier Hernández encontrará una nueva oportunidad en equipos con más pretensiones que un Leverkusen que parece haber hecho de su afán de dama de compañía, su propósito de meterse a las fiestas europeas.

Y a quien mejor le sienta esto es a la selección mexicana. Ya no llegará a las concentraciones un Javier Hernández con incertidumbres, sino con el aval irrestricto de sus goles.

Hoy, queda claro, 'Chicharito' llega a las urgencias del Tri, más ante Honduras que ante El Salvador, con más crédito y credibilidad de área que Oribe Peralta, Carlos Vela o Giovani dos Santos.

Y ese impacto al interior del Tri, trasciende. Los rivales en la eliminatoria mundialista no verán más al trashumante y desesperado cazador de minutos en el Madrid o en el MUFC, sino a uno de los futbolistas más redituables en la Champions.

Pero, seguro, 'Chicharito', seguirá anotando y seguirá fallando, pero seguirá estando ahí nomás, en ese vecindario indescifrable, ilocalizable, donde el balón aparecerá para una nueva oportunidad de gol, para que defina él o como Javier Hernández o como el Chaplin del Gol.

Eso, el cómo, al final, poco importa. El gol es como el oro: sin importar su kilataje, igual compra la felicidad del gol.