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Es momento de cambiar, Gallardo y los jugadores lo saben

BUENOS AIRES -- El diagnóstico no es nuevo, no debería sorprender. Desde esta columna venimos advirtiendo acerca del bajo nivel futbolístico que está exhibiendo River. El cual, en algunos casos, es tapado por los resultados, pero en definitiva a la larga la coyuntura no puede ocultar un inconveniente central.

El equipo de Marcelo Gallardo no viene derecho y, aunque a muchos les cueste asumirlo, esto es así. Se trata de una realidad irrefutable la cual, de ninguna manera, menoscaba lo hecho anteriormente.

A no confundir los tantos, lo anteriores ya fue ponderado oportunamente pero en esto del fútbol el análisis se hace día a día y cuando el equipo en cuestión es River, la exigencia es aún mayor.

Hay un dato curioso para destacar del post partido con Huracán, de la derrota en el partido de ida correspondiente a la semifinal de la Copa Sudamericana. Es el siguiente: luego del traspié en Chapecó, que no le impidió a River superar la fase, Marcelo Barovero hizo una lectura (a nuestro juicio acertada) del momento. Habló de un equipo cansado en lo físico y en lo mental. Minutos después, Gallardo salió a cruzar al arquero y capitán. Palabras más palabras menos, dijo algo así como “no es tiempo para sentirse cansado, el que lo esté saldrá del equipo”. Una rara reacción del entrenador.

Pero más curiosa fue la conferencia posterior a la derrota contra el Globo, en el mismísimo Monumental. Ahí el Muñeco puso como excusa del mal funcionamiento de su equipo el cansancio y la necesidad de descanso. ¿Qué pasó en el medio? Sin dudas que hubo una conversación entre las partes y que le hicieron comprender al DT que el sentir de Barovero es general. Que todos están agotados. De ahí el repentino cambio de discurso.

Nada mejor entonces que el parate que se viene en la competencia. Esa posibilidad de desconectarse será fundamental para el plantel y una medida exacta de cara no sólo a la revancha con Huracán, sino que además para ese objetivo que se llama Mundial de Clubes.

Luego del descanso y de la mini pretemporada se verá para qué está realmente el equipo de Gallardo. Pero en algunos casos no se trata sólo de desestresarse. Porque los refuerzos que llegaron tendrán que aprovechar la falta de competencia para tomar impulso y comenzar a entender el motivo del flojo rendimiento que vienen teniendo.

Es que a excepción de Lucas Alario, al resto le está costando, y mucho, rendir con la camiseta de River de la misma forma que lo estaba haciendo en sus anteriores clubes. Y este no es un detalle menor, porque sin el aporte de ellos el plantel se queda muy corto en cantidad de alternativas para el entrenador. No se trata de una realidad irreversible, pero sí hay que abrir los ojos y no fallar en la estrategia. La competencia soñada está a la vuelta de la esquina y a River no le queda demasiado margen ni tiempo para ensayar esa necesitada recuperación.

Y, en verdad, el nivel actual no le alcanza para salir airoso de compromisos tan exigentes. Es momento de cambiar. Gallardo y los jugadores lo saben, la pregunta es: ¿podrán hacerlo?