Cada vez que el zurdo David Price lance la pelota hacia el plato por las próximas siete campañas, ganará aproximadamente 8,850 dólares.
Los Medias Rojas de Boston firmaron al zurdo Price, una de las piezas más codiciadas en el mercado de agentes libres, por 217 millones, que lo convierten, por ahora, en el pitcher mejor pagado en las Grandes Ligas.
Son 31 millones por año hasta el 2022. La cifra global supera en dos millones el contrato de Clayton Kershaw, con Dodgers de Los Ángeles, aunque este ganará más dinero por campaña, pues el pacto de 215 millones es por seis temporadas.
Con Price, los Medias Rojas obtienen al as de la rotación que no tuvieron en el 2015, cuando el grueso del dinero lo invirtieron en bateadores como el venezolano Pablo Sandoval y el dominicano Hanley Ramírez, tan inefectivos que ahora sus contratos pesan como un piano en las arcas del equipo.
The Price is Right. ¿En serio? Bueno, esas son las normas que dicta en mercado actual, donde se sobrevaloran los jugadores en equivalencia con las ganancias de una liga que goza de una salud financiera envidiable.
Por lo menos este pacto tiene algo de cordura, pues aunque el dinero es voluminoso, no se extiende por demasiado tiempo, como en otros contratos que a la larga terminan doliéndoles a los equipos, cuando en sus años finales no hay proporción entre el salario y el rendimiento del pelotero.
Con las firmas de Price con Boston y de Jordan Zimmermann, hace un par de días, con los Tigres de Detroit, quedan el dominicano Johnny Cueto y Zack Greinke como los mejores lanzadores disponibles en la agencia libre.
Cueto ya rechazó una oferta de 120 millones de los Diamondbacks de Arizona, pues estaría buscando un acuerdo que le garantice entre 140 y 160 millones.
La cifra, aunque voluminosa, es perfectamente pagable, si se tiene en cuenta el historial del serpentinero y la escasez de buenos lanzadores abridores en el mercado.
Lo de Greinke será punto y aparte. Aunque ya cumplió los 32 años, sus actuaciones en las últimas campañas mejoran cada vez más, por esa capacidad casi única de reinventarse, de estudiar a los rivales y encontrar sus puntos flacos.
Es probable que regrese con los Dodgers, lo cual lo favorecería al lanzar a la sombra de Kershaw.
La otra opción es que se vaya con los Gigantes de San Francisco, que sería un golpe demoledor al orgullo de Los Ángeles, pues se cruzaría al bando de su archienemigo histórico.
Pero ya sean los Dodgers o los Gigantes, el que se lo lleve deberá abrir la chequera de par en par, quién sabe si para dejar atrás a Price con sus 217 millones de dólares.