El equipo N° 2 de la nación, Alabama, cerró de manera soberbia un encuentro que se vivió extraordinariamente cerrado durante los tres primeros periodos para derrotar al equipo que llegaba ranqueado como el mejor del país, Clemson en el N° 1, y adjudicarse su decimosexto campeonato nacional en la historia del programa.
Lo que significa la victoria para Alabama. Dinastía. Cuatro campeonatos nacionales en un espacio de siete años se dice fácil, pero es una hazaña increíble. Nick Saban sigue siendo una figura odiada para LSU --a quienes también llevó a conseguir un título nacional-- y los Miami Dolphins, pero es imposible negar que estamos ante el mejor entrenador en jefe colegial del momento. El programa de Alabama tiene una habilidad sin paralelo para seguir recargándose de talento año con año, sin importar a cuántos jugadores pierda ante el draft, y el Crimson Tide no deja de estar entre los favoritos.
Lo que significa la derrota para Clemson. Falta trabajo por hacer. Dabo Swinney es uno de los entrenadores en jefe más brillantes de la NCAA y su labor a la hora de recluta ha sido magistral en años recientes; sólo basta mirar las plantillas de la NFL para darse cuenta de ello. Clemson por fin pudo coronarse en la ACC esta temporada después de algunos años de quedarse en la orilla. Los Tigers fueron más que competitivos durante tres periodos, pero los partidos de fútbol americano duran cuatro, y el primer juego en toda la temporada en que Clemson estuvo en desventaja en el cuarto final probó ser demasiado para sobreponerse.
La estadística del partido. Clemson entró al encuentro con una racha de 51 partidos consecutivos ganados cuando se encontraban al frente en el cuarto periodo. Esta noche, los Tigers se encontraban arriba por 24-21 pero ni siquiera con la mencionada racha a cuestas, existió la sensación de que el resultado pudiera estar amarrado. El Tide se despachó con 24 puntos en los últimos 15 minutos para cerrar a tambor batiente un encuentro que comenzó así de acelerado.
El jugador del partido. Derrick Henry. El ganador del Trofeo Heisman corrió para 158 yardas en 36 acarreos, una tarea titánica, anotando tres touchdowns. Henry fue contenido por momentos, especialmente porque Clemson hizo un excelente trabajo a lo largo de buena parte del partido de penetrar los huecos a lo largo de la línea ofensiva mediante la gran rapidez de sus defensivos, pero contener no es lo mismo que frenar y Henry finalmente pudo más que sus rivales, como había sido a lo largo de casi toda la campaña.
Los equipos "especiales". Saban mostró muchas agallas al ordenar una patada corta en el cuarto periodo, justo después de que Alabama había empatado el marcador momentáneamente a 24 puntos. El lanzamiento de dados rindió frutos y el Tide recobró la posesión en medio campo luego de que los Tigers se dejaran sorprender por la maniobra. Alabama cobró de inmediato con pase de anotación de 51 yardas de Jake Coker a O.J. Howard para poner a Clemson abajo en el marcador durante el periodo final por primera vez en toda la campaña, y fue notorio cómo cambio el momento del juego en ese instante. Minutos más tarde, 'Bama respondió a un gol de campo de Clemson con regreso de patada de salida para touchdown de 95 yardas de Kenyon Drake, lo que se pareció un golpe más o menos definitivo pese a que todavía faltaba la mitad del cuarto. Los equipos especiales fueron la única faceta del encuentro en donde un equipo se llevó de calle al otro.
El héroe anónimo. Howard. El receptor atrapó cinco envíos para 208 yardas y anotó los únicos dos touchdowns del juego que no fueron obra de Henry. Calvin Ridley es el jugador explosivo de jugadas grandes en la ofensiva aérea de Alabama, pero Howard demostró un nivel de confiabilidad crítico para Coker, quien no dudó a recurrir a él en momentos decisivos.