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¿Veremos al bateador designado en la Liga Nacional?

El comisionado de MLB, Rob Manfred, ha hablado en días recientes sobre la posibilidad de incluir la figura del bateador designado en la Liga Nacional a partir del 2017.

Ese anuncio desató la ira de muchos fanáticos y conocedores al considerarlo como una ofensa a la tradición y juego pequeño del viejo circuito. Incluso, en el programa radial Béisbol Semanal, donde comparto cada domingo de 9 a 11 a.m. con Fernando Álvarez y Guillermo Celis, fueron muchos los comentarios recibidos en torno a ese tema. Por ello, me parece prudente dedicarle esta columna a revisar el mejor precedente que tenemos: la incorporación del bateador designado en la Liga Americana en 1973.

El libro "A Game of Inches" de Peter Morris da un breve repaso histórico del bateador designado. En una conversación sobre béisbol con Ted Sullivan de 1891 ya se criticaba la habilidad de los lanzadores como bateadores al dañar el espectáculo. En otra nota curiosa se resalta que en 1928 la Liga Nacional propuso la utilización del bateador designado y al final fue la Liga Americana quien impidió su incorporación en el libro de reglas. Esos eran años de muchas carreras por juego y agregarle más leña al fuego no tenía sentido.

Pero ese dominio ofensivo fue mermando poco a poco hasta llegar a niveles preocupantes en 1968. Esa temporada, los bateadores de la Liga Nacional terminaron con los siguientes promedios colectivos .243/.300/.341 (Ave./OBP/SLG) y los de la Liga Americana con .230/.297/.339. Para comparar, podemos indicar que Dioner Navarro tiene mejores números en su carrera. Carl Yastrzemski ganó el campeonato de bateo en el nuevo circuito con la astronómica estadística de .301., superando a Danny Carter quien terminó con .290.

Antes esa realidad, MLB le quitó cinco pulgadas a la lomita y redujo la zona de strike para la temporada de 1969 con el fin de generar más carreras (algunos llaman a esa decisión "la regla Bob Gibson" debido a que fue, en parte, en respuesta a los grandes números del diestro de los Cardenales de San Luis).

La anemia ofensiva y baja asistencia a los juegos resucitó la idea del bateador designado y los equipos de las mayores comenzaron a utilizarlo como prueba en las ligas menores y juegos de entrenamiento primaverales. En algunos casos se les llamaba "bateador emergente designado" pero realmente el concepto era el mismo, un bateador que toma el puesto del lanzador en la alineación.

El problema es que cambiar reglas en las Grandes Ligas no es nada fácil debido a todos los procesos que deben seguirse por el gran respeto de la tradición e historia del juego. Bowie Kuhn, comisionado de MLB entre 1969 y 1984, recuerda en su libro "Hardball" que, antes de la incorporación del bateador designado, la última modificación estatutaria se remontaba a 1903: la eliminación de la regla del foul con dos strikes es ponche. Pero en 1973 el momento estaba dado para inyectarle mayor ofensiva al béisbol debido a la necesidad de crear un producto más atractivo que pudiera incrementar la venta de entradas y generar mejores ingresos por los derechos de televisión.

El 11 de enero de 1973 los 24 dueños de equipos autorizaron la utilización del bateador designado en la Liga Americana y crearon la regla 6.10. La Liga Nacional se rehusó a implementar la nueva regla debido a que la asistencia a sus juegos no había sufrido cambios considerables y veían a la nueva figura como un golpe a la tradición. Desde ese momento en adelante ambas ligas han jugado con reglas distintas.

La regla 6.10 fue concebida como un experimento a tres años pero en 1976 se aceptó de manera permanente y allí acaba la historia.

Entonces resumamos, la falta de ofensiva en las mayores terminó afectando el negocio y motivó a los equipos a realizar distintos cambios, como bajar la lomita y reducir la zona de strike, para avivar los bates. En 1973, también como parte de ese plan básicamente con fines económicos, se incorporó la figura del bateador designado, un concepto viejo, en la Liga Americana.

¿Cuáles son los motivos actuales para incorporar el bateador designado en la Liga Nacional?

Resulta evidente que hoy en día no hay un problema de ofensiva en las mayores y los dueños nadan en dinero producto de los derechos locales, nacionales e internacionales de televisión. Entonces los equipos de la Liga Nacional deben estar considerando otras razones para dar el salto y terminar respetando la regla 6.10.

A mi juicio, lo que pudiera impulsar esa decisión es la inversión actual en lanzadores abridores y la posibilidad que estos se lesionen en un turno al bate o corriendo las bases. Este es un béisbol muy distinto, en términos del negocio, al de los años anteriores de la agencia libre. Ahora, cada decisión gerencial, a la hora de firmar un agente libre, puede afectar a un equipo por la duración de ese contrato en caso de lesión o mal juicio. Si se pudiera reducir, al menos un poco, el riesgo de ver en la lista de incapacitados a una de las piezas fundamentales del roster entonces creo que podría ser una razón suficiente para dar ese paso.

Por el lado del Sindicato de Jugadores de Grandes Ligas no veo el problema de aceptar esa propuesta en caso que MLB la haga. Al final, se sustituye a un jugador de poca paga (el que normalmente ocupa el puesto 25 en el roster ya sea como utility o relevista intermedio) por uno que recibe, en promedio, cantidades importantes de dinero en salario.

De darse lo del bateador designado en la Liga Nacional será igualmente una decisión económica pero bajo otros supuestos muy distintos a los que existían en 1973 cuando se creó la regla 6.10 para la Liga Americana. Al final no nos podemos olvidar, ni por un segundo, que MLB es un negocio y como tal debe responder a las distintas realidades que se le presentan.

Los amantes de la tradición pueden estar tranquilos ya que el mismo comisionado Manfred aclaró que no había unanimidad sobre el tema en la Liga Nacional y pensaba que faltaba mucho para llegar a un acuerdo definitivo.

De lo que sí estamos seguros es que esta no será la última vez que veamos este tema en boca de todos y que podría ser un asunto importante en las negociaciones laborales.