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Boston puede evitar con Ortiz lo que le pasó a NY con Jeter

La leyenda de los Yankees Derek Jeter tuvo problemas en su temporada final, y los Medias Rojas deben prepararse en caso de que le ocurra lo mismo a David Ortiz. Getty Images

David Ortiz ocupará gran parte del escenario central en Boston este año, con ovaciones de pie para él comenzando desde el Día Inaugural de los Medias Rojas en el Fenway Park el 11 de abril, y continuando hasta su turno final al bate en el viejo estadio, sea cuando sea. Veremos regalos, palabras y memorias, nuevas y viejas.

En el camino, probablemente Ortiz sobrepase a Eddie Murray en la lista de jonroneros de todos los tiempos, y Gary Sheffield, y Mel Ott, Eddie Matthews y Ernie Banks, y quizás otros. Hay un escalón en esa escalera al que hay que prestarle particular atención: Ortiz tiene en la actualidad 503 jonrones, y Ted Williams tiene 521.

Ortiz terminó con fuerza el año pasado, conectando 24 jonrones entre sus 49 extrabases conseguidos en los últimos 74 partidos de la temporada regular; en los juegos desde el 2 de julio hasta el final de la temporada, él bateó .318, con un porcentaje de embasamiento de .406 y slugging de .690 - una de las mejores mitades de temporada de su carrera.

Si Ortiz sigue con ese impulso en el 2016 y continúa con ese nivel de producción, no solo tendría oportunidad de competir por el JMV de la LA, sino que habrán comentarios y discusiones sobre si debería continuar por una temporada más. Pero los Medias Rojas no pueden perder de perspectiva el hecho de que en los primeros tres meses de la temporada pasada. Ortiz tuvo problemas. En la mañana del 2 de julio, tenía promedio de .228, con porcentaje de embasamiento de .313 y apenas 13 jonrones. En otras palabras, parecía como un jugador viejo en declive.

Mientras los Medias Rojas esperan y anticipan una gran temporada de parte de Ortiz, ellos deben tratar de evitar los errores que cometieron los Yankees con Derek Jeter antes y durante la temporada final de Jeter en el 2014. Los Medias Rojas deben prepararse por lo menos para la posibilidad de que una gran estrella tenga problemas mientras se prepara para el adiós final de su carrera.

La última semana de la carrera de Jeter se llevó a cabo como si fuese diseñada por los dioses del béisbol: Conectó un hit para dejar tendido al rival en su último turno en el Yankee Stadium, y su hit 3,465 en su última aparición en el plato, coincidentemente en el Fenway Park, antes de salir de juego ante una larga y merecida ovación. Su última ovación de pie no pudo ser mejor, en esa última semana, y de aquí a 50 años, eso es lo que siempre será recordado. Jeter tuvo un mejor final que el que tuvo Willie Mays en la Serie Mundial de 1973, cuando, luego de una emocionante primera presentación, el que muchos consideran el mejor jugador de la historia tuvo problemas para mantenerse sobre sus pies mientras corría las bases y perseguía elevados. (En el Juego 2, Mays entró como corredor emergente en la novena entrada, como se puede ver en este video del juego, comenzando a los 1:59:30, y lo que le sigue es simplemente triste.)

Pero dentro del contexto de los esfuerzos de los Yankees para llegar a los playoffs, la actuación de Jeter en su última temporada fue un problema; fue algo negativo. Bajo cualquier medida analítica, él fue uno de los peores jugadores en la liga, tanto en ofensiva como defensiva, y Jeter y los Yankees nunca se ajustaron a esta realidad en su camino a ser eliminados de los playoffs en los días finales de la temporada. Se mantuvo fijo en la alineación, en el puesto No. 2, algo que su actuación no ameritaba, y jugó muchos más partidos que los que debió jugar, en una temporada en la que cumplió 40 años. Día tras día, los Yankees tuvieron mejores torpederos en otras partes de su roster, en algunas ocasiones jugando en otras posiciones.

Jeter será correctamente recordado como un jugador que ganó más que cualquier otro en su carrera, pero no hay manera de esconder el hecho de que jugó un gran rol en el fracaso de los Yankees en su última temporada, como lo dijeron otros y hasta yo mismo varias veces. De los 146 jugadores que calificaron para el cetro de bateo, él se ubicó en el puesto 137 en WAR, justo en medio de jugadores como Dayán Viciedo.

Si los Yankees hubiesen puesto la mesa para esta posibilidad en el inicio de los entrenamientos primaverales, ellos habrían estado en una mejor posición para hacer ajustes, porque ellos se habrían arriesgado a verse por todas las partes - incluyendo a Jeter - como reactivos.

Jeter venía de una temporada 2013 en la que una devastadora fractura en el tobillo le había limitado a apenas 73 apariciones en el plato, y los Yankees no tenían idea de cómo podría lucir en el 2014. Habría sido completamente razonable de su parte el acercarse a él en la temporada baja y reiterarle que si lucía de forma efectiva, él seguiría siendo el torpedero regular y que seguiría bateando en la parte superior de la alineación - pero que si no lo hacía, lo descansarían más, o dejarían que Jacoby Ellsbury y Brett Gardner batearan en el tope de la alineación. Los Yankees pudieron haberle sugerido a Jeter que en esa última temporada, al igual que ocurrió con Hank Aaron, Mays, Ernie Banks, Babe Ruth, Honus Wagner, Cal Ripken y practicamente cada gran jugador que se retiró antes de él, habrían concesiones en posiciones en la alineación y en tiempo de juego que habría que tomar que cuenta.

Pero los Yankees no lo hicieron, y eso se convirtió en un problema. Los Medias Rojas no deben cometer el mismo error con Ortiz, especialmente luego de la remodelación de la organización, que data desde la contratación de Dave Dombrowski como presidente de operaciones deportivas.

Luego de su segunda temporada consecutiva en el sótano de su división, ellos gastaron una suma record para firmar a David Price y cambiaron prospectos valiosos para adquirir a Craig Kimbrel y Carson Smith, y arreglar el bullpen. Boston está en un modo de ganar ahora, con mucho en riesgo para la franquicia, y es posible que Ortiz siga presente en el medio de su alineación, como lo estuvo en la segunda mitad de la pasada temporada.

Sin embargo, los Medias Rojas no deben asumir eso desde ahora. Ellos deberían, por lo menos, comenzar a hablar y establecer algunas reglas del juego con Ortiz, quien ya ha hecho su propia concesión a la edad al decidir retirarse. El dueño John Henry, el manager John Farrell y Dombrowski podrían llevarlo a cenar y presentarle un mensaje como este:

Mira Papi, tú ya tienes en tus manos un gran pedazo de la historia de Boston, y siempre serás recordado como uno de los más grandes de todos los tiempos en esta franquicia. No podemos esperar para rendirte homenaje, y algún día tu número será retirado y habrá una estatua tuya. Queremos que termines tu increíble carrera de forma fuerte. Vamos a ver cómo nos va, pero si hay días en los que sea mejor para ti el tener un día extra de descanso, lo vamos a aprovechar. Si hay días en los que sea mejor para tí sentarte ante un zurdo - un Chris Sale, o un Dallas Keuchel, un Carlos Rodón -- hagámoslo. Hanley Ramírez puede ser el designado, y moveremos a algunos chicos en algunas posiciones. Queremos el mejor final posible para tí.

Si la actuación de Ortiz en el 2016 tiene un marcado declive - mantiendo la tendencia histórica de prácticamente todos los jugadores de 40 años, desde Honus Wagner a Jeter - entonces la reunión hecha en la temporada baja pondrá al personal en una mejor posición para hacer frente a los ajustes necesarios durante la temporada.

Lo que los Medias Rojas no quieren - lo que realmente no pueden dejar que pase - es una situación parecida a la que le ocurrió a los Yankees y Jeter, en la que Ortiz tenga problemas al bate en agosto y septiembre y el equipo siga utilizándolo como un jugador de alto nivel, ante la preocupación de no avergonzarlo.

Ortiz se merece más que eso. Xander Bogaerts, Mookie Betts y Dustin Pedroia se merecen más que eso. Farrell se merece más que eso. Todo el mundo que trabaja en la organización se merece más que eso.

Ortiz siempre va a ser un ícono de Boston, y con el fin de que él y Boston terminen de la manera que todos quieren, ellos tienen que darse a si mismos la oportunidad de ganar tantos partidos como sea posible, hasta octubre.