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Poncio Pilatos Vergara se lava las manos con jirones del 'Gullit'

LOS ÁNGELES -- 'Gullit' Peña ha sido crucificado. Para que lave los pecados de todos los pecadores en Chivas. Incluyendo los de su directiva. Y el Poncio Pilatos del Rebaño se lava las manos con él.

Jorge Vergara, acorde a los tiempos cuaresmales de martirio y flagelación, lo desnudó metafóricamente, le armó el Vía Crucis y ante los ojos del mundo le ajustó la corona de espinas.

En Raza Deportiva de ESPNDeportes, el lunes, Jorge Vergara enjuició la honorabilidad de su palabra de honor. "El 'Gullit' me prometió que (ante el León) daría su mejor partido. Y no fue así".

Y lo colocó en el patíbulo donde cohabitan los perjuros. "Hablaré con él personalmente, porque ('Gullit)' me hizo una promesa en mi cara y no la cumplió. Voy a pedirle cuentas".

Además, Vergara expuso al 'Gullit' al escarnio público al responsabilizarlo de la desilusión por las expectativas planteadas, y de la decepción por la inversión cercana a los 10 millones de dólares. "No nos ha rendido lo que esperábamos. Está muy por debajo del nivel que deseábamos".

Los suspiros que prevalecen en León por Carlos Peña se convierten en muecas agrias y repulsivas en Guadalajara hacia el jugador, que, ciertamente desfallece en las comparaciones respecto al nivel fascinante que mostraba previo al Mundial de Brasil. El presente le duele a su pasado.

Antes de la competencia mundialista, revolotearon oportunistas los agoreros, asegurando cada uno que tenía la exclusiva sobre el destino europeo de la figura excluyente del León, en esa sociedad graciosamente letal que formaba con Luis Montes. No eran Batman y Robin, eran Batman y Batman.

Pero tras la fractura de Montes en el amistoso con Ecuador, 'Gullit' desapareció. Incluso fue bajado de los altares de manera brusca por Miguel 'Piojo' Herrera en el Mundial. Brasil, que debía ser su exaltación, fue su exhumación.

Mientras tanto, Pizzi pareció rescatarlo el torneo anterior con el León. Cierto, se manifestaba, pero sin la consistencia de sus mejores épocas. El crack daba su calidad con ataques de hipo.

Cuando Chivas lanza la cruzada implacable para firmar a Peña, el León no opuso resistencia. Pizzi dio su consentimiento. El departamento médico, dio su aval. En La Fiera ya sabían que los mejores capítulos del 'Gullit' ya se habían leído. Veían páginas en blanco por delante.

Encima, tras el alivio del León de vender al 'Gullit', cobrando por lo que había sido y no por lo que quedaba de él, engordó la chequera y en la lobreguez de inteligencia empresarial y futbolística de Chivas, el Guadalajara había caído en la ratonera. El queso de la trampa, ya estaba rancio.

Y algo más, cuando el jugador repudia públicamente irse de León, lo hace acompañado de una lacrimógena teatralización, que casi por lástima, el Guadalajara debió haber respetado y ahorrarse el dinerito y conservar al 'Chatón' Enríquez.

Para ser congruente, Peña además sensibilizó sutilmente que no quería emigrar a ese entrampado, etéreo, ilusionista y alucinante universo de las fantasías de Chivas y de Jorge Vergara, ese utópico mundo de ganar todos los torneos, hasta los que no juega.

¿Necesitaba más advertencias el Rebaño? Si a buen entendedor, pocas palabras, ¿no debió el Clan de Vergara entender el mensaje oculto tras la aceptación de los Martínez y de Pizzi por entregar al jugador? ¿Y no intuyeron que cuando un futbolista rechaza un traspaso, vivirá en un bloqueo y en una negación?

Sin alejarnos de Chivas, recordemos cuando vendió a la fuerza a Ramón Ramírez al América. O en ese mismo vecindario, recordemos qué ocurrió cuando Oswaldo Sánchez fue transferido a regañadientes del Atlas al América.

¿Es un cadáver ya? 'Gullit' Peña deberá permitir que ese mismo virus bendito que se posesionó, por ejemplo, de Miguel Layún haga lo mismo con él. El hoy estrella del Porto dio una lección impecable de lo que es vencer a una nación futbolística que lo apedreaba día a día, semana a semana.

Hoy, Gullit carga con los errores de Toño Rodríguez y con la incipiente e insipiente capacidad de Matías Almeyda como estratega, ojo, como estratega. Y debe cargar con errores seniles de Carlos Salcido o las distracciones de Carlos Salcedo y una epidemia de desconfianza en el vestuario.

Pero lo más grave es que Poncio Pilatos Vergara se lave las manos con los jirones de prestigio del melenudo futbolista.

Hoy, 'Gullit' Peña debe ponerse de pie, por él, estrictamente. Por él, más que por Chivas, más que por los abusos de Vergara o por el contrato mismo. Hoy, lo sabe, es el único que puede construirse una vida de entre las cenizas de su carrera, que Poncio Vergara ha esparcido al aire como un pernicioso acto de burla.