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Cuauhtémoc debería rechazar un homenaje tan mezquino

LOS ÁNGELES -- América registra a Cuauhtémoc Blanco como refuerzo. Le coloca el número 100, en referencia a los años de El Nido. Pretende homenajear al Jorobado de Nuestra Señora de Tepito.

Jugará El Cuau ante Morelia. Se despojará de su fuero como alcalde para volver a la más pedestre y maravillosa de sus habilidades: jugar al futbol.

No hay que olvidar que Decio de María se engalló y le exigió que se retirara del Puebla para poder ejercer su campaña política. Pero, ahora, como presidente municipal en funciones, ¿ya puede jugar, un ratito, pero puede jugar'

Incongruencias. ¿No es acaso más político Cuauhtémoc hoy que cuando era apenas aspirante a candidato? ¿No es hoy más representante de un partido político? ¿No será más hoy sobreexpuesto en la dualidad de alcalde y jugador?

El homenaje me parece justo. Justo y necesario. Pero en mejores tiempos, en mejores formas, en mejores condiciones y no improvisado sobre las rodillas. Cuauhtémoc dio tanto a las Águilas como a la selección mexicana, como para ser tratado de forma tan vulgar y cicatera.

Algo queda claro: a Ricardo Peláez le obligaron a este protocolo, y decidió hacerlo deslucido, porque, recordemos, siempre se opuso a homenajear al genuino ídolo del americanismo.

Vamos, si se trata de atrevimientos, de osadías, de audacias, de hombradas, de esas demenciales acciones que tanto fascinaban al portentoso Cuau, ¿por qué no acercarse a Jorge Vergara y tramitar el homenaje en el OmniLife en el Clásico?

Recordemos que la segunda ciudad de México con más americanistas es Guadalajara, y la afición de Chivas cada vez se aleja más de su inmueble. Hasta el dueño de Chivas agradecería un lleno en el ZombieLife.

¿Qué Vergara no aceptaría? ¿De verdad? Ya alguien olvidó como él fue forzado a presentar al Piojo Herrera como DT del Tri, para encarar los juegos ante Nueva Zelanda. Y esa misma vez acuñó su frase famosa: "Hoy me la tengo que tragar toda entera y presentar a Miguel".

Porque, sin duda, despedir al jugador mexicano más emblemático de El Nido ante el Morelia, ante esta deplorable y tristona versión del Morelia, es casi insultar a la trayectoria, la entrega y el amor de Cuauhtémoc por su club, más allá de ser la versión Juan Charrasqueado del futbolista: mujeriego, parrandero y jugador.

Y si agregamos al listado de los absurdos, hay una tremenda similitud entre el homenaje que le brindó el Guadalajara ante Pumas a Salvador Reyes, jugando segundos, lo que pretende hacer América ante Morelia.

La diferencia es que la rivalidad entre Guadalajara y UNAM está vigente, pero la animadversión entre Monarcas y Águilas, caducó hace años.

Ciertamente Cuauhtémoc no merece un homenaje tan miserable. Nuevamente la directiva del América demuestra falta de tacto, de respeto, de clase y de elegancia, para hacer un reconocimiento a su jugador mexicano más controvertido, mediático y talentoso de la historia.

Recordemos que mientras estuvo en el América, cada 12 de octubre, era El Temo quien pagaba y organizaba festejos para los trabajadores del Club.

La sangre directiva de El Nido se olvidaba de secretarias, contadores, domésticos, jardineros, utileros, pero Blanco montaba una pequeña kermese para que sí pudieran celebrar.

Imposible decir que Cuauhtémoc está por encima de la institución. Jamás. Pero, sin duda, por años, demostró, y demuestra, que está por encima de propietarios y directivos mezquinos y roñosos.

¿Por qué precipitar el homenaje si el América cumple 100 años hasta octubre 12? ¿O no es digno de que en ese día maravilloso él sea uno de los ejes de los festejos?

Para responder a esa perfidia y ese menosprecio, Cuauhtémoc, con guante blanco, debería negarse a ser parte de ello.