El equipo con mayor presupuesto en la división Central de la Liga Americana, los Tigres de Detroit, vuelven por sus fueros, después de cerrar en la última posición de su llave, el año pasado.
Hace rato que no están Max Scherzer ni Prince Fielder. Se fueron David Price y Yoenis Céspedes. Justin Verlander dejó de ser el as que aterrorizaba a sus rivales. Y aún así, casi 200 millones de dólares invertidos en la nómina de 2016 sugieren que algo puede pasar en Detroit.
Los Tigres esperan volver por sus fueros, y sus aspiraciones pasan por el verdadero estado físico de Miguel Cabrera y Víctor Martínez.
"Noto la diferencia, puedo usar mis piernas", proclamó Cabrera después de tomar su primera práctica de bateo, esta semana.
"Me siento como Superman", terció Martínez, algunas horas antes.
La buena salud de ambos venezolanos será determinante para que los felinos vuelvan a la batalla, tras ser desplazados el torneo pasado por los Reales de Kansas City.
Cabrera viene de poner un brillante OPS de .974 y fue el campeón bate de la Liga Americana con .338 de promedio, el año pasado. Pero eso no basta. Su escuadra necesita que vuelva a aparecer unas 150 veces adicionales en la alineación, es decir, que no vuelva a pasar por la lista de incapacitados, y que recupere su capacidad para sumar al menos 30 jonrones, 70 extrabases y 100 empujadas.
"El poder va a regresar", ha asegurado el inicialista aragüeño. No verse obligado a hacer rehabilitación en esta época del año, estar en plenitud de condiciones, asegura, debería ponerle de vuelta entre los mejores toleteros del beisbol.
Una cosecha así no garantiza un buen año para los Tigres. Hace falta más. Es necesario que Martínez vuelva a ser el productor de 2014.
El bateador designado guayanés cayó de .335 a .245 con el madero. Su OPS pasó de .974 a .667 y empujó 39 rayitas menos que en 2014, cuando fue una de las grandes fuerzas de la Americana. Uno de los peloteros más peligrosos del circuito se convirtió en un adversario casi inofensivo para el pitcheo rival.
Tener a ambos de vuelta sería mejor que cualquier adición. Detroit sobrevivió a la salida de Fielder y puede sobrevivir a la marcha de Céspedes, si la pareja de venezolanos recupera su nivel.
Claro que eso representa algunos desafíos. Cabrera pesa más de 100 kilogramos y ello, a los 33 años de edad, obliga a cuidar las rodillas y los tobillos. Martínez acaba de cumplir 37 y debe demostrar que no ha iniciado la parte descendente de su carrera.
El alto mando rayado consiguió algunos jugadores notables en el mercado invernal. Aseguró al cubano J.D. Martinez con un contrato multianual. Se trajo a Justin Upton, que de por vida tiene .825 de OPS y un OPS ajustado que es 21 por ciento superior a la media de las Grandes Ligas. Cameron Maybin regresó a casa, con la esperanza de ser la chispa del lineup.
Ellos, junto al camarero Ian Kinsler, serán armas realmente eficientes si Cabrera y Martínez vuelven a su nivel.
El propietario de los felinos, Mike Illitch, se aseguró otras buenas piezas. Ahora tiene a Francisco Rodríguez para cerrar los juegos y la rotación está remozada, con Jordan Zimmermman y el hippie Daniel Norris en la rotación, junto a Verlander, Aníbal Sánchez y el relativamente discreto Mike Pelfrey.
No suena mal. No hay un legítimo número uno, como lo eran Scherzer y Price, pero Norris es un aspirante a serlo y, con salud, al menos los cuatro primeros abridores son brazos eficientes. Rodríguez, además, es uno de los mejores relevistas de todos los tiempos.
Las victorias que pueden anotarse en el staff y los salvados que puede sumar K-Rod dependen en buena medida de las carreras que anote el lineup. Y allí es donde el par de venezolanos entra en juego.
"Se ve fuerte", dijo el manager Brad Ausmus, tras reencontrarse esta semana con V-Mart.
"Es la primera vez en tres años que puedo entrenarme con normalidad", aseguró Cabrera, que llegó a los entrenamientos primaverales de 2014 y 2015 en plena rehabilitación, tras sendas operaciones. "Me siento muy emocionado".
Todos en Detroit lo están también.