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River dio un muy buen primer paso en la Libertadores

BUENOS AIRES -- Hablar de rivales menores en la Copa Libertadores es una falacia de la cual River pudo dar fe a lo largo de la pasada edición del certamen. No vamos a recordar paso por paso en lo sucedido, pero sí se debe refrescar aquella clasificación agónica en la fase de grupos, producto de haber perdido puntos justamente ante esos oponentes supuestamente inferiores.

Claro que el año pasado ese transito escabroso tuvo un final feliz. En su estreno como campeón continental, el Millonario tenía ante sí uno de esos partidos incómodos. Un viaje extenso hasta Venezuela (a la ciudad de Valera); un campo de juego en malas condiciones; vicisitudes que se le presentaban de la mano con la obligación de sumar de a tres que le había impuesto The Strongest, luego de derrotar a San Pablo, nada menos que en Brasil.

Y la primera reflexión es que River pudo superar esa prueba con contundencia. Más allá de que esta vez sí el Trujillanos dejó en claro que no está a la altura de los equipos competitivos de la región, el conjunto de Marcelo Gallardo, luego de un errático primer tiempo, resolvió la historia a fuerza de goles. Con una formación que no estuvo conformada por todos los titulares, por el contrario, fue casi similar la cantidad de futbolistas que juegan habitualmente y la de aquellos que no lo hacen. Así y todo aprobó el primer examen.

En este tipo de competencias, en las cuales las cosas se resuelven en apenas un puñado de partidos, resulta más que positivo no darle chances a las dudas. Eso fue lo que hizo River, dejar de lado cualquier vacilación o especulación y cosechar tres puntos en su debut copero.

Con esto queda abierto el debate. Qué se debe perseguir en la Libertadores, ¿la eficacia o la estética?. De más está decir que el ideal sería una conjunción entre los dos tópicos, algo que pocos pueden plasmar en la cancha, pero habida cuenta de la idea del propio Gallardo, exteriorizada públicamente, acerca de que este semestre es para reencontrarse con el buen fútbol, es que las distintas corrientes de opinión ya comienzan a dar su veredicto.

Nadie busca no jugar bien y ganar, está claro, pero quizás lo que no debería exponerse con tanto ahínco es eso de anteponer la belleza por sobre los tres puntos. Porque una cosa permite ir en busca de la otra. Ganando y goleando, River podrá ir, con mayor tranquilidad, por la restante G (la de gustar).

Gallardo tendrá en su cabeza, seguramente, conseguir un desafío histórico, que es obtener la Copa en dos ediciones consecutivas. Hasta ahora River no lo ha logrado, y en esta voracidad por sumar títulos internacionales que el Muñeco ha refrendado con hechos desde su arribo al club, quedar en el bronce por semejante doblete representa un seductor reto.

El camino recién empieza para el Millo. Se sabe que es largo y complejo, pero el director técnico y su grupo de futbolistas han dados muestras de renovar siempre la búsqueda de supuestas utopías….