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América reniega de su palabra de honor

Mexsport

LOS ÁNGELES -- América deambula sin palabra de honor. Humillar y ser humillado. Vencer y ser vencido. Jurar y perjurar. Hipocresía en la cancha.

Primero, petulante, arrogante, perdonavidas este miércoles en el Estadio Azteca. Y después, se toma en serio, por sólo unos momentos, apenas los necesarios, en el partido ante Seattle Sounders y esfuma, cuando quiere y cuanto quiere, al adversario, para meterse a semifinales de la Concachampions.

Son, América y su plantel, una bala perdida. Suman tres partidos en Liga sin ganar, con ocho goles recibidos, recolecta expulsiones. Y de repente creen que con una limosna ante Seattle en la Concachampions la afición les perdonará.

Ante los Sounders, debieron cargar con el marcador adverso de 0-1, para tomar conciencia de que están sumergidos en una crisis y que un poco de ungüento era urgente al menos en el torneo de Concacaf.

Y en cuanto le urgió, en cuanto se lo propuso, en cuanto recuperó el terror o la vergüenza, con unos minutos, unos trazos y definiciones impecables de Quintero, Oribe y hasta el oxidado 'Riflecito' Andrade, sentenció el juego.

Esto lleva a reflexiones extremas, obligadas, necesarias, imprescindibles, en un equipo de las pretensiones del América, especialmente de cara a que el 12 de octubre debe festejar con el mayor lustre posible sus 100 años de vida.

Insisto, quieren ese centenario poner a desfilar trofeos y carnavales, pero con lo mostrado en la Liga en los tres últimos juegos apenas podrá montar un cortejo fúnebre, este América de lengua bífida.

1.- LO BUENO...

Ante Seattle, el América demuestra que cuando Sambueza quiere, el América sabe, quiere y puede. Pero si el argentino veleidoso, voluble, arrogante, prefiere jugar al malandrín, al final, termina por ser desertor y traidor.

El América de momentos, de instantes, de minutos, ese América tacaño ante Seattle, puede volverse protagonista del torneo, pero no por sus slogans caprichosos de Ódiame Más, sino por las condiciones de sus futbolistas.

¿Será que ese es ya el único aliciente, el único detonante, el único motivador de las Águilas, ese miedo al fracaso? ¿No existe ya el orgullo de la camiseta, la notoriedad de ser parte de El Nido? ¿Necesitan vivir en el drama de premio o castigo?

2.- LO MALO...

Son, entonces, Águilas sin honor. Cuatro expulsados en dos juegos, aspavientos entre jugadores, errores en la defensa, indolencia de otros y un cuerpo técnico y una directiva que son apapachadores a final de cuentas.

Lo malo es que en sus tres últimos encuentros, el América ha cargado con vergonzosos trámites y desenlaces. Más allá de las expulsiones ante Veracruz, Cruz Azul y Tigres ha recibido ocho goles y sacado dos de nueve puntos.

Ante Veracruz no supo manejar la ventaja, y lo mismo ocurrió ante La Máquina al desvanecerse el 3-1 a favor. ¿Con Tigres? Las Águilas se fueron al frente y luego las desplumaron a pisotones humillantes.

¿Se conforma la afición con esta versión casi de parodia de su equipo? ¿Le nutre, le satisface que venza a un Seattle Sounders saliendo de pretemporada?

Se viene Morelia. Y encara con castigados y lesionados, además de la obligación de darle 30 minutos de juego en partido de homenaje a Cuauhtémoc Blanco, quien, seguramente, le va a entregar más compromiso, pundonor, dignidad, vehemencia y profesionalismo que el resto de mercenarios que cobran tanto, pero devuelven tan poco.

Sería penoso, aunque aleccionador, que un jugador que sale de su enésimo retiro a los 43 años, termine siendo la inyección de testosterona entre el grupo de comodinos y aburguesados castrados.