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De la euforia en Vancouver a la alarma en el Azteca

Con su triunfo, México llegó a 16 partidos sin conocer la derrota. Mexsport

CIUDAD DE MÉXICO -- ¿Puede el México que venció el viernes 3-0 a Canadá ser protagonista en la Copa América Centenario? ¿Puede el México que venció este martes 2-0 a Canadá ser protagonista en la Copa América Centenario?

Ninguno de los dos. Y el Tri de estas dos entrevistas mostró niveles contrastantes. El de Vancouver tranquilizó sin emocionar. El del Azteca preocupó.

Grandes diferencias entre uno y otro partido: compromiso, entrega, vehemencia, ritmo, y si en el primero hubo compostura colectiva, en el segundo fue una reacción a empujones, bajo ansiedad.

Cierto, hay diferencias ostensibles entre un encuentro y otro. Tres de los cinco cambios afectaron el rendimiento colectivo.

Y además, la complicidad mezquina del marcador, terminó por aburguesar a jugadores que se olvidaron del partido y pensaron en sus Ligas.

1.- Marco Fabián está muy lejos de ser Hirving Lozano. No tiene ni la penetración, ni la velocidad, ni el atrevimiento, y, especialmente, nunca se asoció con ningún compañero, como sí lo hace el Chucky. La visión del ex de Chivas es miope colectivamente.

2.- Raúl Jiménez salió revolucionado, desesperado, ansioso. Sus desplazamientos terminaban por dejar vacía el área, donde no aparecían Fabián y confundía a Herrera, sin la puntualidad necesaria, y en los choques, además, perdía el mano a mano con los canadienses.

3.- Los desplazamientos fallidos de Raúl Jiménez y el hecho de que Marco Fabián hiciera por su cuenta rounds de sombra, terminaron por arruinar a varios jugadores: Paul Aguilar, Héctor Herrera y Tecatito Corona, quien terminó yendo a otra zona de rendimiento y perjudicando a Marco Fabián.

4.- Los cambios aportaron poco. Rodolfo Pizarro generó aún menos alternativas, mientras que Javier Hernández, más inteligente que Jiménez, ya no encontró tiempo ni socios para generar llegadas consistentes. Y para entonces, Canadá había decidido recorrer poco, y correr menos.

5.- ¿Fue legítimo que con el 2-0 los jugadores mexicanos decidieran administrarse de manera extrema, especialmente cuando los canadienses empezaron a meter la pierna fuerte con frustración y desesperación? Con el boleto al Hexagonal Final, con el dominio absoluto, con la rendición absoluta de los canadienses, la decisión fue no correr riesgos.

Y queda claro que poco les importó a los seleccionados la inconformidad manifiesta de una afición que silbó y abucheó. La misión estaba cumplida: clasificación al Hexagonal con números perfectos en la gestión de Osorio, que debe cargar sin duda con reclamos legítimos de una selección que insinuó que funcionaba en Vancouver, pero que se acalambró y alarmó en el Azteca.

Lo curioso es que Osorio pide lo único que no tiene: tiempo. Y eso origina el cuestionamiento: ¿fue mejor hacer ensayos ante Canadá en el Azteca, en lugar de darle rodaje de entendimiento al equipo que parece titular, que es el que mostró en el BC Place?

Lo más importante debe ser que las estadísticas no confundan ni entrampen el proceso. El autoengaño es peligroso.

Porque las cifras enmascaradas del exitismo pueden ocultar, peligrosamente, la ausencia de solidez por momentos, en el rendimiento como colectivo del seleccionado m