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Messi y la mariposa que se volvió oruga

LOS ÁNGELES -- ¿Otro año Messiabático? Nadie lo sabe. Y menos él que nadie. Lo cierto es que Lionel Messi se ha ido a ese retiro impenetrable. Ermitaño de sus propios asilos.

Messi se ha ido a una topografía geográficamente inexistente. La mariposa se ha vuelto oruga. El gusano se enredó en su propia seda.

Cinco juegos sin gol y sin entregar el gol en la charola de plata en que acostumbra. Y apareció sin comparecer en la cancha en dos citas irrechazables, obligatorias, mandatorias, seductoras, ineludibles, indespreciables: Real Madrid y Champions ante el Atlético de Madrid.

¿Es el mejor futbolista del mundo? Indudable. Pero, por definición, por tácito mandamiento, el mejor del mundo no puede evaporarse de cuerpo presente justo en medio de los mejores retos del mundo.

Y él estuvo sin estar en ambas citas supremas. Él jugó, sin jugar. Deambular no es una opción para el futbolista más impredecible, sorprendente, genuino y genial de esta época. Si Dios trabajó seis días, un predestinado como él debe trabajar siete.

Y es patéticamente dramático. O dramáticamente patético. Cristiano Ronaldo consagra cada segundo de su vida para tratar de ser el mejor. Lionel sólo debe dedicar 90 minutos de jugueteo solaz y desquiciante para poner al mundo de rodillas.

¿Las causas de ese síndrome de armadillo? ¿Los orígenes de que El Principito secara su rosa? ¿Y hasta cuándo el Barcelona jugará a ser Penélope en el andén de la desesperación?

1.- Dicen, los protectores a ultranza, los defensores sistemáticos, los abogados ladinos que lo custodian, que ha jugado con molestias musculares, que le aquejan desde antes del Clásico ante el Real Madrid.

Absurdo. Falaz. Porque si no está en plenitud, el mismo Leo, y su propio equipo, entenderían que jugar fuera de forma es una forma alevosa de traición, más que de inmolación por el club. Nunca los mártires disparan en defensa propia.

El cuerpo médico lo ha negado y ante la Real Sociedad, Messi estuvo activo e intenso. Fraguó jugadas e hizo siete disparos a gol. Y en los entrenamientos, trabajó al mismo ritmo del resto. La enjundia no usa prótesis.

2.- ¿Acaso el #PanamáPapersGate ha tomado por asalto su conciencia, su tranquilidad, su quietud, y lo ha montado en el tiovivo del insomnio y la histeria?

Imposible. Sus abogados han sido claros. Y los lobos voraces de todos los líos fiscales, empresas fantasmas y lavado de dinero, coinciden. El delito principal es financiero. Y los crímenes por dinero, se lavan con dinero... de preferencia que no haya sido lavado.

Y un tipo que ha recaudado durante los últimos cinco años más de 400 millones de dólares dispone de fondos para dar de comer a los cuervos de las cortes, sin riesgo de pisar la cárcel. Poderoso caballero es don dinero.

3.- ¿La marabunta de presiones a las que está expuesto? Tal vez. Tiene que ganar siempre, tiene que ganar todo. Y encima, ganar con magia, porque a él eso de la proletarizada transpiración, de la ordinariez del sudor, no le va. Él sí, cuando quiere, invoca al Abracadabra y la calabaza se transforma en carroza.

Ahí, está abandonado. Ahí, está desamparado. Ya sea porque él se niega a ser ayudado, o porque quienes deben ayudarlo no saben, no pueden o no quieren.

¿Alguien será tan bobalicón como para creer que Luis Enrique puede llegar a tener ascendencia o autoridad moral como para sumergirse en la cabecita del desvalido y organizarle las ideas?

¿Está capacitado el padre para ser padre, porque administrador tampoco lo es? ¿Está capacitado e interesado en llevar de la mano a quien es sangre de su sangre y carne de su carne? ¿Puede Jorge Messi ser pastor y no sólo judas financiero de su propio hijo Lionel?

Messi tuvo un guía: Guardiola. Después, en otra crisis, alguien debió reorientarlo para reencontrar su camino. Y Luis Enrique habita en el sótano de los respetos y los afectos de Leo. Y el jugador arrojó a la indiferencia la llave de esas puertas.

Esta solo, sin duda. Huérfano en todos sentidos. Es un indigente dentro de su propia grandeza. Naufragó y se ha enclaustrado en la isla de su superioridad, en donde no pueden atracar mentes mediocres.

'Tata' Martino nunca ha podido acercarse a él, ni con el club ni con la selección. De hecho, el técnico argentino tiene un récord fascinante: ha puesto a zozobrar los dos equipos en los que ha tenido a su disposición al mejor futbolista del mundo. Mucho collar para tan poco perro.

Urdir más intrigas con la simpleza de llamarlo #PechoFrío, no pasa más que de una morbosidad lúdica en los vaivenes penosos actuales del jugador. No puede ser #PechoFrío quien mostró bravura infantil ante la flagelación diaria de inyecciones de líquido espeso para rescatar su organismo. Si venció a la amenaza de invalidez...

¿O estará aburrido? ¿O estará tan colérico de que le arrebaten el balón como diversión, para entregarle a cambio una horrenda bola de grillete de imposición como una condena de cadena perpetua a jugar por negocio?

Sólo Lionel Messi lo sabe. O tal vez ni él lo sabe. Pero Barcelona necesita que regrese de ese autoexilio que sabe a deserción.

Porque ya perdieron la Champions. Porque aún pueden perder la Liga. Y porqué él, personalmente, puede perder el Balón de Oro, toda vez que los grandes trofeos se recolectan a partir de mayo y hasta diciembre en la Copa Mundial de Clubes, a la cual él ya no podrá acudir.

Insisto: Messi se ha ido a una topografía geográficamente inexistente. La mariposa se ha vuelto oruga. El gusano se enredó en su propia seda.