La puerta se cerró detrás de ti/ y nunca más volviste a aparecer/ dejaste abandonada la ilusión/ que había en mi corazón por ti.
Estas bolerísticas y famosas líneas las compuso el mexicano Luis Demetrio y fueron lo primero que me vino a la mente tras escuchar a una importante autoridad deportiva cubana asegurando que no habrá equipo unificado para la tercera edición del Clásico Mundial de Béisbol en 2017.
Antonio Becali, presidente del Instituto Cubano de Deportes, Educación Física y Recreación (Inder), afirmó a una pregunta de la agencia Reuters que "Cuba va a seguir con nuestros atletas. Es decir, con los atletas formados en nuestro país".
"Yo creo que un gran honor de nuestras delegaciones y de nuestros equipos, es que nuestros atletas son formados en nuestras escuelas deportivas, en el sistema deportivo y por nuestros entrenadores", dijo el funcionario. "Eso es algo que vamos a mantener como principio indisoluble. Es decir, los atletas nuestros que están dentro del sistema deportivo cubano y dentro de nuestra Serie Nacional son los que nos van a seguir representando en los eventos internacionales que se realizan".
Así..., de un portazo, se clausura una puerta, se mutila la ilusión de la mayoría de los cubanos. El utópico desvelo es nuevamente tirado al inodoro. Y no lo digo yo; así como tampoco he realizado encuesta alguna para saber qué piensa la mayoría. Pero simplemente me remito a las palabras del señor Tony Castro, hijo del exgobernante -Fidel Castro- y sobrino del actual -Raúl Castro- en una entrevista a ESPN The Magazine y que le dio la vuelta al mundo:
"Oh, es increíble. Si usted camina por las calles y pregunta a todo el mundo, las personas con seguridad le dirán que es un sueño. Ellos quieren ver a estos jugadores jugar con el equipo nacional cubano. Y sabes que el problema existe y [Cuba y MLB] necesitan resolver esto. La pregunta es, ¿por qué no? ¿Por qué no encontramos la solución? Lo único que necesitamos es la voluntad de hacerlo. Por seguro que podemos encontrar una solución, pero tenemos que trabajar juntos - todo el mundo".
Evidentemente no hay "solución" ni "voluntad" para encontrarla.
Las palabras de Becali y la "deserción" de los mediáticos y talentosos hermanos Gurriel (Yulieski y Lourdes Jr.) evidencian que el pacto entre Cuba y la MLB permanece estancado pese a las recientes visitas de una embajada de buena voluntad en diciembre último y del equipo de Rays de Tampa Bay en marzo, coincidiendo con la estancia del presidente de los Estados Unidos Barack Obama.
En septiembre de 2015, en una reunión en la oriental provincia de Las Tunas, el Director Nacional de Béisbol de la Isla Heriberto Suárez había dicho "quizás, peloteros que hoy están en otros lugares puedan volver a integrar el equipo. Es una posibilidad, ahora mismo no lo sé".
Aquella fue la primera vez en que públicamente un funcionario, que no tuviera el apellido Castro, dejó abierta una rendija para dar entrada a los jugadores que decidieron hacer su carrera fuera de Cuba.
La postura de Suárez contradijo lo expresado por Jorge Polo, vicepresidente de Actividades Deportivas del INDER y que jerárquicamente está por encima de él, cuando aseguró que los "traidores"* no podrán defender a la selección nacional.
Días después, Suárez tildó de especulaciones lo citado por medios en Cuba y de lo cual se habían hecho eco medios internacionales.
"No es una opción ahora mismo. Lo que se ha escrito son especulaciones. Competiremos en cualquier evento con jugadores registrados en la Federación Cubana, que participarán en la próxima temporada y deben responder a nuestras exigencias y necesidades deportivas, declaró a la agencia noticiosa Prensa Latina.
Otra puerta cerrada, y otra muestra de que no existe tal buena voluntad en una de las partes de la ecuación.
¿Solución?
Previo al I Clásico (2006) la participación de Cuba estaba en la cuerda floja por diferencias legales con el gobierno de EUA; entonces varios países se negaron rotundamente a la exclusión de la novena de la mayor de las Antillas. Incluso amenzaron con retirarse de la contienda. En esta tercera edición la protesta podría ser a la inversa.
*Nota aclaratoria: Los deportistas que abandonan delegaciones en el exterior o salen ilegalmente del país son considerados "desertores" y "traidores". A ellos se les prohíbe la entrada a Cuba por un periodo de 8 años a partir de la fecha de su "deserción". A otro grupo, que pide la liberación de su equipo o deporte, y salen de manera legal para convertirse en profesionales se les permite regresar, pero se les niega representar a los equipos nacionales aunque hayan expresado su interés en hacerlo.