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Injusto por demás el despido de Fredi González de los Bravos

ORLANDO, Florida -- Por segunda vez en su carrera, el cubano Fredi González paga los platos rotos del mal desempeño de equipos que no tenían nóminas para competir.

Los Bravos de Atlanta, el equipo con la peor marca (9-28) de Grandes Ligas, despidió el martes a González y nombró en funciones interinas a Brian Snitker, quien se desempeñaba como dirigente de la sucursal AAA. El también cubano Carlos Tosca, asistente y confidente de González, también fue liberado.

Ahora las ligas mayores del béisbol, cuyos 30 rosters están conformados por cerca de un 30% de jugadores hispanos, no tienen a ningún dirigente latinoamericano.

En el 2010, González fue dejado libre por los Marlins de Miami cuando tenía foja de 34-36 en los primeros 70 encuentros de la campaña. La marca general del cubano de 52 años es de 710-692 (.506) en 10 años como capataz en las ligas mayores.

Aunque el despido de González en Atlanta no es sorpresivo -- es lo que hacen todas las organizaciones profesionales que están jugando mal para dar la impresión de estar trabajando en busca de soluciones para cambiar la situación -- no deja de ser injusto.

La misma directiva de Atlanta reconoció desde los campos de entrenamientos que no tenían grandes aspiraciones para competir en el 2016 -- y para muchos tampoco en los próximos dos años -- después de los movimientos que realizaron para rejuvenecer su personal, en ruta a la apertura de un nuevo estadio en abril del 2017.

Los Bravos, que salieron en los últimos años de los jardineros Justin Upton y Jason Heyward, el torpedero Andrelton Simmons y los lanzadores Craig Kimbrel y Shelby Miller, van de últimos de las ligas mayores en carreras (114), extrabases (68) y jonrones (11) y penúltimo en bateo (.229) y OBP (.292) y su pitcheo es undécimo en efectividad (4.49) en la Liga Nacional.

Despidiendo a González, un hombre de béisbol formado en la organización, los Bravos mandan el mensaje de que no creen que estuviera haciendo lo suficiente con el material que le entregaron. Ese es el mismo capataz que con un buen equipo ganó 94 y 96 partidos, respectivamente en 2012 y 2013, y tuvo récord general de 434-413 con el club.

Otro aspecto a tomar en cuenta con la decisión es la composición de la oficina central. El presidente del club, John Hart, y el gerente general John Coppolella, nombrados después de la temporada del 2014, encontraron a González en su cargo y aunque fueron los que extendieron el contrato del cubano y su staff por un año (hasta el 2016), en realidad nunca ofrecieron garantías al capataz.

Mientras es comprensible que un dirigente con mal récord y que no fue firmado por sus actuales jefes pierda el trabajo en las ligas profesionales, en cierta forma el despido de González por parte de los Bravos deja el mismo mal sabor de su salida de Miami.