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#TBT: Lo que hacen las ligas deportivas ante eventos impactantes

La canción 'God Bless America' comenzó a cantarse en la séptima entrada de cada partido en cada estadio de Grandes Ligas luego de los eventos ocurridos en NY el 11 de septiembre de 2001. Anthony Causi/Getty Images

Cada vez que ocurre un evento impactante o crucial en el mundo, las ligas deportivas deben decidir qué hacer si hay juegos programados para ese mismo día o en el futuro cercano.

En 1968 ocurrieron dos muertes que estremecieron a todos y generaron una pésima reacción de MLB. Hoy en nuestro #TBT recordamos lo que sucedió en el mundo del béisbol luego de los asesinatos de Martin Luther King Jr. y de Robert F. Kennedy.

Dr. Martin Luther King Jr. fue asesinado un 4 de abril de 1968. La temporada de MLB se iniciaba solo unos 4 días después del vil acontecimiento, un 8 de abril, lo que generó mucha incertidumbre en la oficina del Comisionado William Eckert. Ya había un precedente en otro deporte por la orden de Pete Rozelle -- Comisionado de la NFL -- de no suspender las acciones de esa liga luego del asesinato de John F. Kennedy en 1963, que trajo como consecuencia una reacción extremadamente negativa por parte de la prensa y fanáticos. El mismo Rozelle reconoció que esa fue la peor decisión de su vida. Eckert decidió no tomar ninguna decisión colectiva y le dejó la responsabilidad a los equipos de inaugurar la temporada en el día establecido si ellos querían.

Cuando los Piratas de Pittsburgh anunciaron que si jugarían el 8 de abril de 1968, Roberto Clemente lideró un grupo de peloteros que se opusieron a uniformarse. "Se nos acercaron a los peloteros negros del equipo y nos preguntaron si deberíamos jugar y les contesté que si ellos le tienen que preguntar eso a los peloteros negros entonces este no es un gran país" dijo el boricua sin titubeo. Luego, Bob Gibson de los Cardenales de San Luis se unió a la protesta y pidió la postergación del inicio de la temporada hasta una vez concluido el funeral de Dr. King programado para el 9 de abril. Al final, a Eckert no le quedó otra alternativa que escuchar a los jugadores y declaró como nuevo día inaugural el 10 de abril de 1968.

Semanas más tarde, más específicamente un 6 de junio de 1968, Robert F. Kennedy, hermano de John F. Kennedy, fue asesinado. Tres días más tarde, el 9 de junio, la oficina del comisionado de MLB insistió en darle la opción de jugar o no a los mismos equipos. Los Astros de Houston fueron uno de los que decidieron salir al terreno el mismo día del asesinato de Robert Kennedy aun cuando un par de sus jugadores, Rusty Staub y Bob Aspromonte, se quedaron en la banca en señal de protesta. Ambos peloteros fueron cambiados al finalizar la temporada.

Ya hemos mencionado varias veces que las instituciones son tan sólidas como el liderazgo que las guía. Un mal líder convierte un ente solido en un florero sin mucho esfuerzo. Podemos decir que ese fue el caso de William Eckert y su estadía como Comisionado de MLB. El soldado desconocido, como se le apodaba, resultó una gran sorpresa cuando fue anunciado como el sucesor de Ford Frick y al tomar el cargo confesó que tenía más de 10 años sin ir a un juego. Incluso, para evitar burlas, los dueños de equipos le asignaron un tutor en temas de béisbol pero al ver que eso no funcionaba básicamente hacían lo posible para evitarle contactos con la prensa.

Eckert ha podido establecer una política en caso de tragedias como los asesinatos de Martin Luther King Jr. o Robert Kennedy pero prefirió lanzarle la pelota a los equipos. Muchos consideran que esa manera pasiva y poco efectiva de Eckert hizo que perdiera el puesto ese mismo año, siendo sucedido por Bowie Kuhn (quien en su libro cuenta que un día llegó a la oficina y al ver a Eckert asumiendo su nuevo puesto de "asesor" le dijo que mejor era que se fuera para su casa y allí terminó su relación con MLB).

El 11 de septiembre del 2001 fue un claro ejemplo de cómo debe actuar una liga. Bud Selig suspendió ese mismo día todos los juegos del día y resto de la semana. Luego el reto era cuando poder cantar la voz de playball sin irrespetar el luto colectivo. Cuando se reanudaron las acciones, siete días después del acto terrorista, se incrementaron al máximo las medidas de seguridad en los estadios y se entonó la canción "God Bless America" en el séptimo inning de todos los juegos por el resto de la temporada, menos los que tomaban lugar en Toronto. Esa nueva tradición se mantiene vigente en los estadios de los Yankees, Dodgers, Bravos y Marineros.

Selig no le dio la responsabilidad a los equipos de decidir, asumió su rol como debe ser. Eckert fue tan irrelevante que, a diferencia de la decisión de Pete Rozelle, nadie recuerda lo que hizo en 1968. Pero para eso están estos #TBT.