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¡Humillante!

No hay otra forma de describirlo. La Selección Mexicana se descarriló y se estrelló de frente con una penosa realidad. Y puede que el resultado haya sido parte de un accidente futbolístico, pero lo que es inobjetable es que Chile le pasó por encima, arrasó con un equipo que no mostró ni condiciones, ni aptitudes, ni vergüenza profesional. Lo más grave de todo fue el retroceso de un horizonte donde la Selección Mexicana se sentía en la capacidad de ganar y, si usted quiere, de perder y sin embargo, competir, siempre competir ante selecciones que aparentemente tiene una mayor condición futbolística. Lo del sábado por la noche en Santa Clara fue vergonzoso y humillante.

LOS ANGELES -- Lo veo y lo creo. Hay "formas" y "formas" de perder. La de hoy no tiene nombre.

Una de las noches más humillantes y tristes en la historia del futbol se consumó a las afueras de San Francisco.

La Selección Mexicana fue exhibida, superada, violada y ultrajada en la cancha de futbol por una Selección Chilena que no tuvo piedad.

Antes de buscar y de enumerar las carencias mexicanas --si tenemos tiempo y espacio porque son muchas-- habrá que apuntar al resultado como un terrible retroceso en una selección que apuntaba hacia un horizonte distinto y que parecía, basada en los resultados, en sus futbolistas de categoría "europea" haber encontrado una fórmula para afianzar el futuro.

Mexico no tuvo nada positivo en el estadio de Santa Clara. El portero empezó con las fallas, la defensa, desubicada, se mostró endeble e insegura cuantas veces fue exigida, el mediocampo dio "risa" con o sin la pelota y los delanteros y jugadores de desequilibrio salieron a aprovechar el sol del vano en el Valle del Silicón. Un desastre, porque este equipo ni siquiera mostró vergüenza y entrega ante la falta de recursos.

Juan Carlos Osorio no pudo explicar el penoso pasaje y los expertos atribuyeron la jornada a la falta de continuidad y coherencia en las alineaciones del entrenador, que "rotó" y "rotó" futbolistas en cada uno de los cuatro juegos que tuvo en esta Copa.

Mientras las redes sociales se llenaban de críticas, de ira y de tristeza, y pedían la cabeza del entrenador, estaba claro que la noche podría marcar para siempre a esta generación de futbolistas y al propio seleccionador nacional. Yo no sé si la solución es cambiar al entrenador. Lo que me queda claro es que el humillante accionar mexicano no puede quedarse tapado o escondido "bajo la alfombra". Alguien debe pagar por la peor humillación en la historia del futbol mexicano.

Es tiempo se sentarse, con calma, y revisar hacía dónde va el futbol mexicano. Si es con Osorio, adelante. Si es con otro, también, pero deben evitarse parajes como estos que descomponen los procesos, que dañan profundamente al futbolista y que envuelven de pena al aficionado. México no está para darse esta clase de concesiones. Se supone que pasó ya por esa clase de pasajes tenebrosos y que su historia competitiva se escribe hoy en otro nivel.

Lo peor es el desánimo que se dibuja en las facciones del fiel, entregado y pasional aficionado mexicano. México sigue sin tener el futbol que se merece. Hay una deuda histórica con el aficionado. Si el futbol dictará nuestra felicidad, seríamos un país muy triste.

La noche más amarga en la historia del futbol mexicano. Se buscan a los culpables, al culpable, porque no hay tiempo ni espacio para sensatez o para cordura. Lo de Santa Clara fue una "Santa Madrina".

@Faitelson_ESPN