+ El entrenador nacional está en la “mirilla” de todos los “francotiradores” que rodean al futbol mexicano. Ex jugadores, ex entrenadores, entrenadores, futbolistas, comentaristas y periodistas, pero... y yo pregunto: ¿Los futbolistas de México? ¿Dónde está la llamada mejor generación en la historia del futbol mexicano? ¿Dónde están esos jugadores que han desaprovechado otra maravillosa oportunidad para dar un paso al frente, para crecer, para darle a México el futbol que merecen sus aficionados? Escondidos, tapados, con poca vergüenza profesional, ocultos en las cenizas de un campo que tiene pocos culpables y muchas excusas.
LOS ANGELES -- Hace más de 40 años, un gran periodista mexicano calificó la mentalidad del futbolista en México con una frase que resultó épica y también dolorosa: “Los Ratones Verdes”. Con el paso del tiempo, el poderoso enunciado de Manuel Seyde parece seguir vigente.
Y algo que también sigue vigente es nuestra necesidad de buscar culpables y de esconder a los verdaderos responsables. Una cosa tapa otra, un nombre en el patíbulo salva al resto de sus cómplices. Entreguemos una “cabeza” para salvar a "los otros".
Aún peor que el “7-0” es volver a cuestionar la continuidad del entrenador de la Selección Mexicana de futbol.
Juan Carlos Osorio es hoy “el villano perfecto”. Hecho a la medida de nuestras necesidades. El hombre que se equivocó, que planteó mal el partido y que le abrió los espacios y le dio los balones a Chile para propiciar la masacre futbolística. Pero, yo no vi a Osorio en el campo de juego. No lo vi perdiendo balones, no lo vi dando rebotes, no lo vi fallando en las coberturas, no lo vi concediendo ventajas amplias, no lo vi fallando física, técnica y mentalmente en las situaciones más comprometidas del juego. No lo vi a Osorio. Vi a otros...
Hoy, él tiene la culpa de todo. Y es obvio que como entrenador adopte, desde el final de la noche en San Francisco, un “mea culpa” y una responsabilidad para seguir protegiendo a quienes tiene que proteger. Osorio está para cuidar a sus futbolistas. Y nosotros, la crítica, no estamos para cuidar a nadie.
La llamada “mejor generación en la historia del futbol mexicano” ++ni una letra menos ni una de más++ ha tenido un terrible fracaso justo en un momento decisivo, cuando hemos vuelto a soñar con ese juego competitivo, con el famoso y ya épico quinto partido del Mundial, con la noche consagratoria, la que nos acerca al nivel de competencia de las grandes potencias. Esos futbolistas, la mayor parte de ellos, procedentes de equipos europeos serios, de ligas también muy formales, han fallado rotundamente y nadie es capaz de decirlo.
¿Cómo explicar que 10 días antes una selección ++si usted quiere distinta en algunos nombres++ le ganó a esa misma selección chilena en un partido de carácter amistoso? He ahí la respuesta: “amistoso”, cuando no se juega nada, cuando no vale, cuando la presión afecta de manera distinta al futbolista en México., el resultado es diferente. Típico y recurrente de nuestra pobre historia en las canchas de juego.
Se critica una y otra vez a Osorio por el tema de las rotaciones en la alineación. Y sí, puede que lo haya hecho, pero si usted se fija en la formación inicial del juego ante Chile del sábado, ahí estaban los que todos consideran y consideramos los mejores futbolistas mexicanos en cada posición: El portero Ochoa, los laterales Layún y Paul Aguilar. El central Héctor Moreno. Los volantes Herrera y Guardado. Y los delanteros “Tecatito” Corona y Javier Hernández. ¿Quién faltaba? Dicen que Rafael Márquez, que se había perdido dos días de entrenamiento por ir a Guadalajara al nacimiento de su hijo y que de acuerdo con algunas fuentes, el propio Márquez le dijo al entrenador que no estaba en condiciones para afrontar el juego. ¿Rotaciones? Sí, pero en la cancha, el día en que Chile le paso por encima a México estaban los mejores jugadores disponibles de la llamada “mejor generación de futbolistas en la historia del futbol mexicano”.
El futbol mexicano ha vuelto a fallar a la hora clave, justo en el momento menos propicio y lo ha hecho con un grupo de futbolistas que se vanagloria de tener otro tipo de mentalidad y de entereza, mentalidad y entereza que no les alcanzo para nada, ni para jugar al futbol ni para meter una patada por ahí de orgullo y de coraje.
Todas las “mirillas” de los francotiradores apuntan hacia Osorio. ¿Y cómo no? Hay que proteger a los “santísimos” futbolistas que tenemos, a unos “sin vergüenzas” que se empequeñecieron otra vez, como lo han hecho históricamente, en Mundiales, en Copas América o hasta en el último proceso eliminatorio para Brasil 2014.
Mentalidad. El futbolista mexicano puede competir ante Vidal, Alexis o Medel, pero es pobre en mentalidad. Cuando se le exige que adopte la responsabilidad sobre los hombros y que dé el paso hacia el siguiente nivel, se vuelve pequeño, se transforma en un “ratón verde” como solía llamarle el desparecido periodista Manuel Seyde.
Osorio es el blanco perfecto para defender y ocultar a los cobardes.