EAST RUTHERFORD, N.J. -- ¿Valentía o cobardía? ¿Carácter o pusilanimidad? ¿Liberación o escape? ¿Traición o solidaridad?
¿Claudica o desintoxica? ¿Deserción o sinceridad? ¿Suicidio o eutanasia deportiva?
La respuesta la tienen los días. Y aquellos que sobrevivan en una selección argentina que ha perdido tres finales consecutivas, dos de ellas ante Chile.
Lionel Messi ha tomado este domingo una decisión que sacude al mundo del futbol. Sacude a Argentina. Sacude a Barcelona.
Renunciar a continuar en la Selección de Argentina, no debe ser una decisión fácil.
El mejor del mundo claudica, se rinda, en el peor de sus momentos. Vitoreado de azulgrana, vituperado de albiceleste.
Para muchos es una deserción. El capitán no salta de la nave antes de que se hunda. El romanticismo, la hidalguía y el honor, dicen que debe hundirse con su navío. Sólo saltan los roedores de entrañas negras.
Y Messi parece darle la razón a Diego Armando Maradona quien le cuestionaba sus dotes de líder para encumbrar a Argentina. "Si no regresan campeones, que no regresen", los había amenazado El Pelusa.
Hay algo irrefutable: para claudicar, después de tres monumentales fracasos, hay que tener una gran honestidad o un gran cinismo. Sólo Messi sabe sus motivos.
Y con él se va un jugador de enorme carácter, Javier Mascherano. El genuino líder de Argentina. Se va por edad y por decepción.
El fracaso suele llevar al suicidio como una forma de eutanasia. Morir a solas para vivir mejor.
La gran duda se mete en los corazones inconsolables de los aficionados argentinos: ¿podrán clasificar a la Copa del Mundo de Rusia 2018 sin dos de esos referentes?
¿Y cuál será el golpe brutalmente moral que estas dos deserciones provoquen en el resto del plantel?
Y el Barcelona agrega sus propias dudas: ¿cuáles ruinas de Messi llegarán a su campo de pretemporada, después de este nuevo fracaso con Argentina y del mismo fracaso en la temporada a nivel de clubes, sin ganar la Champions, y que encima gana el Real Madrid?
Los mismos patrocinadores de la Selección de Argentina tendrán que sentarse a platicar sobre sus acuerdos con la AFA, que, además, recordemos, en este momento tiene a un presidente entre desaparecido, prófugo, amparado y exigido por la justicia.
Y en España, la situación fiscal y legal de Messi y su padre se agravó hace dos semanas con nuevos reclamos y nuevas investigaciones. Los Panamá Papers, aún tienen legajos y legado oscuros sobre la familia.
Lo cierto es que el mejor jugador del mundo tomó la mejor decisión para él, y la peor para una nación que hace 23 años, y seguramente muchos más, ha visto el Obelisco como un altar que se ha vuelto profano: la gloria futbolística se niega a volver a él.