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Cachorros han enderezado el rumbo, pero necesitan de vuelta a su as

CHICAGO - La versión de los Cachorros de Chicago que dominó a su antojo la Liga Nacional durante las primeras semanas de la temporada 2016 ya no existe. No va a volver. Pero la nueva edición de los Cachorros, la que ha estado jugando desde el receso del Juego de Estrellas, es un reemplazo bastante bueno. De hecho, es un retrato de un equipo que podría alzarse con el campeonato, pero al que todavía le queda un golpe muy importante por dar.

Ese inicio fue, de hecho, asombroso. Casí irreal. Cuando los Cachorros ganaron 25 de sus primeros 31 juegos, el presidente de los Cachorros Theo Epstein le dijo a la prensa sobreexaltada, "Esta no es la realidad del béisbol. La realidad del béisbol es que es bastante duro ganar un solo partido en Grandes Ligas. Por eso es que celebramos tanto las victorias".

Eso fue para el 10 de mayo, y unas pocas horas después de que Epstein hablara, los Cachorros vencían a San Diego 8-7 para mejorar su record a 25-6 - con un ritmo para terminar con 130 victorias y que habría pulverizado el record de victorias de todos los tiempos en una campaña.

A ese punto, la ofensiva promediaba 6.2 carreras por juego, con ritmo para terminar con 1,003 carreras. Durante la era de las temporadas de 162 juegos, solo los Indios de Cleveland de 1999 habían anotado más, y lo hicieron en una de las temporadas más amigables a la ofensiva en la historia. Mientras tanto, el pitcheo y la defensiva de los Cachorros se habían combinado para permitir apenas 2.8 carreras por juego, una cifra que se podría traducir en 465 carreras permitidas. Eso habría superado el record de los Cardenales de San Luis de 1968 para la era, y los Pájaros Rojos establecieron ese record en el Año del Lanzador.

El punto: Los Cachorros estaban jugando un béisbol al nivel de los juegos de fantasía. Para mantener esas tendencias iniciales, ellos habrían tenido que seguir siendo el equipo con mejor poder de anotación y el equipo con mejor prevención de carreras en los últimos 55 años, o quizás en toda la historia. Ellos son buenos - realmente buenos - pero era algo que no iba a ocurrir. Así que no es sorpresa para nadie que las palabras de Epstein hayan sido proféticas.

Por supuesto, por algún tiempo allí, parecía que la predicción de Epstein sería demasiado certera. Cuando los Cachorros llegaron trastabillando al receso del Juego de Estrellas en medio de una mala racha con record de 7-15, su base de fanáticos, condicionada mentalmente tras 108 años de decepciones, comenzó a ponerse nerviosa. Y también los Cachorros.

"No podría decir que estábamos al borde de un ataque de pánico", dijo el receptor y sabio residente de los Cachorros Miguel Montero. "¿Pero saben qué? Sí estábamos preocupados. Y yo creo que eso estaba en la mente de todos, incluso aunque no lo reconociéramos. Cada equipo pasa por esa mala racha, cada bateador, cada lanzador".

Así que es un alivio que los Cachorros hayan estado aprovechándose de un periodo de 20 días en los que no han tenido que alejarse más de 90 millas del Wrigley Field. Incluyendo su victoria en Pittsburgh para cerrar la primera mitad de la temporada, los Cachorros han ganado 10 de sus últimos 15 partidos, e incluso con la mejoría en su juego de sus rivales Cardenales, la ventaja de Chicago en la División Central de la Liga Nacional nunca ha sido menor de 6 1/2 juegos. Durante este periodo de recuperación de 15 juegos:

Los Cachorros andan en quinto puesto en la LN con 4.5 carreras por juego.

El pitcheo y la defensiva han permitido 2.6 carreras por juego para liderar las mayores.

Los fildeadores de los Cachorros lideran las mayores con 50 carreras salvadas por la defensiva.

El diferencial de carreras de Chicago de más-28 es el mejor en las mayores.

La oficina central atendió la mayor debilidad del equipo al adquirir al cerrador Aroldis Chapman, preparando una parte trasera del bullpen compuesta por Chapman, Héctor Rondón y Pedro Strop que se asemeja a la monstruosidad del final de los partidos que cargó a los Reales de Kansas City a las últimas dos Series Mundiales.

Esta es la razón por la que hemos escuchado últimamente una frase en boca del efusivo manager de los Cachorros Joe Maddon, "Muchas cosas buenas allá afuera". Los Cachorros no tienen que ser históricamente buenos en cada faceta del juego. Ellos solo tienen que ser el mejor equipo en esta temporada, y al hacerlo, eso crearía mucha historia en sí misma. No, esa racha con record de 25-6 no se va a repetir, pero el hecho de que siquiera haya ocurrido le dio a los Cachorros el espacio para absorber su caída.

"Fue algo bueno que hayamos comenzado así de bien", dijo Montero. "Así que cuando pasas por esa mala racha, no te duele tanto".

El emblema de la asombrosa arrancada de los Cachorros fue probablemente su as Jake Arrieta, quien será el abridor del sábado ante Seattle. Arrieta, como recordamos, siguió en la primera mitad de esta temporada la gran actuación de la segunda mitad de la anterior, y para el momento en que terminó su buena actuación, tenía record de 25-1 con efectividad de 1.09 en 31 aperturas. Hablando de aumentar las expectativas. Pero él también tuvo sus problemas al acercarse al receso, y cuando volvió, declaró que el tiempo libre era exactamente lo que necesitaba.

Pero a medida que los Cachorros han ido recuperándose como equipo, ellos siguen esperando que Arrieta tenga su propia recuperación. Olvídense de su periodo con marca de 25-1: Eso fue algo loco. Irrepetible. Aun así, a medida que los Cachorros siguen viendo más cerca su boleto a la postemporada, ellos necesitan que Arrieta vuelva a ser el tipo de as que puede significar mucho en una serie de playoffs. Luego de permitir apenas 19 carreras en sus primeras 15 aperturas, Arrieta ha permitido 20 en sus últimas cinco.

A medida que el equipo a su alrededor siga unido, Arrieta como as, en algunos aspectos, es la pieza que le falta al rompecabezas de postemporada de los Cachorros.

"Mucha gente tiene expectativas altas - él las tiene, y yo también", dijo Montero. "Pero es difícil repetir lo que él hizo el año pasado. Yo solo quiero que salga allá afuera y que sea él mismo. Que se lo disfrute. Que solo salga a lanzar.

"Algunas veces él se pone demasiada presión sobre sí mismo para repetir esa actuación, intentando probarle a todo el mundo que lo que hizo el año pasado no fue casualidad. Yo sé que no fue casualidad. Yo sé que él es ese tipo de lanzador. Los números [sin embargo], son difíciles de repetir".

Lo mismo que es verdadero para Arrieta es para el equipo como un todo. Eso es, que él no tiene que ser el mejor as de todos los tiempos; él solo tiene que ser uno de los mejores en el contexto de esta temporada.

De hecho, hay cosas buenas que están ocurriendo últimamente en el Wrigley Field, y se están desarrollando de una forma mucho más sustentable que un record de 25-6. Pero para que las cosas buenas se conviertan en grandiosas, los Cachorros necesitan que Arrieta vuelva a capturar un poco de su antigua "irrealidad". Solo un poco.