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Volverá la Serie de las Américas al Marlins Park

MIAMI - Cuando algo sale bien, vale la pena repetirlo. Luego del éxito del experimento inicial de la Serie de las Américas, en noviembre del pasado año, el Marlins Park de Miami volvería a acoger la segunda edición de este evento.

Esta vez repetirían los mismos dos equipos de la República Dominicana, los campeones de la primera versión, las Aguilas Cibaeñas, y los Tigres del Licey.

Pero no vendrían novenas venezolanas y en su lugar se hacen las gestiones para que sean los puertorriqueños Cangrejeros de Santurce, actuales bicampeones del torneo invernal boricua, y klos Criollos de Caguas.

Sería el penúltimo fin de semana de noviembre, con el objetivo de tratar de superar la asistencia de entre 22 mil y 25 mil fanáticos que estuvieron la primera vez.

El sábado jugarían entre sí Aguilas y Tigres y Cangrejeros versus Criollos. Los ganadores disputarían el título el domingo, para garantizar una final cruzada entre boricuas y quisqueyanos que calentaría el ambiente para la Serie del Caribe que se jugará en Culiacán, México, en febrero del 2017.

La idea es buena, aunque faltan muchos detalles por pulir para convertir el evento en algo permanente.

Uno de ellos es la promoción. Los Marlins, las autoridades locales de Miami, la Confederación de Béisbol Profesional del Caribe y las propias Grandes Ligas deben involucrarse de lleno en la publicidad del certamen, para atraer a los fanáticos ávidos de buen béisbol en medio de la temporada muerta de las Mayores.

También deberían insertarse los juegos del primer día dentro del calendario de las ligas domésticas de los equipos involucrados.

El juego entre el Licey y el Cibao debe contar para la tabla de posiciones del torneo dominicano.

Igualmente debería suceder con el encuentro de Caguas y Santurce a los efectos del certamen invernal boricua.

Eso le daría al evento una importancia más allá de las fronteras del Marlins Park de la Pequeña Habana.

Y quién sabe si en un futuro no muy lejano, Miami vuelva a ser sede de la Serie del Caribe.

Es cierto que hubo dos intentos fallidos en 1990 y 1991, cuando el torneo caribeño estaba en estado de coma y necesitaba reoxigenarse a como diera lugar.

En aquellas ediciones, una en el Orange Bowl y la otra en el Bobby Maduro, el público no respondió como esperaban los organizadores.

Pero los tiempos y las circunstancias han cambiado radicalmente y las cosas ahora podrían darse de manera muy distinta.

Entonces, la población ampliamente mayoritaria de Miami era cubana, que no se identificaba con los clubes profesionales de República Dominicana, Puerto Rico, México y Venezuela.

Ahora la composición demográfica del sur de la Florida ha cambiado para convertirse en una ensalada mixta, con gran presencia de fanáticos venezolanos, boricuas, quisqueyanos y hasta mexicanos, además de que el regreso de Cuba a estas lides desde el 2014 aseguraría la presencia de sus seguidores.