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La saga de A-Rod, una semana después

El domingo pasado marcó el inicio de una de las más turbulentas semanas en la historia de los Yankees de Nueva York, cuando se convocó una misteriosa rueda de prensa donde se reveló que los días de Alex Rodríguez con el uniforme rayado estaban contados.

Rodríguez jugaría su último partido con los Yankees el viernes, 12 de agosto, y luego se convertiría en agente libre sin restricciones y aceptaría un puesto de asesor especial del socio mayoritario Hal Steinbrenner como única forma de permanecer involucrado en la organización.

El acuerdo al que Rodríguez llegó con el hijo menor del "Boss" George Steinbrenner fue una ofrenda de paz, pero era más que evidente que con la franquicia estando en un estado de transición, su salida de los Yankees no sería en sus propios términos.

"Por supuesto que creo que todavía puedo jugar al béisbol. Siempre piensas que te queda un hit más y que puedes ayudar a tu equipo a ganar un juego más, seguro que sí. Pero esa no fue la mano que me tocó", sentenció Rodríguez durante la súbita rueda de prensa. "Esa fue la decisión de los Yankees; estoy en paz".

Los cinco días de preludio al juego del viernes procedieron a estar repletos de drama, con el dirigente Joe Girardi llevándose la peor parte al ser el blanco de las críticas por no darle más tiempo de juego a Rodríguez en lo que serían sus últimos cuatro partidos con el equipo.

A-Rod le echó leña al fuego diciendo sentirse "decepcionado" al no ser parte de la alineación titular en los primeros dos partidos en Fenway Park, reiterando que todavía podía contribuir como pelotero y contestando con evasivas sobre si el viernes en realidad sería su último partido en Grandes Ligas.

El bateador designado incluso reveló que le solicitó a Girardi jugar su antigua posición habitual, la tercera base, en su partido de despedida en Yankee Stadium, y que el manager negó su petición.

En ese marco fue que previo al juego contra los Rays de Tampa Bay, la gran mayoría de los expertos pronosticaban que Rodríguez regresaría con el uniforme de algún otro equipo, en particular estando a sólo cuatro cuadrangulares de la mítica cifra de los 700.

La familia de A-Rod, incluido su hermano Joe Rodríguez, se unieron al eco de muchos aficionados, diciéndole a ESPN Digital que confiaban en que el juego del viernes no sería el último capítulo para el controversial toletero de 41 años.

Al abordar a los medios previo a la dramática tormenta eléctrica que literalmente enmarcó su ceremonia de "despedida", el mismo Rodríguez se negó a pronosticar su futuro, dándole pie a la especulación sobre un posible retorno.

"Dije el domingo pasado que mi único horizonte es el viernes, y sigue siendo así", afirmó A-Rod antes de toparse con Chris Archer y los Rays. "Mi enfoque sigue siendo ganar el juego de esta noche. Después de todo esto voy a necesitar una larga siesta y luego veremos qué me depara la vida. Pero en este momento, valoro vestir este uniforme y para mí, vestir el uniforme a rayas de los Yankees es suficiente".

No obstante, después de conectar un doble para su imparable número 3,115 de por vida, de ser vitoreado incesantemente por una multitud de 46,459 aficionados, de jugar tercera base en la novena entrada, agarrar un puñado de tierra para el recuerdo y fundirse en un abrazo con sus hijas en el terreno, por primera vez la saga de A-Rod pareció tener punto final.

"Tengo que decir que va a ser difícil superar eso", dijo Rodríguez al preguntársele si sentía en su corazón que había jugado su último partido. "Es un recuerdo que voy a guardar para siempre".

Y fue así como las palabras de Rodríguez por primera vez tuvieron un tenor muy distinto al que había utilizado toda la semana:

"Fue muy divertido lanzarle la bola a través del diamante a Tex [Mark Teixeira]. Tenemos grandes recuerdos. Es algo que apreciaré por siempre".

"Es el único trabajo que he tenido durante 22 años ... después de todas las cosas por las que he pasado, tener un final como el de esta noche, no sé qué más puedo pedir".

"El béisbol es difícil. Viendo la serie que Gary Sánchez tuvo en Boston, lo miraba y me dije a mí mismo, ya no puedo hacer eso. Y me sentí contento. Estoy en paz".

El epílogo de la turbulenta carrera de Alex Rodríguez aún no está escrito, y aunque los rumores de un intento de regreso con los Marlins de Miami se intensificarán ahora mucho más con la inesperada lesión de Giancarlo Stanton, no cabe duda que si el viernes fue la conclusión, es lo más cerca que jamás estará a un final feliz.