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El 'nuevo' Félix Hernández se siente como 'el viejo'

"Me siento el Félix Hernáandez de antes", exclamó el lanzador venezolano esta semana, al ser entrevistado por ESPN Deportes. Es la frase que miles de aficionados querían escucharle, tras ver al as de los Marineros de Seattle sufrir en una temporada que ha sido atípica para él.

Pero ¿es eso verdad, realmente? ¿Tiene razón el derecho de Flor Amarillo al proclamar su vuelta al trono?

Hernández cree que sí, con buenas razones. En sus últimas dos presentaciones ha llegado al menos al séptimo inning, suma 16 ponches en esos 13.2 actos y sólo ha permitido siete hits y tres carreras, para 1.98 de efectividad.

Ese es un retrato hablado del Rey Félix de siempre, el autor de un juego perfecto, el perenne aspirante al premio Cy Young.

El carabobeño llegó esta semana a 150 victorias en las mayores, una cifra que sólo otro venezolano había conseguido. Pero él lo hizo con dos campañas de antelación respecto a Freddy García, cuyo récord de 156 juegos ganados tiene ya al alcance de la mano.

"Otros 150 más y llegaré a 300, esa es la meta", comentó en Anaheim, minutos después de vencer a los Angelinos de Los Angeles.

Otros 36 monticulistas han llegado a 150 lauros a los 30 años de edad o antes, de acuerdo con Baseball Reference. Pero únicamente dos eran latinos: los inmortales dominicanos Pedro Martínez (152) y Juan Marichal (170).

¿Metido entre récords, repartiendo ponches y aislando unos pocos batazos? Ese es el Félix de antes.

El problema está en lo que muestran otras pistas, señales que parecen demostrar con claridad que este Rey de ahora es otro diferente, por más que acumule dos juegos seguidos de ocho fusilados.

No es necesariamente mejor o peor. Pero sí es diferente.

Ya Hernández se quejaba en 2015 del exceso de bases por bolas. Por primera vez desde 2008, entregó una media de 3,72 pasaportes por cada nueve entradas.

Su velocidad también bajó. Sin que mediaran lesiones, tiró la recta a un promedio de 91,8 millas por hora, según Fangraphs. Nunca antes su bola rápida viajó a esa velocidad.

Ambas tendencias se han mantenido en 2016. Hernández repartió ocho boletos entre sus últimas dos presentaciones y muestra una inédita rata de 4,5 por cada nueve tramos en este campeonato. Además, su recta ha viajado a 90,3 millas por hora.

¿Cuán distintos son esos datos respecto a lo hecho por el diestro antes del torneo pasado?

Hernández promedió 2,30 pasajes gratis entre 2009 y 2014, sus años más brillantes. Sus rectas, que fueron registradas a más de 95 millas por hora al llegar a la MLB, todavía caían sobre el plato a 92,4 millas dos temporadas atrás.

¿Es eso malo? No necesariamente. Posiblemente sea parte de la evolución a la que se enfrenta todo tirador, conforme pasa el tiempo.

Especialmente uno como él, que llegó a 350 juegos, todos como abridor, precisamente en la victoria contra los querubines. Alguien que, además, suma casi 2.400 innings, pese a estar en lo que podría ser la mitad exacta de su trayectoria.

"No he tenido la mejor temporada", admitió Hernández. "Estuve lesionado por dos meses. Pero estoy agarrando mi ritmo otra vez".

Sólo ha recibido 12 hits en los últimos 26.2 pasajes. Esa es una señal clara de dominio, tan irrefutable como lo son el exceso de bases por bolas y la merma de velocidad.

Un analista del diario Seattle Times preguntó la opinión de varios scouts, hace semanas, y obtuvo una respuesta unánime: ya Hernández no tiene la recta para pasar como antes a los contrarios, necesita adaptarse a la nueva realidad; pero sus otros pitcheos siguen siendo excepcionales, y podrá seguir dominando, si cambia su perfil.

Francisco Rodríguez, otro exitoso lanzador venezolano, es la prueba viviente de cómo se puede evolucionar, sin perder el sitial entre los mejores. Con frecuencia relata cómo llega a cada Spring Training con un nuevo plan de vuelo.

El cerrador caraqueño no se acerca a las 95 millas por hora desde hace mucho. Su velocidad se parece más a la de su compatriotas. Pero es el segundo mayor salvador de la Liga Americana hoy, con los Tigres de Detroit.

¿Es ese el camino que se abre delante de Hernández? Parece que sí.

Ya no es el mismo de antes. Pero si asume el reto, tiene otras armas para seguir siendo el Rey.