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Osorio y su amnistía del 'no hay pa' más'

Tras la derrota 7-0 ante Chile en la Copa América, se especuló que Juan Carlos Osorio dejaría el mando del Tri. Getty Images

LOS ÁNGELES -- Partiendo de aquella frase del páramo priista: "Está flaca la caballada", haciendo referencia a la carencia de candidatos presidenciales, así, para su yunta, Juan Carlos Osorio se resigna a convocar bajo la amnistía de: "no hay pa' más".

Y el técnico del Tri cita a los Once del Patíbulo. A la mayoría del colapso del 7-0. Queda fuera, por ejemplo, 'Chicharito' porque el "muñeco" de las adolescentes se fracturó la muñeca. No todos los "muñecos" vienen con certificado de garantía.

Llaman la atención dos jugadores. Uno de ellos es Zaldívar. Lleva dos goles sublimes. Aunque también dos espantajos ridículos solo ante el arquero. No importa. La Ley de Probabilidades desfila de su brazo. Y tiene hechuras de goleador.

Y el otro es Barragán. Víctima de torpezas dirigenciales en el Atlas, que repercuten nocivamente en el equipo, es el hijo predilecto del hospicio rojinegro en este momento. Confianza, oficio, constancia, le darán la mano.

No corren riesgos de malograrse con un bautismo de muerte, como enfrentar, por ejemplo, a Chile. No. Encara a El Salvador, condenado por sus propios dirigentes y a una Honduras que está en transición generosa con Jorge Luis Pinto.

Tanto Zaldívar como Barragán deberán continuar para la Fecha FIFA de octubre. Amistosos en Nashville (Nueva Zelanda) y en Chicago (rival de Oceanía o Concacaf), pueden ampliar el adoctrinamiento apresurado que necesitan.

Recordemos que en Noviembre, el calamitoso Columbus podría ser el destino fúnebre del debut del Tri en el Hexagonal Final de la Concacaf.

Sigue habiendo cuestionamientos. Yasser Corona es todo voluntad. Pero la suma de testosterona, sin talento futbolístico, ni inteligencia competitiva, garantizan un prospecto, pero no garantizan un proyecto.

Y con Yasser enlistemos la candidez de llamar a Cándido Ramírez, mientras que Dueñas sigue siendo un jugador inconsistente.

Inevitablemente revisar a Sepúlveda. Vucetich le ha sacado jugo, pero tras deslumbrar en Morelia, terminó dando tumbos en Neza y Atlante.

Renglón aparte, el 'Gullit' Peña. Cerró el torneo anterior acercándose a su mejor versión, similar a la del mejor León de Matosas. Pero este torneo ha encontrado y hasta parecería que ha elegido, ha decidido, que desde la banca de Chivas vive mejor, que al fin y al cabo, el millón y medio de dólares por año, no se devalúa, como sí se devalúa su estampa competitiva.

Aparentemente en vías de sumarse a la legión de eternas promesas, como el 'Bofo', Marquito, Reyna y demás, el 'Gullit' se ha encariñado más con el cinismo que con la gloria. Prefiere beber el cáliz del licor barato que consume en cualquier tugurio, que el de la trascendencia que le ofrece un equipo como Chivas.

¿Qué motivos tiene Juan Carlos Osorio para insistir en Yasser, Cándido y 'Gullit'? Al final, a excepción del primero, los dos siguientes eligieron, determinaron, se graduaron convencidos en la mediocridad como su filosofía de vida, porque lo de Corona es el Juicio Final del Principio de Peter: "Cada quien asciende hasta su propio nivel de incompetencia".

Aunque en Alemania, Cuba y Rusia, siguen experimentando para hacer injertos celulonucleares para arrimarle a la persona, vía científica, las soluciones a sus carencias, a estos tres ni clonarlos con genes de Miguel Layún o Cuauhtémoc Blanco o Rafa Márquez los haría mejores. Vamos ni habiéndoselo dejado como encargo a Dios para que en un tiempito libre, el Séptimo Día de la Creación, hubiera hecho un milagro.

Pero, insisto, bajo el auspicio o amparo generacional del "no hay pa' más", Osorio entregó su lista a sabiendas de que en los próximos cuatro partidos no debería venir otra hecatombe.

Hay varias tareas inmediatas, Tan importantes las extra cancha, como las tácticas. Porque urge el exorcismo masivo del 7-0.

Lo primero será el acto catártico y de catarsis que debe llevar a cabo al interior del grupo. Es primordial la terapia grupal, colectiva, y también individual, de sanación.

Es decir, que ninguno de los que estuvo presente en el 7-0 ante Chile, deje de sentirse responsable de ello. Que ninguno se sienta expiado ni perdonado. Culposos, todos.

Pero, también, que ninguno de quienes estuvieron presentes en el 7-0 ante Chile siga sintiéndose como una víctima eterna, como una piltrafa moral, por semejante flagelación.

Deben ser esclavos de su conciencia, pero no pueden seguir siendo esclavos de un resultado.