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El Coronel Osorio no tiene quién le escriba

LOS ÁNGELES -- México regresa a su obsesión fascinante por el suicidio. La miseria ajena hace más ricos a los ricos.

En su cíclico tobogán calamitoso, el Tri ha puesto a su técnico Juan Carlos Osorio más al filo de la guillotina que de la continuidad.

La psicóloga especializada en deporte Claudia Rivas coincide con la aseveración de este espacio desde el 7-0: "Osorio está solo". Yo la corrijo con los mismos términos que he usado desde el 8 de junio: Osorio no está solo, está abandonado.

La soledad es un estado natural. El alfa y el omega de la vida es así. Naces solo, mueres solo. Pero el abandono es un acto amoral que, generalmente, lleva un ejercicio descaradamente cínico de traición. La sutileza de Judas.

Osorio no está solo. Está abandonado. Por directivos y, lo más grave, por los jugadores. Seguramente él es responsable de ello, pero seguramente no es el culpable absoluto de ello. La tragedia no es un monólogo.

Parafraseando al paisano de Osorio, el Coronel del Tri no tiene quién le escriba. Y bien podría él expresarse con furia, citando la genial, dramática, lapidaria, descriptiva y última palabra de esa obra de García Márquez, un epílogo cáusticamente escatológico: "Mierda".

Enrique Meza, quien fue exiliado del Tri, porque, como hoy, los supuestos cracks de los que disponía entonces renunciaron a correr, a pelear, a dignificarse y, lo peor, llegaron a traicionar su pasión: dejaron de jugar al futbol con devoción y disfrute.

Y Meza, uno de los técnicos más exitosos de México, salió estercolado del Tri. Hoy subraya, tardíamente, que ya se sabe que el futbolista la rompe y se la rompe con su club, pero al llegar a la selección mexicana se recluye en la mediocridad. Las cortesanas tienen precio.

Tomás Boy, un cruzado que anhela desesperadamente llegar al Tri, coincide con un argumento de este espacio: las figuritas de barro, chapadas de porcelana europea, llevan dos procesos mundialistas dejando a México en estado catatónico. Pero son intocables.

¿Qué es preferible, reportarse con el Tri pero dejando las bolsitas de testosterona en la caja de caudales de sus intereses en Europa? O, al menos, tener el cinismo huidizo de Carlos Vela y Giovani dos Santos de decir "no, gracias, ahorita no" a la selección. Parecería que hay más sinceridad, solidaridad y honestidad, en estos.

Luego aparece Jorge Vergara, asegurando que el Tri estaría mejor con el 'Piojo'. Puede ser. Los peores momentos futbolísticos de Miguel Herrera con la selección son mejores que los de Osorio ante Venezuela, Jamaica, Chile, El Salvador y Honduras.

Pero se olvida Vergara que él postuló, abanderó y defendió a muerte a Sven-Goran Eriksson y al 'Chepo' de la Torre en dos procesos que empinaron al Tri al precipicio. ¿Puede alardear el dueño de Chivas sólo por haber ganado el Clásico al América?

Recordemos que aquellas metidas de pata de Vergara debieron componerlas con bomberazos de Javier Aguirre y el 'Piojo' Herrera, y que al presentar a éste el mismo Vergara tuvo que balbucear: "Me la tengo que tragar toda entera...". Puede, sin duda, volver a hacerlo. La vanidad tiene gula por lo ridículo.

¿Han abandonado los jugadores al Tri? Hagamos un ejercicio rápido de revisión. Saque Usted su termómetro para medir los extremos de falsedad y sinceridad.

Después del 7-0, los jugadores y el cuerpo técnico, claro, juraron y perjuraron que estaban dolidos, heridos, arrepentidos, lastimados, pesarosos, histéricos... y contritos, y que dejarían en la cancha su propio pellejo y su dignidad para lavar semejante afrenta.

Mientras Osorio se refugio en el monasterio de su dolor e indignación y buscó respuestas con Bielsa, Scolari y demás, los jugadores ventilaron el bronceado de su valemadrismo en Instagram.

¿De verdad la actitud de los jugadores ante El Salvador y Honduras estuvo de acuerdo a lo que habían juramentado? Que frágil y miserable es su palabra de honor.

Era evidente que para empezar a levantarse de las ruinas de ese 7-0, debieron aparecer jugadores con testosterona, con pasión, con disciplina, con rabia.

Si estaban tan humillados y vilipendiados por ese marcador ante Chile, había que esperar la metamorfosis de los pusilánimes a auténticos guerreros, genuinos espartanos, aventureros dispuestos a morir por matar, en la cancha, claro.

Rescatemos en ambos encuentros a Héctor Moreno. Agreguemos a Raúl Jiménez en uno y a Ángel Saldívar en el otro partido. ¿Y el resto? Y las capitanías morales de Andrés Guardado y por supuesto de un respetabilísimo Miguel Layún.

Quede claro: a estos apesadumbrados y apenados mártires del 7-0, de jugar ante Chile nuevamente, como lo hicieron ante El Salvador y Honduras, los andinos les repiten la dosis.

Había sostenido en este espacio que Osorio debió atreverse a enfrentar a El Salvador y Honduras, y los dos inmediatos amistosos ante Nueva Zelanda y Panamá, en octubre, con la base de la selección olímpica y escogiendo cuidadosamente a los veteranos.

Seguramente habría sido distinto y seguramente podría ser distinto en esos dos amistosos que vienen.

Los europeos, los que suman dos procesos mundialistas dejando a la selección en estado de coma, parecerían de esos personajes a los que hace referencia Alberto Cortez: "Hablan el lenguaje de los cuervos y no les importa nada, más que su vientre y su sexo...".

Y hoy, expuesto al juicio público, coincido y corrijo con la psicóloga Claudia Rivas: Osorio está solo, pero más que solo, está abandonado, ha sido abandonado...