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Un Yasiel Puig muy diferente llega a Miami

MIAMI - Es como si hubieran quitado uno y puesto otro.

Un Yasiel Puig diferente, más tranquilo, de hablar pausado y unas cuantas libras menos de peso, entró al clubhouse de los visitantes en el Marlins Park, aunque en el fondo conserva el sentido del humor.

"Es que allá en Los Angeles no hay la misma comida que aquí, no se encuentran tan fácil las croquetas, ni nada de eso que me encanta. Pero aquí hasta ahora no he ido a ninguno de esos lugares".

"Aquí estamos de nuevo, esperando cualquier oportunidad, para ayudar al equipo en lo que sea necesario", dijo el pelotero que una vez hizo delirar a la fanaticada en Chávez Ravine y cuyo encanto empezó a diluirse dos años atrás.

Bajado a Triple A, parecía que la gerencia de los Dodgers de Los Angeles había perdido la paciencia con el cubano, quien fue llamado de vuelta en septiembre y al parecer, aprendió con los golpes de la vida la lección.

Desde que regresó, promedia para .444, con dos jonrones y cinco impulsadas en cuatro partidos.

"El secreto está en la disciplina, en el enfoque y en el trabajo. Agradezco mucho lo que hicieron conmigo en Oklahoma (sede del equipo de Triple A), pues me ayudó mucho a mejorar en todos los sentidos", explicó Puig.

"Espero volver a verlos pronto, pero en Grandes Ligas y por mucho tiempo".

Por ahora, el manager Dave Roberts lo está utilizando sólo frente a lanzadores zurdos, mientras que contra derechos alinea con Josh Reddick.

Pero resulta que Reddick, cuya adquisición de los Atléticos de Oakland fue uno de los factores por los que Puig fue enviado a las Menores, no ha podido adaptarse a las exigencias de la Liga Nacional.

En 99 turnos, el jardinero que pasó sus primeros años entre Boston y Oakland, en la Liga Americana, promedia apenas para .212, con solo tres carreras remolcadas.

Será la realidad sobre el terreno la que dicte el tiempo de juego de cada cual, pero Puig dice no estar apurado por recuperar la titularidad que una vez tuvo sin espacio para dudas.