Cuando el abridor de los Cachorros de Chicago Kyle Hendricks suba al montículo este lunes en la noche en San Luis, lo hará con la mejor efectividad en MLB con 2.07. Como le gusta decir al manager Joe Maddon, eso es algo muy bueno. Pero solo cuando se comienza a excavar debajo de esa gran cifra es que se conoce el alcance de la gran temporada que está teniendo Hendricks.
El liderato de Hendricks en efectividad sobre el que anda segundo en esta lista, Noah Syndergaard (2.48) es ahora de .406. Esa es la brecha más grande entre el primer y el segundo lugar en MLB desde la brecha de .469 entre Jake Peavy y Brandon Webb en 2007. Y la misma se sigue ampliando: Desde inicios de julio, Hendricks tiene efectividad de 1.22, que es .9 carreras mejor que cualquier otro lanzador en el béisbol. Max Scherzer de Washington se encuentra en un distante segundo puesto con 2.12.
Debemos reconocer que si el as de los Dodgers Clayton Kershaw no se hubiese lastimado, no estaríamos hablando de la brecha en efectividad de Hendricks. Kershaw tiene efectividad de 1.89, pero ciertamente no va a calificar para el cetro de efectividad.
Poniendo esto a un lado, si Hendricks retiene su ventaja en efectividad, al final de la temporada la brecha sería la 30ª brecha más amplia en 146 años de campeones de efectividad en MLB. Durante los 60 años que se han entregado premios Cy Young, eso lo ubicaría en el puesto 13. De cualquier modo, esta es una actuación que se da una vez cada cinco años.
Desafortunadamente, tener una gran ventaja en efectividad no garantiza un trofeo Cy Young. De los 12 candidatos al Cy Young que han ganado el título de efectividad por un margen mayor que el que tiene actualmente Hendricks, ocho han ganado el premio:
Bob Gibson, 1968
Ron Guidry, 1978
Greg Maddux, 1994 y 1995
Pedro Martínez, 1999 y 2000
Randy Johnson, 2001
Jake Peavy, 2007
Y cuatro no lo hicieron:
Whitey Ford, 1958
Hoyt Wilhelm, 1959
Kevin Brown, 1996
Roger Clemens, 2005
¿CÓMO LO HA HECHO?
Hendricks está en medio de una gran corrida por el Cy Young a pesar de su muy discutida ausencia de pitcheo de poder. La velocidad promedio de su recta (87.9 MPH) lo ubica en el puesto 78 entre 82 lanzadores calificados, y dos de esos que están detrás de él son nudillistas.
Pero no es justo decir que la recta de Hendricks no es efectiva. Su OPS de .735 permitido ante rectas lo ubica en el puesto 22 en el béisbol y es 65 puntos mejor que el promedio de las Grandes Ligas. La mayor razón para esto es el movimiento: la extensión del rompimiento promedio de las rectas de Hendricks (6.3 pulgadas) lo ubica quinto entre los lanzadores calificados. Segundo, tiene comando: Hendricks coloca su recta en la mitad inferior de la zona de strike en cerca del 13 por ciento más que el promedio de la liga.
Hendricks tiene en realidad una velocidad máxima de alrededor de 91 a 92 MPH, pero ha aprendido que el movimiento y la localización son más importantes para él que la velocidad. Durante sus charlas luego de los partidos con la prensa, una de sus primeras auto críticas de cualquier salida fue sobre el comando de su recta, y nunca salió a relucir la palabra "repertorio". De hecho, en raras ocasiones Hendricks ha sobrelanzado su recta en esta temporada. Pero en la pasada temporada baja, tuvo un OPS permitido de .935 con pitcheos de 90 MPH o más. Hizo 111 de tales lanzamientos. En esta temporada, solo ha lanzado 34.
Así que mientras Hendricks tiene una recta "lenta", el pitcheo es realmente efectivo. Y cualquier fijación con ese pitcheo ignora el hecho de que lo más importante sobre la recta de Hendricks es que prepara su cambio, que se ha convertido en una de las mejores armas de cualquier lanzador en los alrededores. Solo otros tres lanzadores han tirado más cambios que Hendricks. Y su éxito con ese pitcheo ha tenido como resultado una soberbia tasa de ponches (29.1 por ciento) y un OPS permitido de .338 que lo ubica en el puesto 14 entre 203 lanzadores que han tirado al menos 100 cambios.
¿PUEDE SEGUIR HACIÉNDOLO?
Lo que realmente queremos saber sobre la corrida de Hendricks es cuán probable es que la pueda mantener. El asunto de la sustentabilidad no solo es crucial para lo que podamos esperar de su posible actuación en la postemporada, sino también sobre su candidatura al Cy Young. En este último frente, uno tiene que pensar que más sustentable es su actuación, debido a que es resultado de las cosas que están bajo su control, y menos sujetas a variaciones. En teoría, eso impulsa la posibilidad de que Hendricks cargue con el premio, porque sus números no pueden ser descartados tan rápidamente como algo producto de la suerte o de buena defensa.
Aunque Hendricks no tiene el material para ser un lanzador de poder, la efectividad de sus pitcheos ha resultado en unas estadísticas periféricas comunes y corrientes. Su tasa de ponches está un pelo por debajo del promedio de Grandes Ligas. Su tasa de boletos es mejor que eso, pero nada cercana a la de Kershaw. Su tasa de jonrones es mejor que el promedio pero no por mucho. Y aunque es más un lanzador de rodados que de elevados, en total, sus tipos de pelotas en juego son bastante balanceados. No hay nada aquí que grite que se acerca una regression a la media, ya sea en buen sentido o en el malo.
Eso nos trae a lo que bien podría ser usado como la métrica clave para el éxito de Hendricks. Esta estadística se llama "well-hit average (promedio de pelotas bien bateadas, o WHA, por sus siglas en inglés)", una métrica en la base de datos de ESPN compilada por Inside Edge. Mide cada pelota bateada y puesta en juego de acuerdo a lo bien que se bateó, y esa información es agregada tanto para bateadores como para lanzadores. Entre los serpentineros calificados, Hendricks lidera las mayores en WHA con .096.
He aquí lo que queremos saber: ¿A qué grado es sostenible el éxito en el WHA? Es una buena estadística, pero si no es algo que se sostiene de temporada a temporada, es meramente descriptiva.
Para probarla, le echamos una mirada a todos los periodos de dos años (desde 2009) en los que el mismo lanzador trabajó un mínimo de 100 entradas en ambas temporadas, y terminamos con 694 posibilidades. Entonces, medimos la correlación de año a año en cuatro áreas: ponches por cada nueve entradas, boletos por cada nueve entradas, jonrones permitidos por cada nueve entradas y promedio de pelotas bien bateadas. La correlación perfecta es 1.00, y mientras más uno se acerca a ese número, más fuerte la correlación de año a año, o la sustentabilidad, de la métrica. La gráfica a mano derecha nos nuestra como se ubican nuestras categorías.
¡Buenas noticias! (Buenas si están a favor de Hendricks.) A pesar de lo esotérico que suena, el promedio de pelotas bien bateadas es una métrica que parece tener un alto nivel de correlación de año a año. En esta muestra, no es tan fuerte en los ponches, pero sí es un poco más sostenible que la tasa de boletos y mucho más que los cuadrangulares. Esto sugiere, de forma fuerte, que la métrica clave que explica el éxito de Kyle Hendricks es sostenible, producto de sus esfuerzos y no la suerte, y otras fuerzas invisibles.
Por supuesto, aquí no hay nada garantizado, y especialmente en la postemporada, donde el azar muchas veces triunfa sobre todo. Pero si quieren atacar a Hendricks señalando su elevada efectividad, buena suerte. El chico es de verdad. En pocas palabras, el hombre es duro de batear.