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Opinión Faitelson: Inexplicable

No encuentro la forma de explicar, no de justificar, lo que le sucedió o mejor dicho lo que le volvió a suceder a Cruz Azul el sábado pasado. Los "por qués" y lo "quién sabe" se apoderan del pensamiento y análisis de un club que siempre termina condicionado y sentenciado por sus propios miedos. Me declaró incompetente para deducir el exámen post-mortem de este equipo que viste de azul...

LOS ANGELES, CA.- Setenta y dos horas después me declaro incompetente para decir a ciencia cierta qué fue lo que le sucedió a Cruz Azul.

La única pregunta que se me ocurre ahora es si fue más una gran virtud del América, una muestra del espíritu inquebrantable de su camiseta o fue otra vez Cruz Azul. ¿Fue otra vez Cruz Azul y sus miedos, sus caídas estrepitosas, su comportamiento bipolar, su "enfermedad" de los últimos 20 años? ¿Qué fue lo que paso?

No lo sé. En apariencia, la llegada de Tomás Boy, su fuerza, su coraje y su personalidad ayudarían a darle a este club lo que le ha faltado en los últimos tiempos. Me acuerdo bien que dentro de mis reflexiones sobre aquella final de mayo del 2013 siempre estaba un pensamiento que decía completamente convencido: "Con Tomás Boy en la banca de Cruz Azul, el América no le quita el campeonato". Billy Álvarez decidió darle al "pueblo azul" lo que en apariencia exigía y necesitaba. Y ahí están, otra vez, los resultados, los mismos resultados de siempre.

Las redes sociales y algunos expertos siguen hablando de un tema "mental", que finalmente pudo haber marcado la diferencia en la cancha y en la historia del juego del sábado. Y sí, démosle esa misma justificación, pero no dejemos de asombrarnos cómo un grupo de futbolistas profesionales son capaces de caerse de tal forma, de dejar de correr, de pelear y de hacerlo con la propiedad técnica que habían mostrado en los primeros minutos del partido. Explicar lo inexplicable.

Lo increíble es que mientras se iba "tejiendo" la historia futbolística del sábado la mayor parte de quienes veíamos el juego ya conocíamos el desenlace del mismo. Se percibía en el ambiente que Cruz Azul iba a entregar el partido y que el América estaba listo para la hazaña.

Tampoco voy a entrar en la vorágine de que hay "una maldición" sobre Cruz Azul. Creo y respeto todo, pero creo más en el esfuerzo, en el valor y en la concentración del ser humano. Cruz Azul no está "maldito", como aseguran algunos. Más bien, habrá que decirlo, como seguramente lo dijeron millones y millones en el anochecer del sábado: "Maldito, maldito Cruz Azul".

@Faitelson_ESPN