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Fidel Kuri, polizonte VIP solapado por Liga MX

LOS ÁNGELES -- Con aliento que reflejaba que había tomado una sobredosis de medicina homeopática, de esos chochitos sumergidos en alcohol, Fidel Kuri salta como protagonista perverso nuevamente.

Suspendido de cualquier actividad oficial ligada al futbol y despreciado hasta por sus propios correligionarios partidistas, el dueño del Veracruz se infiltró de nuevo en las zonas restringidas de un estadio de futbol. Ocurrió en el Cuauhtémoc de Puebla. Polizonte VIP.

Intruso, toda vez que estaba violando una sentencia de la FMF, Kuri Grajales armó de nuevo un espectáculo de intimidación, acoso y amenazas sobre un reportero. Claro, lo rodeaban sus guaruras.

Lo asegura Alberto Cortez en su poema El Vino: "Porque entre el matón y el cobarde sólo media la resaca".

Incluso le dijo que lo esperaba en Veracruz. Hasta el momento, bajo el gobierno de Javier Duarte, compadre de Kuri, han sido asesinados a 19 periodistas por denuncias hechas públicas contra el ejecutivo estatal.

Incluso, Duarte amañó con una trampa legal, hace apenas unas semanas, un fallo contra Kuri Grajales, que inicialmente había favorecido a un grupo de extrabajadores por despido injustificado.

¿Invitar a ese reportero a Veracruz, en ese feudo sangriento para el periodismo, implicaba algo más que el reto formal al comunicador? Eso sólo lo sabe el propietario del Veracruz, un hombre de sólidas convicciones políticas, tanto que ha brincado de curules priistas a panistas y viceversa. Polizonte de sufragios.

Kuri ya fue protagonista de una agresión alevosa contra Edgardo Codesal. A su juicio, entre los vapores alcoholizados, seguramente por una dosis necesaria de remedios homeopáticos, lo confrontó a traición, con los agravantes de premeditación, alevosía y ventaja.

El problema de su reincidencia no es sólo el acopio de posibles trastornos que puedan posesionarse de su mente, sino que además, Kuri ha recibido la bendición del gremio futbolístico, más allá de que la Comisión Disciplinaria ha prometido repasar este hecho reciente ocurrido el martes al término del juego en el que Puebla venció al Veracruz.

1. COBARDÍA COMPARTIDA...

Cuando fue agredido en el Estadio Luis Pirata Fuente, Edgardo Codesal debió proceder penalmente contra Fidel Kuri, con las pruebas de video que lo habrían respaldado plenamente.

Pero Codesal no se atrevió. O mejor dicho, Decio de María le prohibió que llevara su indignación a un juzgado. La víctima rindió homenaje al victimario.

El resultado de este solapamiento de Decio, con la sumisión de Codesal, le dejó en claro a Kuri que gozaba de impunidad y de inmunidad. Truhán VIP, por investidura de la FMF.

2. ABANDONO ABSOLUTO...

Con un Código de Ética que nadie respeta y acaso sólo se usa para castigar levemente a los débiles, el futbol mexicano no se atrevió a proceder contra un quiste evidente en un balompié.

Claro, cómo se rebelarían las otras 17 células cancerosas contra un nuevo vecino de su bochornosa comunidad perniciosa. Todos para uno y uno para todos.

Y claro, la Comisión de Arbitraje, por supuesto, ni siquiera levantó la vista en esa procesión perenne de esclavitud en le que vegeta ante los caprichos de los jerarcas del futbol.

3. LOS 17 CÓMPLICES...

¿Qué hacía Fidel Kuri Grajales en las entrañas del Estadio Cuauhtémoc? ¿Quién le permitió ingresar al estadio con privilegios? y ¿qué directivo del Puebla solapó y prohijó que el dueño de los Tiburones se metiera con sus rémoras, de cinturas abultadas y fajadas al cinto?

Tan culpable es Kuri como quien dio la venia, esa complicidad silenciosa y cobarde para permitir que llegara hasta donde llegó. Por lo tanto, el Puebla también es culpable, porque se pone quisquilloso con reporteros, pero no con usurpadores.

¿Y en cuántos estadios del futbol mexicano ha sido visto Fidel Kuri? El que se le permita entrar a los palcos de los visitantes o al palco de honor de cada escenario es un acto de desacato contra la propia FMF.

Y, por supuesto, del palco al vestidor siempre ha tenido acceso libre, no sólo en otros estadios, sino, obviamente, también en el suyo, en el que supuestamente, también debe ejercerse ese castigo.

Queda claro que así se opera en el futbol mexicano: la Justicia es ciega, pero la injusticia es de los ciegos, en este caso, de los otros 17 ciegos y su respectivo tuerto, Decio de María.

¿Cuál debe ser la resolución de la Comisión Disciplinaria? Muy simple: más allá de vetar de por vida a Kuri Grajales, advertir que al presidente de cualquier equipo que permita el acceso a su estadio con condiciones de privilegio se le debe suspender por un año.

Eso sería lo ideal, pero en un futbol como el mexicano donde aún busco un propietario de equipo que arroje la primera piedra, porque esté limpio de culpa, es prácticamente imposible que se atrevan a tanto. Porque el que entre lobos anda, a aullar se enseña.