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Se debe crear un premio para honrar la pasión de José Fernández por el béisbol

En sus cuatro años en la liga, José Fernández causó un gran impacto en sus compañeros, rivales y fanáticos por igual. AP Photo/Wilfredo Lee, File

Las historias sobre José Fernández seguirán saliendo, sobre su personalidad y su pasión y su presencia, y uno casi tiene que recordarse a uno mismo que solo tenía 24 años porque de alguna forma él se las arregló para tocar muchas vidas en corto tiempo. Pareció que compartió tiempo con casi todo el mundo en el deporte, momentos que se han convertido en memorias - realmente en recuerdos.

Brayan Peña nos dice cómo Fernández declaró que un día, Peña sería presidente de Cuba. La contestación de Peña: La única manera que eso podría ocurrir era si José era su compañero de papeleta. El manager de los Cachorros Joe Maddon habló sobre el primer lanzamiento que le vio hacer a Fernández en un partido, la convicción y la forma de lanzar tan única que él fue donde un coach y le comentó sobre lo especial que le parecía Fernández, luego de esa pequeña muestra de un solo pitcheo. Mike Matheny, manager de los Cardenales, habló sobre cuando veía a Fernández y reconocía lo bien que integraba las emociones positivas a todo lo que hacía en el terreno.

Nick Markakis siempre podrá decirle a sus hijos y nietos cómo, en los días finales de su vida, Fernández - quien parecía divertirse más que cualquier otro jugando el deporte que amaba - convirtió un momento de violencia en el terreno en un esfuerzo de entendimiento. El 14 de septiembre, Fernández lanzaba ante los Bravos, y luego que golpeara a Markakis con un pitcheo, José Ramírez lanzó una pelota cerca de la cabeza de Fernández, en aparente represalia. Lo que ocurrió después - lo pueden ver aquí - sobresale como una ventana a la personalidad de Fernández.

Fernandez se agachó debajo de la recta de Ramírez y salió del terreno furioso por el lanzamiento, por el que Ramírez fue expulsado, y las bancas se vaciaron. Pero a medida que los jugadores se empujaban unos a los otros, Markakis caminaba en círculos alrededor de Fernández, quien no estaba en búsqueda de pelea; él intentaba razonar con los Bravos. Dee Gordon se paró frente a Fernández, dispuesto a aguantarlo, pero en la grabación, se puede ver a Fernández decirle a Gordon que tenía sus emociones bajo control.

"Ven aquí", le dijo a Markakis, y ambos se juntaron, solo para hablar.

Luego de 70 segundos en la grabación, lo pueden escuchar por los micrófonos del terreno gritarle a los jugadores de los Bravos que él entendía la razón por la que Ramírez había intentado golpearle -- "¡No me importa!", decía repetidamente - pero añadía: "No lancen a la cabeza".

A medida que se restablecía la calma y Fernández se preparaba para seguir su turno al bate, él hablaba con el receptor de los Bravos Tyler Flowers (cerca de los 2:25 en el video), explicando su punto de vista. Los intercambios eran algo que casi nunca se ve en incidentes como estos donde se vacían las bancas, viendo al objetivo de un posible pelotazo tratando de explicarse a sí mismo y sirviendo como pacificador en vez de comenzar una pelea.

Así era José Fernández, un joven cuya felicidad en lo que hacía era tan aparente que era tangible, afectando a aquellos que le rodeaban: compañeros, rivales, fanáticos, reporteros, a todos.

Por eso es que la Asociación de Escritores de Béisbol de EEUU - los dueños de los premios de Jugador Más Valioso, Cy Young y los Novatos del Año y Manager del Año - haría un gran servicio creando un premio para honrar a Fernández y que proporcione una memoria anual.

El Premio José Fernández podría entregarse al jugador joven que, en sus primeros años en las Grandes Ligas, ejemplifique mejor el espíritu de alegría y pasión que tenía Fernández, en la forma en que juegue y trate a sus compañeros y fanáticos. Serían elegibles los jugadores en los primeros tres años en las Grandes Ligas. José Altuve habría sido un gran candidato para ese tipo de premio en sus primeros años en las Grandes Ligas, o Mookie Betts, o Francisco Lindor, el tipo de persona que son líderes jóvenes, en la forma que lo fue Fernández.

El impacto de Fernández en sus pares se reflejó en todo lo que ocurrió en Miami el lunes, desde la ceremonia pre juego hasta el cuadrangular de Dee Gordon; Gordon pareció honrar a Fernández de la misma forma que Bobby Murcer honró alguna vez a Thurman Munson.