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Arbitraje, el Kuri-oso infortunio del Veracruz

LOS ÁNGELES -- Los árbitros se lavan las manos. Los dirigentes les secan las manos. Los ex árbitros meten por ellos las manos al fuego.

Pero, los hechos, las sospechas, los horrores, les percuden y ensangrientan las delicadas garras semana a semana.

Insisto: en el futbol mexicano es evidente que hay malos árbitros que hacen mal las cosas, pero también hay árbitros malos que hacen cosas malas. Asesinos, competitivamente, a sueldo.

Y mientras jueces, ex jueces y dirigentes de ellos, exoneran a estos querubines, a estos virginales e inocentes y castos carniceros, las víctimas, sus víctimas, proliferan en el martirio del descenso...

Recuento. A Querétaro lo descendieron los horrores arbitrales. A Leones Negros lo descendieron horrores arbitrales. Aunque, a Dorados, por ejemplo, lo descendieron los horrores de sus dirigentes y los errores de los silbantes.

¿Hoy a Veracruz lo descenderán los horrores arbitrales? Morelia, Puebla, Chivas y Cruz Azul en la Liga, y América en la Copa, tienen un registro patibulario: penaltis no marcados; jugadas en fuera de lugar; goles manchados con faltas previas, y expulsados, con repercusiones inmediatas en el castigo obligado.

Ahora se agrega acoso arbitral, según lo afirma el expulsado Gabriel Peñalba, tras el 5-3 ante Cruz Azul, denunciando actos de provocación del silbante César Ramos Palazuelos.

Dentro de esos cuatro partidos de Liga, de arbitrajes sospechosos, de torpeza o de dolo, se han escurrido 12 puntos en manos ajenas. Y si el Veracruz aún vive, es porque futbolísticamente el Morelia no se decide. Aunque, claro, queda aún el Clausura 2017 por delante.

Ciertamente, estos Tiburones tienen un estigma: Fidel Kuri, quien jura y perjura que ya no es su dueño, aunque firme, comparezca, decida, pague, irrumpa, amenace y fanfarronee como el dueño.

Ya El Pomelo Marini fue despedido, del que sería su segundo equipo empinándolo al descenso, si termina ahí Veracruz, como ya lo hizo con Atlante. Juan Antonio Luna llega a labores de rescate futbolístico, deportivo, moral y anímico.

Pero, revolotea, morbosa e inevitablemente, la estampa de Kuri. Un personaje que ha hecho de la violencia, física y verbal, su mejor forma de dialogar con la gente de futbol, o La Famiglia, como le llama Decio de María.

Tras embestir a Edgardo Codesal a jalones, empujones, manotazos y hasta un jalón de cabellos, Kuri sentó las bases de su autoritarismo: la furia y el atropello. Nada nuevo en su proceder, y en un estado donde se permite aterir y aterrar con base en el abuso de autoridad.

¿Hay órdenes específicas por descender a Veracruz? Ciertamente, si desciende, nadie va a extrañar a Kuri. Por el contrario, sería una brisa de tranquilidad para los directivos mexicanos.

¿Cabe este método de hacer justicia? A nadie debe extrañarle en México. ¿Por qué fue descendido alguna vez Querétaro? ¿O por qué ocurrió la desaparición de Colibríes? ¿O quiénes administraban a Leones Negros en su primer descenso?

¿Incomodará a alguien que se le haga justicia a Codesal, cabeza absoluta de la Comisión de Arbitraje, a través de sus propios árbitros, es decir, achichincles?

Seguramente más que ver con beneplácito el acto vindicativo, los dueños de equipos se solazan con lo que sería la expulsión del que no es pato (dueño), aunque parezca, grazne, camine y ponga huevos como los patos... o las patas (dueños).

A final de cuentas, de consumarse, de perpetrarse el descenso de Veracruz por la casualidad, por los errores inocentes de estos castos y pudibundos árbitros, sería una forma de proceder y de hacerse justicia muy de los maleantes mexicanos: felonía se mata con otra felonía.

Cierto, sin embargo, que los jugadores, o muchos de ellos en el Veracruz, los menos culpables, terminan siendo las víctimas más dramáticas de esta confabulación, de existir como tal, para resarcir de los arañazos y de los zangoloteos capilares que Kuri perpetró contra Codesal.